Durante dos décadas, el mundo engordó y engordó la leyenda de una simple película y la convirtió en una religión. Por eso, cuando se hizo la Segunda Trilogía que en realidad sucedía temporalmente antes de la Sagrada Primera Trilogía, estaba clarísimo que las elecciones de actores y actrices no importaban y que fueran quienes fuesen, los fans saltarían como chacales sobre ellos. El que más recibió en esta bacanal de odio fue Hayden Christensen
, ya que sobre su espalda recayó el dar sentido al futuro. Personalmente disfruté mucho con su actuación y aún hoy en día me sigue pareciendo un actor interesante a seguir, aunque me temo que la maldición de las galaxias lo anulará como sucedió con algunos de los protagonistas de la saga más antigua. Su nueva película es Jumper y con ella vuelve al mundillo de la Ciencia Ficción.
A un julay se le desatan las mormonas
La idea es muy sencilla. Un chavalote descubre que puede saltar en el espacio e ir a un sitio sólo con ver una foto y pensar en él. Tras este momento de iluminación casual, hará de esta característica su modo de vida y se la pasará yendo por todo el mundo y disfrutando como un lolailo mientras un malo malísimo que pertenece a una organización de esas como las sectas de terroristas musulmanes de mierda trata de hacerle pupita y borrarlo de nuestro hermoso planeta. Lo veremos descubrir el amor, o más bien re-descubrirlo y enfrentarse a esta gentuza para poder seguir viviendo. Lo de saltar en el espacio es una chulada del copón. El problema es que no hay más y tras un rato te aburres porque es más de lo mismo y un poco más y algo más y seguimos con ello y no se cansan de ponerlos a saltar una y otra vez y los malos a descubrirlos y los chavales inocentes y puros que solo quieren vivir, robar y pasarlo bien tendrán que combatir por su derecho a la vida. Pese a que no llega a los noventa minutos se hace larguísima y se convierte en una especie de documental sobre maravillas del mundo, con actores que caminan por ellas diciendo boberías y un director al que se le fue la vaina desde el mismo comienzo. No se puede culpar a estos jóvenes pero sí a los que escribieron un guión patético y aburrido que más bien parece un video musical.
No puedo decir mucho más porque sencillamente la película no da para más. Se puede ver, repatingados en vuestro cómodo sofá y tomando una cerveza pero no es de esas historias que uno recuerda más allá de los títulos de crédito y si te paras a pensar un poco, descubrirás que la idea está llena de agujeros por todos lados.
Mejor no vayas, pero si has de verla, procura no ir con los amigotes intelectuales.