Las paradas de guagua ecológicas de Utrecht


Mira que hace meses que hice esta foto, que tomé el primero de septiembre del año pasado y se me había olvidado dejarla caer por aquí. Cuando regresé del viaje por Indonesia y Malasia me encontré que sobre el techo de las trescientas y pico paradas de guaguas de la ciudad de Utrecht estaban poniendo plantas, una especie de entramado de minúsculas macetas en las que plantaron musgo y otras plantitas. El objetivo es hacer más verde la ciudad y aprovechar esos miles de metros cuadrados para poner más plantas. Aunque todo el mundo pensó que morirían, sobrevivieron sin problemas a la ola de calor del verano y no solo eso, enfriaban la parada de la guagua. También están sobreviviendo al invierno sin problemas y multitud de insectos pasan por allí, con lo que las paradas de guagua ahora también tienen una función ecológica. El experimento ha sido un éxito y todos en la ciudad estamos acostumbrados a estas pequeñas construcciones con techo verde. En muchos edificios nuevos se están poniendo tejados cubiertos de planta, parece que ahora hemos descubierto que aíslan y refrescan los edificios bajo los mismos. La ciudad de Utrecht, además, está cambiando todas las guaguas por versiones eléctricas y aunque será cuestión de años, llegará en un momento en el que serán las únicas existentes para el transporte público en la ciudad, que tiene multitud de líneas con una frecuencia de diez minutos por guagua y que ahora, en las horas puntas, están reduciendo a ocho minutos, con lo que las excusas de que hay pocos servicios públicos se caen por su propio peso. La ciudad también ha decidido que cuantos más metros cuadrados de jardín verde tengas, menos impuestos locales pagarás, para premiar a los que como el Elegido, tenemos hierba y plantas y castigar a los que optan por azulejear los jardines y no dejar un solo metro de plantas.

,

3 respuestas a “Las paradas de guagua ecológicas de Utrecht”

  1. hay flores. Salen en primavera. Son unas plantitas pequeñas con flores pequeñas que al parecer gustan mucho a las abejas, que se darán sus festines sobre las paradas de guaguas y las protegerán de truscolanes, esa miasma asquerosa y zarrapastrosa de por debajo de los pirineos por el este.