Al hilo de lo que comentaba ayer en Y si eres un idiota bueno y qué, ese clásico instantáneo del marrullerismo corporativo, esta mañana a las siete de la mañana tenía la clásica reunión inútil en la que hay un gringo para el que son las once de la noche, varios en Holanda en esa hora tempranera y un par de inútiles en el país de los amarillos que están en su tarde. La reunión es una pérdida total de tiempo y está relacionada con nuestro problema y la falta de solución así que esta mañana, pese a estar en la oficina porque a mi no me gana nadie a profesional y llego a esa hora, aunque puedo entrar entre las siete y las nueve y media, prefiero tener tardes largas y para mis asuntos impropios y aunque ya estaba en la oficina, opté por ningunear la reunión y dedicarme a trabajar, que básicamente fue enviar un ultimátum a todos los gerentes informándoles que tenían cuatro horas a contar exactamente desde el momento en el que había enviado el correo para que me mandaran algo que les pedí hace mes y medio y cuya fecha límite de entrega era ayer (y había programado la solicitud con dos recordatorios previos por si alguno es despistado) y comunicándoles que aquellos que no lo hicieran, verían como sus nombres eran señalados cuando presentara la información a los directores comerciales y les explicara que algunos gerentes no parecen interesados en su trabajo. Mi mensaje lo acompañé de una cita de ese gran genio que fue y es y será el Jedi Master Yoda y que decía:
Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
E igual que se puede ver en la frase, lo puse en un tamaño de letra dantesco por si alguno es cegato, miope o tontolculo. Solo necesitaron dos horas para enviarme todo lo que me faltaba y más y además con la felicitación de mi jefe por la eficiencia y educación y civismo con el que manejé esta pequeña crisis. Sobre las nueve y media llegaba a la oficina una chama que también participa de la reunión de las siete de la mañana pero lo hace desde su casa porque obviamente, no es muy profesional. Venía cantando el Oé oé oé como si hubiéramos ganado un mundial de fútbol. Me abraza según entra y me dice: Lo degradaron, lo botaron, lo largaron … oé oé oé.
Cuando se calma, me explica que el joputa deleznable amarillo que está detrás de todos los problemas y que el viernes de la semana pasada había caldeado tanto el ambiente anunció durante la reunión que con efecto hiper-mega-inmediato, lo han cambiado a otro puesto relacionado con la región de Asia y el Pacífico y deja la de Europa, Oriente Medio, África, Rusia y América. Parece que las pruebas que pasé y que documentaban que llevábamos meses sin una solución porque a algunos no les salía de los mondongos y que yo había repetido en varias ocasiones cuál era el caminito a seguir, pues esas pruebas llegaron al país de los amarillos, hubo gritos, hubo mucho despecho, quizás hubo hasta algún bolero cantado con lágrimas de cocodrilo en los ojos y han optado por degradarlo y cambiarlo a un puesto más inofensivo por su indecente, inapropiado y poco profesional desarrollo de sus tareas. O sea, en palabras de hijo de verdulera, que le han dado por culo pero que bien dado y como en el país de los amarillos no pueden reconocer que la han cagado porque son seres superiores, pues lo esconden y ponen a otro, que debe estar temblando ya que con esta sencilla jugada en la que ni siquiera he participado directamente, dado que me he limitado a compartir información con mi superior, me he convertido en el primer ser humano conocido que en menos de veinticuatro horas elimina a un amarillo de la organización. La noticia corrió a la velocidad de la luz más blanca del universo por toda la oficina, saltó al Reino desUnido, saltó a Rusia, a Oriente Medio y hasta América y no han parado de lloverme las felicitaciones por ese hito histórico. Los amarillos de mi oficina se santiguan cuando me ven y procuran esconderse y que no haya contacto directo de ojo a ojo porque aún están tratando de asimilar lo que ha pasado y los efectos que puede tener también en sus carreras, ya que ellos son cómplices del otro y hoy han estado trabajando como esclavos para arreglar el desaguisado que provocaron ellos mismos y el inepto de su colega que andaba sentado al otro lado del mundo. Mi vicepresidente se pasó por mi puesto durante la mañana también para felicitarme y trincar parte del mérito, ya que él fue quien hizo de mensajero y para recordar al resto de la gente en la planta que aquí estamos para trabajar como un equipo y que si alguno desconoce el concepto, que procure estudiárselo porque el día que les llegue el juicio, será el Final, sin prórroga, sin voto de confianza y sin perdón. En el lado negativo de la balanza, que lo jodido del equilibrio es la mierda esa de ley que a toda acción le pone una reacción tenemos que el nuevo, el que lo sustituye, prácticamente no habla inglés o al menos no habla un inglés que podamos entender. Ya puede currárselo y ser muy profesional o este no va a superar la cuesta de enero. Por la tarde me dediqué a convencer a la basca para hacer una colecta y comprarle un cuchillo precioso y mandárselo al degradado deseándole todo lo peor, siempre, que no vale la pena ser rencoroso con los que ya has pisoteado y nosotros los cristianos siempre tenemos que dar ejemplo.
3 respuestas a “Hazlo o no lo hagas”
¿Y no temes que cualquier dia te pongan una bomba en la bicicleta? 🙂
A otro, como en las pelis, se la pondrían en los bajos del coche, claro…
Salud
Por no ponerle, no le pongo ni candado cuando está en el aparcamiento de la empresa y todo el mundo sabe cuál es la mía porque no le gana nadie a cutre. Se quedará ahí debajo desde el viernes hasta el 2 de enero sin candado.
Pensarán que quieres librarte de la chatarra y no tragan… 🙂
Salud