Kaiserslautern


Este relato comenzó en Alta Velocidad

Lo primero que me sorprendió de la ciudad al llegar es que todo el mundo habla inglés bastante bien. Se trata de Alemania, un país que al igual que España no resalta en ese tema. He tenido experiencias absurdas en ciudades como Francfort, Dusseldorf o Nuremberg en las que no había forma de que te entendieran porque solo hablaban alemán. Salgo del tren y la chica de información me explica todo lo que tengo que hacer con un delicioso acento, de esos que te dan ganas de hincársela allí mismo y dejarla tan a gustito. Encuentro los taxis donde ella me dijo y cuando voy en el vehículo el hombre me habla también en inglés sin problemas. Yo flipando, totalmente convencido de que la Alta Velocidad Alemana me ha transportado a otro lugar en la nube espacio-temporal que nos rodea o que mis mediocres conocimientos de holandés me han convertido en un portento de las lenguas de esta parte del continente. Como andaba medio mosqueado le dije al taxista que me daba la impresión de que allí había mucho extranjero y me lo confirmó. Hay una base norteamericana a las afueras de la ciudad y eso lo explica todo. Esta gente saca dinero a palas de ese reducto del imperialismo yanqui en la vieja y pacifista Europa. Ya cuando llegué al hotel no me pareció raro encontrármelo lleno de americanos e hindúes fundamentalmente. Para los primeros tenemos una explicación. Lo de los segundos no lo quise ni saber aunque seguro que son todos programadores y andan desarrollando alguna nueva tecnología mega-secreta que condenará aún más el mundo.

Después de tomar posesión de mi habitación quedé con un compañero de trabajo para ir a comer algo y beber unas buenas cervezas alemanas. Dimos una vuelta y terminamos en el restaurante del hotel ya que nos lo había recomendado uno de los alemanes que trabaja con nosotros. La comida fue excelente y abundante y de las cervezas mejor no hablar. Cuando estábamos a medio tanque fuimos a un pub irlandés y completamos la noche jugando a los dardos y mirando las tetas de unas cuantas americanas que gritaban cada vez que les tocaba tirar como si se la estuvieran metiendo por el culo. En la cultura americana eso de los gritos y los saltos está muy desarrollado. Cualquier bobería es suficiente para que conmuten al idioma gutural.

Hay dos cosas por las que recordaré este hotel y de ambas tengo fotos que igual pongo un día de estos. La primera es la lámpara del techo en la habitación. Desde aquí mismo le doy cinco gallifantes al hijoputa del decorador por encontrar esa aberración, comprar cientos y largarlas en un recinto hostelero. Es una especie de homenaje al mundo de Supermán. Unos cilindros que simulan hielo y que cuelgan sobre uno amenazadoramente. Debería formar un grupo en flickr con fotos tomadas únicamente en ese hotel y convertirlo en objeto de culto mundial. Lo otro que me llamó la atención fue la revista porno que había en la mesilla de noche. Yo siempre compruebo que hay una falsa Biblia de esas de los protestantes para arrancarle unas cuantas hojas y dormir más tranquilo. En Holanda también lo hacen, te dejan un nuevo testamento. Y en Estados Unidos incluso en el B&B más barato y chabacano tienen Biblias de estas a medias y que pertenecen a todas esas sectas que surgieron después de que el mamón de Lutero se saliera del tiesto. La que encontré aquí era de los Gideones, esa chusma que pulula por este tipo de establecimientos largando su carga tóxica. Volviendo a lo que me encontré, imagino que los Gideones no tuvieron nada que ver con la revista porno porque de ser así creo que empiezo a interesarme por su secta. Al abrirla te encuentras con fotos y más fotos de coños en todas las posturas que te puedas imaginar, con miembros entrando por ellos desde arriba, desde abajo y desde los lados. La sección de cartas (que la tiene) estaba llena de fotos de los tíos que la leen que mandan sus imágenes con la esperanza de que alguna tía les responda. Digo yo que eso tiene poco sentido porque esta es una revista para hombres así que tendrían que buscar el equivalente femenino para mandar sus cartas. Imagino que el nivel intelectual de los que buscan hembras a través de este formato no dará para más. Pensé en llevarme la revista aunque al final opté por ponerla bajo la Biblia y dejarlas juntas para que la gente vea que el Dios que buscan les ha mandado un mensaje de paz, amor y lujuria.

