La bajada a África


Por circunstancias de la vida, aunque la semana pasada estuve en Gran Canaria, nunca llegué a hablar del viaje, fundamentalmente porque lo dejé todo preparado de antemano y el día que reservé estaba liado y como que pasé y el regreso ha sido complicado tirando a complicadillo, que no he parado de ir de aquí para allá desde que llegué. Voy a enderezar este entuerto y el viaje comenzó en viernes por la tarde, que era cuando volaba desde el aeropuerto de Ámsterdam porque todo el mundo sabe que hay un riesgo grandísimo, quizás gigantesco, de dramas si vas al aeropuerto por la mañana, que con la falta de personal en los puntos de control inseguro, te puedes pasar unas horas en la cola y perder el vuelo. Así que lo que hice fue trabajar cuatro horas en mi keli y después salir para el aeropuerto, solo que coincidió que teníamos huelga de transportes públicos guagüeros y para ir a la estación, fui andando a la estación de tren cercana a mi keli y desde allí pillé un tren a la estación central de Utrecht y allí cambié al que lleva al aeropuerto, cambio que es en sí mismo una aventura porque tienes el tiempo justo, llegas en un tren por el andén número veinte y tienes que ir hasta el número cinco, lo que supone salir corriendo, subir escaleras a todo meter, atravesar la estación más transitada de los Países Bajos perdiendo la dignidad que nunca tuviste, bajar las escaleras sin pensar que te puedes matar y lanzarte por la primera puerta abierta del tren para que no te dejen afuera. Una vez dentro, ya te quedas tranquilo porque sabes que tienes media hora de paz, hasta llegar al aeropuerto. Una vez allí, comprobé que no había cola en el control de inSeguridad y lo pasé y tras esto, busqué la zona en la que salía mi avión y me apalanqué a esperar. En esta ocasión, me compré una ida a Gran Canaria con transavia y la vuelta la tenía con Buelin, porque ambas parecen haberse compinchado y la ida con la primera es super-barata pero la vuelta es carísima y la otra aerolínea tiene la ida a Gran Canaria super-cara pero la vuelta barata, así que como yo solo le tengo lealtad a mi dinero, voy en cada segmento del viaje con la más barata. A la hora que debíamos entrar en el avión, comenzó el embarque. Este año parece que estoy en racha y me asignaron ventana, con lo que algún día veremos el vídeo, que se me siguen acumulando, así que para aquellos que no tienen idea de lo que nos espera, digamos que cuando termine con la segunda inmersión en el pecio del Arona, que son tres vídeos, a eso le seguirán los vídeos del vuelo de Gran Canaria a Ámsterdam en navidades, después vendrán los vídeos de Ámsterdam a Málaga y de regreso a Ámsterdam a finales de enero y a esos les seguirá el vídeo de este viaje, con lo que yo diría que a partir del viernes de la semana que viene, si todo sale según lo planeado, comenzará una racha gigantesca de vídeos de despegues y aterrizajes hasta que lleguemos a las siguientes cuatro inmersiones, dos en pecios y dos en el puerto de Sardina del norte y tras esto, más vídeos de aviones con el regreso a los Países Bajos.

El vuelo, una vez embarcados, salió en hora. Flipé con la fauna del avión, que al no ser semana de vacaciones escolares, en el avión no había niños, eran mayormente ancestrales y parejas sin niños. Creo que este despegue ha sido el más rápido de la historia, básicamente el avión se puso a moverse y quince metros más tarde, quizás veintitrés, el piloto pisó el acelerador y despegamos y por lo que recuerdo, tuvimos una vista espectacular de los alrededores del aeropuerto porque no había nubes y estuve buscando campos de tulipanes pero era muy pronto.

