Llegando a Lisboa y quedándome en Belém


Mira que últimamente como no paro, lo de escribir sobre los viajes o simplemente escribir se me pone cuesta arriba, así que hago de tripas peos de castañas y me pongo en el asunto o me voy a dejar ir y ya llegan las navidades. Todos ignoramos o sabemos que estuve en Lisboa la semana pasada para pasar el fin de semana y repito y tripito que esa ciudad debería ser la capital de Europa y no el lodazal facineroso de Bruselas, ciudad que se merece un bombardeo atómico y que de ser posible, que incluya Waterloo. Fui porque tenemos una nueva aerolínea de bajos costos que no es sueca y que resulta ser una variante de Buelin llamada Lebels, pronunciándolo como truscoluña no es nación. En Holanda los de Buelin tienen una mala fama tremenda, en mi empresa si los de la agencia de viajes intentan reservar con ellos para cualquier empleado, lo normal es que el empleado comunique que no viajará si no lo ponen con otros porque sus retrasos, sus cancelaciones y su trato al cliente roza la infamia, algo natural si tenemos en cuenta sus orígenes truscolanes. Por eso, han traído esta nueva y como los billetes eran a precio de rescándalo, decidí ir un fin de semana. La nueva aerolínea, por no tener, no tiene ni un programa para el telefonino. Mi vuelo salía casi a las tres de la tarde así que opté por trabajar desde mi casa durante cinco horas y después salir por patas para el aeropuerto, con la rutina de guagua y tren. Pasé el control de inseguridad y ya sintiéndome más inseguro llené mi botella de agua y me dediqué a pasear por el aeropuerto. En un punto determinado, llegó el avión:

Milagrosamente, parece un avión hasta de verdad, es un Airbus A321, los más largos y me dieron asiento prácticamente al fondo a la izquierda y cierto Ancestral intimísimo de cierta culocochista ya se la puede machacar con dos lajas de pura alegría porque me dieron asiento de ventana. Por desgracia para él, el despegue fue con lluvia y nubes bajas, con lo que es cortísimo y el aterrizaje fue muy lindo, así que tenemos un vídeo único y maravilloso a la par que zarrapastroso en el que está acelerado hasta que el avión comienza a correr para saltar al aire, después vemos las cosas a la velocidad a la que sucedieron y solo cuando estamos a punto de tocar tierra vuelvo a meterle candela. La música, como no podía ser de otra manera, es la canción I Get To Love You de Ruelle:

Al llegar, fui a la estación de metro del aeropuerto y desde allí, recorrido hasta la vera del río Tajo porque esta vez, en lugar de quedarme en la zona más céntrica, decidí pillar pensión en Belém, el barrio más chulo de la ciudad y que una vez se van los turistas por la noche, es un remanso de paz. Como estaba en la zona cero, tras cenar fui a pasear con el telefonino móvil y flipé con el Padrão dos Descobrimentos, que yo había visto de día y es precioso y maravilloso pero es que de noche es una joya:

Allí éramos tres gatos, no había nadie. En la parte derecha por detrás de la foto se pueden ver las luces del puente. Como el mejor blog sin premios en castellano es mío y solo mío, pues pongo otra foto de este monumento en la que se puede ver el pedazo de espada que está por la parte delantera (o trasera, ya que para mi la delantera se ve desde el río Tajo).

Se puede ver la entrada para pillar el ascensor y subir y hasta un avión que está yendo hacia el aeropuerto. A un kilómetro de allí o quizás menos, tenemos la Torre de Belém, así que también fui a rendirle honores y de nuevo, flipé porque bien iluminada es una maravilla:

Después fui caminando a la estación del ferry de Belém para ver los horarios del barco ya que quería cruzar al otro lado del Tajo al día siguiente y finalmente, cuando acabé el paseo, regresé a la pensión para descansar y prepararme para la aventura del día siguiente, que yo no soy culocochista como dos que yo me sé y tenía pensado caminar un montón.

El relato continúa en Cruzando el Tajo dos veces y más


4 respuestas a “Llegando a Lisboa y quedándome en Belém”

  1. No fastidies tío, que entre hermanos, sobrinos, hijos de estos y demás parentela, tengo en Bruselas 29 parientes, si es que no ha nacido alguno que yo no me haya enterado…
    Fantástico el video, gracias brother, ya no podía mas con el mono, a mi la lluvia sobre las ventanillas del avión, siempre me recuerda a los videos de los espermatozoides corriendo a toda leche para fecundar, que es su trabajo, claro… 🙂
    Salud