Durante la noche nevó y por la mañana todo estaba cubierto por cinco centímetros de nieve, un paisaje blanco y precioso. Tras un desayuno de campeones que me dejó echando buchitos y con ganas de potar nos fuimos a trabajar. No voy a entrar en detalles sobre el asunto pero ya sabéis que los pocos que han tenido el honor y el privilegio de verme en acción saben que han estado junto a un arcángel del negocio de las telecomunicaciones.

Por la tarde nos volvimos a Holanda en coche. Conducía el compañero de trabajo. Programó su GPS y la tía (Eva) se empeñaba en llevarnos por caminos equivocados. Perdimos casi tres cuartos de hora por culpa de esa zorra de mierda. Digo yo que el marido de la tipa que puso la voz al programa de Tom Tom debe estar hasta los huevos de escuchar a la parienta dándole órdenes todo el día. Y lo mismo le pasará a ella que se tiene que escuchar a sí misma haciendo la intelectual que lo sabe todo sobre los caminos del Señor. Por si los señores que hacen ese software leen esto, sugerir que añadan algún tipo de emoción a la chica, como un bien hecho cuando lo haces bien o un por ahí no gilipollas cuando ya la has cagado. Al menos así se harían más entretenidos los viajes. Ahora es todo muy como de hospital.

Por culpa de la nieve la mayor parte del camino la tuvimos que hacer a ciento treinta kilómetros por hora. Sólo cuando pasamos Dusseldorf pudimos darle candela al coche y coger los ciento noventa. El problema es cuando entras en Holanda y tienes que reducir a ciento veinte. El coche parece una tartana y terminas parando en un área de descanso para perder la referencia o te vuelves loco. En los Países Bajos ahora está de moda el limitar las autopistas a ochenta kilómetros por hora en los alrededores de las ciudades. Dicen que contamina menos pero definitivamente uno se emputa más. Seguro que algún españolito de los que conozco dirá que el se pasa por el forro esas prohibiciones y demás, pero dejarme que os diga algo, aquí andan tres pasos por delante de vosotros. Olvidaros de las cámaras de velocidad. Ahora la moda es tomar una foto a todos los coches en la autopista en un punto y otra cinco kilómetros más adelante. Calculan la media y si te pasas de lo señalizado te mandan el regalito. De esa forma no escapa nadie. Están llenando las carreteras con estas trampas que te obligan a respetar escrupulosamente la velocidad. También andan poniendo cámaras nuevas que no usan flash y no te enteras de cuando te han pillado.

Sobre las once de la noche llegué a casa después de esta corta aventura en Kaizerslautern.


5 respuestas a “Kaiserslautern”

  1. habría que recordarles a los americanos de vez en cuando de quién son descendientes

  2. Lo de los sistema de control de velocidad en Holanda asusta… En USA investigan para mandar cohetes a Pluton, sin embargo aqui investigan para cargarse tus pocos ahorros a base de multas…

    Si aplicaran los sistemas de control de aqui, durante una semana en España, Zapatero cubria el presupuesto nacional, y aun le daba para financiarle el Estatut a sus colegas…

  3. Un duda… ¿¿¿pero que secta crisitana son los «Gideones»??? ¿testiculos de jehova?; ¿huerfanos del ultimo día?,

    ¿Y que es un B&B?…

    Maestro sulaco ilumine a este pobre ignorante que aun no ha viajado a esos parajes…

  4. Los Gideones son unos que se consideran un ejército del señor y que cargan contra las huestes del mal repartiendo nuevos tentamentos en hoteles y moteles.

    Un B&B es un Bed & Breakfast o eso que en nuestro idioma se solía mentar como motel o pensión.