En el vuelo pillamos una cantidad ingente de turbulencias, lo cual se agradece porque con el meneo la gente se queda en sus asientos y no hay todo ese tráfico de panolis hacia y desde los baños, que parece que la gente entra en los aviones para usar los baños, que es lo único gratis que hay en su interior y yo me pregunto si toda esta gente no se da cuenta que hoy en día no hay limpieza alguna de baños, que el avión aterriza, la tripulación hace un paripé de limpieza que no lo es, que yo me he encontrado de todo en las bolsas que hay delante de los asientos, largan la carga de pasajeros, cinco minutos después cargan los nuevos, cierran las puertas y despegan y en esos baños, a lo largo del día, pasan cientos de personas y nunca se limpian. Yo casi que prefiero rogarle al Ancestral para que en lugar de mandarle paquetes de pañales a su intimísima, que me mande a mí unos cuantos y de tener la necesidad imperiosa de mear, lo haría en ellos, pero por suerte yo planifico y antes de subir al avión me descargo y si es necesario eliminar agua, la sudo.

Durante el vuelo aproveché para ver series de telelevisión y de alguna manera, hasta conseguí dormir por lo menos una hora y media. La pava que iba sentada en mi fila, aunque no junto a mí, que ese asiento iba vacío porque mi ángel de la Guarda procura dejarlo libre, flipaba cuando me veía acercando el teléfono a la ventana, abriendo el GooglEVIL mapas y tras un rato, aparece en el mapa de Europa y el océano el lugar en el que está el avión, que aunque muchos tienen idealizado el modo de avión en los telefoninos, ese modo no desactiva la recepción de GéPéeSe, al menos no en los androitotorotas, igual que no desactiva el bluetú, que sí que es una emisión de radio pero por misterios místicos imposibles de explicar, no está prohibido tenerlo activo durante el vuelo.

Esta vez iba sentado del lado interesante y en el aterrizaje, al atardecer, hice también un vídeo fastuoso en la llegada. Cuando tomamos tierra y vaciaron el cilindro, salí por patas hacia la estación de guaguas del aeropuerto, allí pillé la primera guagua que iba hacia la ciudad de las Palmas de Gran Canaria y que me dejó muy cerca de la keli de mi madre, con lo que por una vez y sin que sirva de precedente, conseguí saltar los tres mil y pico kilómetros sin grandes dramas, aunque fueron un montón de horas, ya que tienes que contar con los posibles retrasos en el control de inSeguridad del aeropuerto y salí de mi keli a las diez y media de la mañana y llegué a la keli de mi madre a las ocho de la noche, hora neerlandesa, una hora menos en Gran Canaria, con lo que son nueve horas y media de puerta a puerta.

Ya en Gran Canaria, muchísima comida, muchísimos helados, prácticamente a dos diarios, uno de día y uno de noche y al menos en dos de esos días, a bucear, primero en dos pecios para terminar mi curso de buceo en pecios y el segundo para disfrutar. Como el tiempo está chiflado, salí de los Países Bajos con casi diecisiete grados y llegué a Gran Canaria con veinte, con lo que puede parecer que no hay una gran diferencia térmica, pero un día más tarde en el norte estaban de nuevo a cinco grados, que ya he dicho que tuvimos una racha en la que la temperatura un día era gélida y hasta nevaba y al día siguiente nos asábamos de calor.

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2 respuestas a “La bajada a África”

  1. Si, definitivamente el tiempo se ha vuelto loco,loco,loco, como el mundo en la peli aquella tan famosa, por aquí el tiempo está bastante normal tirando a cálido, pero por el Mediterraneo han tenido hoy, no recuerdo el lugar, 38º mas incluso que en verano, y ya van a bajar otra vez las temperaturas a niveles normales, para después de unos dias volver a subir, totalmente majara el tiempo…
    Yo tengo el control de esfínteres mejor que un tío de 20 tacos, y la próstata de lujo, así que eso de pañales los tendrás que conseguir por otro lado 🙂
    Deseando meterme un atracón de videos aéreos que ya estoy con escamas de tanto video al baño Maria… 🙂
    Salud

  2. A mí tampoco me mires para conseguir pañales, si quieres, te mando un paquete de compresas súper-noche a ver si te apañas…