Si hubiese prestado atención a las señales, me podría haber ahorrado esta película holandesa, ya que si decidieron ponerla solo en un par de cines, yo ya debería haber presentido que lo que estaba por venir no podía ser muy bueno. En fin, que pese a ese mal yu-yu que me daba, decidí que merecía la pena arriesgarse y quizás hasta salir flipando del cine con un producto del que no recuerdo haber visto jamás el trailer y hasta la confundí con otra que aún no se ha estrenado y que supuestamente transcurre en España. Esta se tiula Kapsalon Romy y jamás se estrenará en España, ni siquiera con el acertado título de truscoluña no es nación.

Una julay peluquera está como una jaira

Una chiquilla es obligada por su madre a ir todas las tardes al salir del colegio a la peluquería de la abuela y al principio lo odia a muerte pero después le coge el punto a los productos de amortajar momias vivientes y no ve la hora de llegar allí para desenvolverse en su salsa, mientras su abuela comienza a perder la chaveta y atontarse. La niña intentará por todos los medios el mantener las apariencias y que su madre no sepa que la vieja está en las últimas.

Aquí tenemos dos mitades opuestas. Al principio, cuando la película era de la niña yendo a la peluquería y como lo odiaba, esa parte entretenía sin más, servía para matar el tiempo. El problema es cuando la demencia de la abuela toma el control y la película se convierte en un espectáculo aburridísimo, no supieron llevar lo de la enfermedad y fracasaron por completo en esa segunda parte. Comenzó como una película normal y acabó como una aburrida. Quizás el problema es que la directora igual ha vivido el tema en su familia y pretendió darnos unas cuantas lecciones de la vida y no le salieron bien. Hay muy poco más que decir, es una peli aburrida.

Esto puede llevar al coma a cualquier miembro del Clan de los Orcos expuesto a la misma. También mata de aburrimiento a los sub-intelectuales con GafaPasta. Demasiado simplona.