Aprovechando que la película cumple treinta tacos, en los cines neerlandeses han vuelto a poner en cartelera a la peli que voy a comentar y yo aproveché para verla en el cine y quizás sea la primera vez que la veo en pantalla grande, aunque definitivamente, la había visto porque conocía la historia a grandes rasgos y creo que en su momento hasta me pasaron la banda sonora, que está llena de temas viejunos espectaculares. Como en el cine el aire acondicionado es delicioso, decidí pasar casi dos horas de mi vida viendo The Adventures Of Priscilla, Queen Of The Desert y en España se tituló como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto , que no es tan especial como truscoluña no es nación.

Unos julays se van a cabriar al desierto australiano, sin chimpún.

Resulta que un transexual marimacho y dos julandrones deciden ir al recarajo en el norte de Australia para hacer una serie de galas y para el viaje, cruzando todo el país, se compran una guagua de segunda mano con la que recorrerán la distancia. Por el camino tendrán problemas con el motor y se tropezarán con los campurrios australianos que los verán a ellos como extraterrestres, hasta que finalmente llegan al lugar, con un cuarto pasajero en la guagua y allí se encuentran con la mujer de uno de los julandros y con su hijo, que a los otros dos casi se les corta el reglote cuando se enteraron del asunto. Todo esto, con mucha música disco clásica.

Básicamente, todas las series y programas televisivos de competiciones con drag queens, así como la gala del carnaval de las Palmas, han sido posible porque esta película nos descubrió un multiverso diferente en el que tíos que no tenían pinta de hembra para nada se vestían fabulosamente y hacían números musicales moviendo los labios y tú te descojonas de risa. El otro día vi en la prensa a una argelina boxeadora que deberían contratar si vuelven a hacer la película, porque cristiano, tremendo marimacho camionero. La historia entretiene, la música es fabulosa y aunque los números musicales se me antojaron repetidos, que una vez hacen la gracia, a partir de ahí es más de lo mismo, no resultaban pesados. Hay profundidad emocional con los tres protagonistas y los secundarios que se encuentran por el camino son geniales y me quedo con la tailandesa que lanza pelotas de pimpón por el coño, que es lo más espectacular que se ha visto en el cine y que también supongo que esta peli fue la pionera del tema. En el tramo final es cuando la historia es más floja, cuando ya han llegado al lugar en el que van a actuar durante dos semanas, pero se perdona. La música de Abba nunca sonó mejor que aquí.

Esto aterrorizará a los miembros del Clan de los Orcos, pero vamos, muchísimos sub-intelectuales con GafaPasta la han visto y la volverán a ver porque es cine de culto y de festivales. Divertida y amena.