Otra de las cosas que impresionan cuando visitas el memorial del paso del Infierno es como estás empotrado en una jungla, como la zona sigue siendo salvaje y si ahora vamos super-cómodos, con buenos zapatos, ropa, cremas para los mosquitos y demás y aún así, este es uno de esos sitios que después de verlo, no tienes ganas de volver porque agobia un poco con tanta humedad, calor e insectos, que siempre tienes que mantener una burbuja de seguridad a tu alrededor porque allí había de todo, desde tarántulas enormes a algunos insectos como bolas de golf y unas mariposas que parecían cometas. A todo eso se une el ruido incesante, que hay unos bichos que suenan parecido a los grillos (o lo son) y que no paran nunca de hacer ruido.