La expansión de un clásico


Todos los años, cuando llega el último fin de semana de octubre, el del cambio de hora, a mí se me complica la vida un montón, que tengo siempre varias quedadas alrededor de esa fecha. Como ahora laburo y tengo chamba, estas cosas me dejan sin absolutamente nada de tiempo libre. Algún Ancestral seguro que vio las fotos, que he puesto un montones, en los estados del güazá y seguro que sabe que el viernes regresé a Hilversum para ir a cenar con los amigos al Café Cartouche, que además acababa de abrir después de tres semanas cerrado mientras lo renovaban. El grupo lo formábamos seis y ya, con mi expulsión de la empresa, no hay absolutamente nadie en ese grupo que trabaje para aquella empresa.

Según me vieron en el Café y tomamos posesión de nuestra mesa, se acercó la mujer del dueño con una cámara viejuna de esas como polaroid que hacen esas fotos pajullas, que tienes que menear para que aparezcan las imágenes o algo así. Nos contó que con la reforma, tienen aún una pared que quieren decorar y están haciendo fotos a los más mejores clientes, a los históricos para ponerlas allí y me pidió si yo daba permiso para ponerme en el muro de los estrellones, sus clientes super-hiper-mega especiales. Dije de-que-sí, por supuesto y de los seis, hubo tres que eligieron no salir en la foto porque les roban el alma o algo parecido, que a mí las rarezas ajenas me la sudan un montón, así que me hicieron la foto con mis otros dos amigos, el de la derecha es con el que hice varias caminatas muy bien documentadas en el mejor blog sin premios en castellano esta primavera y el de la izquierda es con el que voy a patinar sobre hielo, o iba, cuando aún teníamos hielo. Sucedió que el viernes fue el viernes de final de octubre más cálido de la historia, con veintiún grados, aunque mirando a los otros dos julays cualquiera piensa que hacía un frío que no veas. Por supuesto, la foto es muy especial, no solo por la cámara que usaron, también por mi camisa, que es una Canaria con un grupo de cabrones y debajo el texto ¡Tremenda manada de cabrones! un dicho canario que no explicaré pero cuyo significado debería ser obvio.

El motivo de la reforma fue que han vendido la parte trasera del restaurante y han comprado el local que había al lado y han ampliado hacia ese local, creando una segunda zona de comedor y bar, que hay una segunda barra en esa parte también. Al parecer el ayuntamiento quiere hacer casas nuevas en la zona y les ofreció una pasta gansa por la parte trasera y con lo que les dieron, compraron el de al lado, lo reformaron y hasta han ganado dinero y por eso necesitan las fotos para darle un toque humano y con sus mejores clientes al local y yo estoy entre esos, que yo voy por allí varias veces al año, con distintos grupos y todos me conocen y me quieren como si no me hubieran parido.

Aprovechando las circunstancias de la vida, cuando llegamos e íbamos a coger nuestra mesa, que estaba en el café original, me colé en la expansión e hice este fastuoso y facineroso vídeo de la nueva zona:

Por azar y seguramente no por casualidad, había un segundo grupo de antiguos empleados en el Café y el panoli que sale en el vídeo caminando y que no sabe que lo he publicado, no solo fue mi mentor del trabajo que hago ahora, también es amigo y puede fardar y farda que es LA ÚNICA PERSONA en el universo que me ha acompañado a un cine a ver el clásico de mañana, el futuro, hoy, ayer y siempre de Top Gun: Maverick, que el estuvo conmigo en mi trigésimo octavo visionado y después nos fuimos a cenar y nos acompañó el Turco y todos celebramos que me acababan de ofrecer la nueva chamba.

Creo que antes de las navidades volveré al Café Cartouche en una ocasión, quizás dos. La vida son momentos así, con los amigos, en los lugares que nos gustan y pasándolo bien.

Y comentar, como de pasada, que la cerveza que está delante de mí es una radler sin alcohol, que el domingo volvía a salir y a beber un montón y yo he llegado a un punto de mi vida en el que solo tomo alcohol el último domingo del mes de octubre, el día del cambio de hora y además, tiene que ser bockbier.


2 respuestas a “La expansión de un clásico”

  1. Deberían ofrecer a las personas fotografiadas, un buen atracón de costillas y cerveza gratis, cortesía de la casa, que menos ¿No?
    Salud

  2. «He llegado a un punto de mi vida»: traducción: «Estoy empezando a aceptar que ya tengo una edad» 😛