La carrocleta


Yo creo que cuando me crucé con este aparato, iba a todo meter por el carril bici que se ve por detrás y frené en seco, retrocedí, aparqué y saqué el telefonino porque esta cosa es digna de pertenecer a la colección. Esto lo tienen que haber hecho un maestrillo, dudo que sea un producto comercial y el único nombre posible que lo define es el de carrocleta, la perfecta función de un carro de los de toda la vida para arrastrar por burro con una bicicleta. Hasta el asiento del ciclista es espectacular y si me dicen que lo han sacado de una tienda de muebles del norte de Europa, yo hasta me lo creo. Esto no tiene motor eléctrico, con lo que el ciclista suda los desplazamientos y por delante del asiento vemos el freno de mano para evitar que la cosa se vaya solita cuando la aparcan en algún lugar con una ligera inclinación. Las ruedas traseras parecen sacadas de un cochito de verdad. La zona de carga es de madera, con lo que imagino que el peso total del vehículo es de rescándalo.


2 respuestas a “La carrocleta”

  1. A mi me gusta, pero como bien dices, tiene pinta de pesadota, y el no ser eléctrica la hace inviable desde el punto de vista práctico…
    Salud

  2. Será llevadera ahí en plano, como se coja una cuesta de las de aquí va para abajo a toda leche!