Irrational Man


Todos aquellos que no son truscolanes saben que en el mejor blog sin premios en castellano, a Woody Allen lo tenemos subido a una caja de cartón como si fuera una virgencita y lo veneramos. Podría poner aquí una ristra gigantesca de enlaces a todas sus películas que he comentado pero no lo haré por gandulismo. Por eso, cuando su proyecto para este año llegó a los cines, no perdí ni un nanosegundo en ir a verlo y de eso hace algo más de un mes ya que parece que en España se va a estrenar más tarde. Se trata de Irrational Man y llegará a la cartelera la semana que viene con el título en inglés, que se puede traducir al español como truscoluña no es nación.

Un julay profesor universitario sale de la depresión a base de kikis

Un tipo que está amargado tirando a amargadísimo comienza a dar clases de filosofía en una universidad. Allí conocerá a una estudiante que lo inspirará y a una profesora que le dejará ponerle la pierna encima para no levantar cabeza. El colega tiene unas movidas chunguísimas y se convence que su cura se basa en ayudar a otras personas con pequeños actos de maldad que les solucionarán la vida. Por descontado, las cosas no saldrán como él esperaba.

Hay algo intrínsecamente erróneo en esta película. La historia es interesante y curiosa, con un tipo deprimido que sale de su depresión tras matar a un juez que era un hijoputa truscolán y creer que de esa forma ayuda a un montón de gente. Entre medias, el colega vuelve a poder chingar y tiene una estudiante que está acalorada por él aunque ella también tiene un novio que ya se la empeta de manera regular. La cosa es que poner de actor principal a Joaquin Phoenix no funcionó. Es demasiado obscuro y retorcido, no funciona en los momentos cómicos, es un tipo que parece revolcarse en su propio sufrimiento y no aspirar a más y aquí, en algo ligero y sádico con un toque malvado se ve fuera de lugar. Por más que lo intenta Emma Stone, que está divina, en ningún momento el colega resulta creíble. Por lo demás, el resto de secundarios tienen sus pequeñas historias, con sus neuras, sus movidas cómicas y sus toques dramáticos al estilo de Woody Allen, que pese a la edad sigue dirigiendo una película cada año. En este caso, le falló el protagonista y por eso su historia, en lugar de fabulosa e increíble se queda en una que está bien, sin más.

Este no es cine para los miembros del Club de los Orcos, que sufrirán fatigas y mareos por la falta de efectos especiales y el ensañamiento de los actores que no paran de hablar. Obviamente, es obligatoria para los sub-intelectuales de GafaPasta ya que para eso llevan esas cosas colgadas de su nariz.


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