La sorpresa en el regreso


Ya sé que lo que mola es demonizar a la chamba y seguro que llega algún día en el que lo haré, pero por ahora seguimos en esa fase en la que todo va bien o muy bien. Al regresar de Gran Canaria, en mi primer día de trabajo, llegué a la fábrica con un color fabuloso y fastuoso que aquí ni lo sueñan, producto del sol que tomé en mis extensas sesiones en la playa de las Canteras y ese primer día de laburo y segundo día del año 2023, lo que se hace en los Países Bajos es la ancestral y paradójica ceremonia del beste wensen. En los Países Bajos, las distancias personales se miden en metros. Esas barreras desaparecen en los primeros días del año gracias al ritual del beste wensen, en el que los humanos nórdicos, cuando se encuentran en el año nuevo, se dan la mano, se dan abrazos y se dan hasta tres besos, en una secuencia sacrosanta de mejilla-otra mejilla-mejilla. En la oficina, el primer día laborable es el único día en el que gente que no conoces y que igual ni has visto en tu vida, vienen a ti a darte la mano y desearte un feliz año, aunque la traducción literal, podemita y truscolana es probable que sea los mejores deseos. Enfrascado en ese ritual y con una purriada de correos electrónicos, casi que no me fijé en uno que solo decía que había que abrir el documento que incluía para leer el mensaje. Tras unas horas de besuqueo y manoseo, llegué al dichoso correo, lo abrí y leo:

Estimado julay, Como somos conscientes de las circunstancias de la vida, que son así y así son, visto lo visto y visto que la empresa para la que te prostituyes va bien y hacemos leuros por un tubo, en lugar de esperar a abril, el tradicional mes de los incrementos salariales, hemos decidido y decidimos con efecto casi inmediato del primero de enero subir el sueldo a todos nuestros esclavos, o eso que eufemísticamente llamamos trabajadores, en un cuatro por ciento y en abril ya volveremos a mirar y hasta a subir más, que los precios de las cosas en el súper están desbocados y no queremos que tengan que cambiar la mantequilla por la patética y deleznable margarina, producto que se merece un juicio a sus inventores con el único veredicto posible de la erradicación del código genético de los aludidos para que no puedan inventar algo peor, aunque ya sabemos que estas mentes enfermas también estaban detrás de la falsa-carne, esa que no es carne, que está hecha con concentraciones masivas de productos químicos que no se sabe que efectos cancerígenos tienen y que algunos bosmongolos pretenden imponer al resto.

Lo tuve que leer tres veces, quizás hasta cuatro, porque estaba convencido que este era uno de esos correos de engaño que te mandan y en los que te prometen que el cipote se te estirará y será tan largo que te podrás tocar las uñas de los pies con el mismo. Después me busqué a uno de los sub-intelectuales y me confirmó que no era uno de esos correos y que era cierto, que llevo tres meses y diez días en una empresa y ya me han subido el sueldo, que es probable que yo hasta me lo merecía, pero claro, anteriormente me esclavicé en una empresa que se pegó tres años discutiendo con el comité de empresa un posible y poco probable incremento de salario y cuando, tras treinta y seis lunas nuevas y llenas, llegaron a un acuerdo y tocaron las campanas, dos dieron un uno por ciento de incremento y hubo rumores fundados e infundados que decían que quizás nos tendríamos que poner todos de rodillas y el presidente pasaría frente a nosotros y todos le tendríamos que besar el capullo.

Por ahora, el año parece que empieza bien y el peligro de la margarina sigue lejano, incluso sabiendo que el precio de la mantequilla se ha incrementado en un veinticinco por ciento y el de la harina ni te cuento, que yo compraba un kilo por cincuenta y seis céntimos al principio del 2022, me marché a España con un precio abusivo en los supermercados de ochenta y nueve céntimos de leuro y para cuando volví de Gran Canaria, ya estaba a noventa y nueve céntimos.

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3 respuestas a “La sorpresa en el regreso”

  1. ¿Te aumentaron un 1%?
    Pero hace falta ser truscolanes-podemitas, y al mismo tiempo amarillos, que vergüenza!!!
    Bueno, si por ahora estás en la guanábana en tu nueva empresa, pues mejor que mejor, ya habrá tiempo para las inevitables putadas…
    Y del aumento de precios, mejor no hablar que me sale urticaria aguda… 🙁
    Salud

  2. Joder que suerte! yo estoy esperando al final de este mes para que me confirmen la subida, que ya sé que no se corresponderá con el IPC porque está disparado, pero cruzo los dedos al menos por un término medio, porque la cuenta solo del súper ha subido lo menos 40€/semana, por no hablar de suministros, que me da la misma urticaria que a Genín…

  3. Virtu, pues verás lo que me van a subir a mi la pensión, por vez primera en mi vida, temo no poder llegar a fin de mes, menos mal que todavía tengo unos ahorrillos…
    Salud