La vuelta a Utrecht


Con dos años de retraso, hoy llegó la Vuelta a España a la ciudad de Utrecht, que se convierte en punto de inicio del Tour de Francia, del Giro d’Italia y ahora de la Vuelta a España y puedo confirmar y confirmo que ninguna de esas tres competiciones es neerlandesa, pero si aflojas pasta y chupas las pollas adecuadas, milagros como este suceden. Para el evento organizaron una contrareloj por equipos en el centro de la ciudad y de alguna manera, yo estaba en mi burbuja de inocencia y pensaba que me salvaría del evento, pese a ir al cine en Ámsterdam, que implica dejar mi preciada bicicleta en el hiper-mega aparcamiento de bicis de la estación de Utrecht Centraal, que sigue siendo el aparcamiento de bicicletas más grande del universo conocido y por conocer con capacidad para más de doce mil, que entran y salen por dos accesos. Ir a la estación por la mañana no supuso ningún problema y pasé el día en la capital del Reino, teniendo previsto regresar justo después del comienzo de la prueba ciclista. Llegué a Utrecht un poco antes de las siete de la tarde y en el aparcamiento de bicis había algo raro. Allí se pueden alquilar unas bicicletas que pertenecen a la empresa ferroviaria nacional y que se alquilan con la tarjeta de tren, las conocidas como NS-fiets, con las dos primeras letras significando truscoluña no es nación. En esa estación tienen cientos de bicis para alquilar y hasta hoy, nunca había visto cola para alquilar una porque lo alquilaron TODO, TODO, TODO y la gente tenía que esperar a que se entregara una para poder cogerla, el primero de la cola. Supongo que muchos de los que vinieron a la ciudad a ver la prueba alquilaron sus bicis para elegir una zona determinada. A mí eso no me afectó y pronto salí de la estación y avanzaba por mi camino hacia el sur de la ciudad. Al llegar al punto en el que cruzo por debajo de las vías del tren me topé con la Vuelta, que puedo confirmar y confirmo que no se molestaron en poner señales en la ciudad avisando a los ciclistas y de repente, me vi atrapado en una burbuja alrededor del centro.

Como no pude cruzar, tuve que ir bordeando la competición, con equipos pasando cada dos minutos y la gente que se volvía literalmente loca durante el segundo y medio o quizás dos segundos que los ven. Fui regresando a la estación por Croeselaan y acabé al otro lado de las vías, pero en el punto de inicio. Tampoco de ese lado podía cruzar, así que seguí bordeando las calles bloqueadas por Graadt van Roggenweg, que es por donde va el tranvía en dirección al lugar en el que hubo el atentado del joputa-terrorista-musulmán-de-mielda hace unos años. Ya estaba por darme por vencido y regresar a la estación para esperar dos horas cuando llegué a la zona por la que esa calle cruza sobre el Kanaalweg, la ruta que sigo siempre cuando voy al cine y que es una autopista para bicicletas. Ahí recordé que hay un puente peatonal sobre el canal junto al recinto ferial y resultó que por allí estaban como los equipos y la organización, pero no había competición, así que me pude acercar al puente y por suerte tiene una canaleta para empujar las bicis al subirlo, fui al otro lado, bajé unas escaleras cargando la bici y así me vi en el otro lado del canal, ese que se llama Merwedekanaal. Ya en la ruta sabía que podía llegar a mi casa por el camino más largo, pero más seguro, ya que vamos siempre junto al canal y no hay espacio para hacer ninguna competición ciclista en la que tengan que dejar espacio para corredores, vehículos y espectadores.

Bastante más tarde de lo previsto, alcancé mi keli y puedo decir que he pedaleado junto a los ciclistas de la Vuelta a España y lo hice en mi ciudad, en Utrecht.


8 respuestas a “La vuelta a Utrecht”

  1. Les daría la risa con lo plano que es el terreno ahí en comparación con nuestras tierras, seguro que batieron un récord, reservando pierna para cuando lleguen al terreno patrio de verdad!

  2. Hicieron una contrarreloj por equipos en Utrecht y después dos etapas por carreteras en llano. Han tenido suerte, una semana antes y se atorran con el calor.

  3. Yo lo estuve viendo en la tele, no todo, y que distinto es el ambiente del público de ahí con el nuestro, incluso con el francés, y por supuesto los italianos, sin pancartas ni disfraces, ni carrearas al lado de los ciclistas, ni pintados los nombres en el asfalto, soso, soso, sosos, los comequesos… 🙂
    Salud

  4. Genín, lo de pintar en el suelo en la carretera no está en la sangre de esta gente y se agradece. En realidad fue muy festivo y sí hubo protestas, los campesinos las hicieron el sábado cuando la vuelta pasó por «El país de los campesinos » Boerenland, se pusieron con tractores en los laterales y con heno crearon mensajes para que salieran con los helicópteros. Están muy contentos con el resultado, así que te tuvo que pillar dormitando si no lo viste. En el final, al llegar a Utrecht, hicieron una mega-feria y la gente fue por miles al lugar, a disfrutar del día y del espectáculo. Vinieron también miles de alemanes. También hubo mucha gente que fue en bicicleta a puntos del trayecto y se pararon a ver la carrera en los mentados.

  5. Si, el comentarista explico que habian llegado a un acuerdo con los agricultores para que aparcaran los tractores y no interrumpieran la vuelta, a mi me pareció todo muy soso, en realidad lo vi a ratos por ver el paisaje desde los helicópteros, a mi solo me gustan las etapas de montaña donde se revientan con la lengua afuera los pobres ciclistas, las planas me aburren y nunca las veo, excepto un rato para ver el paisaje desde el aire, si el lugar merece la pena… 🙂
    Salud

  6. Genín, mi vecino me dijo que el ayuntamiento de Utrecht se gastó 15 millones en la Vuelta, que lo sacaron del presupuesto para festivales, teatro y fiestas en la ciudad y además, como lo habían previsto para el año 2020, año que todos sabemos qué pasó, ese año ese dinero no se usó y lo tenían apalancado.