Fuchingo en calle de Florencia


Fuchingo en calle de Florencia

En la variante canaria de mi madre y sus amigotas, un fuchingo es uno de esos coches sin carnet, esas especie de motocicletas con un chasis como si fueran la versión infantil de un coche de verdad. En Florencia, en pleno centro de la ciudad me crucé con uno de esos vehículos y me llamó un montón la atención por su diseño. Tiene dos puertas, una a cada lado pero una sola plaza, aunque detrás del conductor hay una pequeña zona de carga en la que se puede poner alguien en postura fetal o llevar un cadáver si quieres deshacerte del mismo. El cacharrillo este amarillo tiene tres ruedas, con dos delante y una detrás que imagino es la del motor. No tiene puerta trasera con lo que la carga se entra y saca por la puerta principal. Lo mejor de este coche sin carnet es que parece sacado directamente del universo de los Minions y me hubiese gustado ver al colega en carretera a todo trapo rozando los cuarenta kilómetros por hora, con sus gafas de sol chulescas y demás. El vehículo estaba junto a un restaurante cuyo nombre se puede ver en la puerta y supongo que lo usan para pedidos a domicilio y quizás hasta sea el coche de empresa de alguno de los que trabajan allí. Por detrás del coche y sin poderse ver en la foto había una china en una mesa que se pidió un café y aprovechó para echarse allí una siesta de esas de un par de horas. Los camareros la despertaban y la animaban para que se fuera pa’l coño pero como que se la sudaba, ella estaba allí tan a gustito, aunque uno de ellos se aburrió y le dio unos buenos meneos a la silla de la chama hasta que ella optó por irse.

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