La favorita – The Favourite


Hoy llegamos a una película que inicialmente solo estaba en la filmoteca, en Amsterdam y que después de un pallufo que comenté reciéntemente, pasé de quedarme para verla y renuncié a la misma. Sabía que tenían previsto ponerla en Utrecht, solo que en julio de este año pero gracias a las nominaciones a los Oscars le pegaron un empujón y apareció en cartelera por aquí por mi keli la semana pasada. La película se titula The Favourite y en España se ha estrenado a mediados de enero con el título de La favorita.

Una julay es más dañina que un joputa-truscolán-de-mielda y además, come coños

En el siglo XVIII (equis-uve-palito-palito-palito), en el Reino desUnido pre-brexitano, la reina es una pava vieja y medio-podrida que se deja mangonear por su más-mejor amiga, que resulta que le da candela de la bollera. Cuando a la corte llega una trepa que hasta está emparentada con esa, la trepa conseguirá comerle el coño a la reina y convertirse en la favorita y entre las dos pavas, se intentarán sacar los ojos una a otra mientras la tercera, se retuerce en su tortillerismo.

En base al trailer, yo esperaba una comedia tirando a comedia negra y supongo que esto acabó afectando mi percepción de la película, ya que la parte cómica está en el trailer y el resto es más bien drama y miserias entre dos pellejas que podrían pertenecer perfectamente a la cúpula de Podemos porque tienen el rastrerismo ese tan necesario en el partido de los amigos de dictadores venezolanos e iraníes. La cosa es que la movida entre las tres hembras y las conspiraciones entre dos de ellas por conseguir el favor de la fea y asquerosa que es reina, a mí en muchas ocasiones me dejó indiferente, por no mencionar que esos planos de las coñas insanas que tenía la reina, que estaba medio podrida, me daban un asco del copón. Emma Stone es una actirz que me encanta pero en esta ocasión tengo que reconocer que no conecté con ella, quizás porque desde el principio odiaba a su personaje y lo que hacía para conseguir el poder. Tampoco me impactó demasiado Rachel Weisz, que no termina de decidirse entre lo que nos quiere mostrar y no se sabe si era machorra o gilipollas o las dos cosas a la vez. Hay varias tramas secundarias que se desvanecen a media película sin que se explique, como lo del marido de Emma Stone, que montó un pitote para conseguirlo y cuando lo tiene, lo vemos en una escena más y después es como si lo hubieran echado de la casa del Gran Tarugo porque no aparece más. La película avanzó en ocasiones a trompicones, en algunos momentos perdiendo el ritmo y aburriendo y tiene un final que particularmente me pareció abrupto y poco conseguido. Es como si el director se hubiese dado cuenta que llegaba tarde al puticlú y cortó la película en seco para no perder tremenda cita.

En definitiva, que entretiene y en ocasiones asombra la maldad tan grande que hay entre las portadoras de hachazo cuando tienen que eliminar la competencia de su género pero mayormente, es un artificio de esos que te dejan con un gran vacío en las entrañas. Esto no es, no ha sido y no será jamás el tipo de cine que van a ver los miembros del Clan de los Orcos. Es más algo que mola a los sub-intelectuales de GafaPasta, sobre todo por el postureo y las falsedades. Para mi, una pequeña decepción.


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