Llegó la hora de enderezar


En los Países Bajos, las vacaciones escolares duran la asombrosa cantidad de SEIS semanas o CUARENTA Y DOS días. Por supuesto que los niños tienen otras semanas de vacaciones pero al contrario que en España, aquí no se interrumpe por un periodo considerable de sus vidas la educación. El sistema es bastante curioso ya que el país está dividido en tres zonas y cada una tiene un comienzo y un final de vacaciones distinto. El viernes de la semana pasada el centro del país comenzó sus vacaciones, las cuales acabarán el 21 de agosto, esta semana será el norte el que comience las vacaciones y la semana que viene serán los del sur. Entre las ventajas del comienzo escalonado están las operaciones salida y regreso escalonadas, una de esas ideas absurdas que nadie entiende ya que no hay nada mejor que mamarte una operación salida y pegarte un güevo de horas en la carretera en un atasco eterno o tirado en un aeropuerto gracias a la eficacia y el buen hacer de Buelin. Junto con las vacaciones escolares, otros pequeños cambios alteran nuestras vidas nórdicas. El transporte público también toma vacaciones y por ejemplo en mi caso, en lugar de los terribles siete minutos que hay que esperar por una guagua en mi barrio, ahora las tenemos cada quince minutos durante el día y cada media hora al llegar la noche. Por suerte yo voy en bici a todos lados y esto no me trastoca la vida. Este año, el evento más significativo de este periodo de vacaciones es la hiper-mega-obra que está teniendo lugar bajo la estación de Utrecht Centraal. En estos momentos y durante unos diez días, el tráfico ferroviario en los Países Bajos está limitadísimo. Hay un montón de líneas que no circulan y otras que se han trastocado, con diferentes horarios y paradas. La causa de todo esto es que se ha elegido desechar la flexibilidad. La estación de Utrecht Centraal es el corazón y nudo principal de la red ferroviaria holandesa, una de las más saturadas del universo conocido. Bajo la gigantesca y preciosa estación, que está prácticamente acabada, hay veintiuna vías de tren que entran por el norte de la estación y salen por el sur y que en ambos lados se dividen en múltiples direcciones. En el diseño original, si a los programadores les salía de la pipa del Eso que un tren que llegue por la vía veintiuna pare en la estación en el andén de la vía número uno, era totalmente factible. Hay una cantidad ingente de intercambiadores de vías y salvo por el pequeño detalle que al ir ese tren saltando de vía en vía hay que parar el tráfico de toda la estación, se podía hacer. La flexibilidad también ha sido la causa que en inviernos algo fríos, aquellos que teníamos en el pasado cuando yo era el patinador de altísima velocidad africano más rápido, muchos de esos sistemas para cambiar de vía se congelaban y se montaba un pitote que no veas. También se descubrió que la velocidad de los trenes al pasar por ellos tiene que limitarse y acabamos con muchísima flexibilidad y aún más inconvenientes. Por eso, se están deshaciendo los nudos y limitando la flexibilidad. En este momento solo están operativos los andenes de las vías de los extremos y se está procediendo a enderezar los raíles quitando los cruces. Los trenes tendrán menos alternativas a la hora de llegar a la estación pero lo podrán hacer más rápidamente y en cualquier caso, hoy en día todos llegan siempre por las mismas vías, por ejemplo, todo el mundo sabe que los trenes hacia Hilversum salen del andén 3 o 4 y que los trenes que van hacia Amsterdam Centraal o el aeropuerto de Schiphol paran siempre en los andenes 5 o 7. Esta extraña obra, junto con el desdoblamiento de vías que se ha hecho en las líneas principales para que en lugar de dos vías haya cuatro permitirá incrementar la velocidad de los trenes Intercity en veinte kilómetros por hora y aumentar la frecuencia de trenes entre Amsterdam y Utrecht de los cuatro actuales a seis por hora, con lo que el tren será prácticamente como un metro que te lleva del centro de una ciudad al otro en veinticinco minutos o hasta el estadio Amsterdam ArenA en quince. El grueso de la obra se hace en el verano, cuando la gente está de vacaciones y se molesta menos a los ciudadanos. A los turistas igual les molesta venir de veraneo y que el metro en Amsterdam esté cerrado por obras de mantenimiento pero lo que no es lógico es que se hagan cuando el sistema se necesita de verdad.

Esto seguro que me beneficiará cuando vaya al aeropuerto o la capital de los Países Bajos pero la obra que sí que espero como agua bendita es la del mayor aparcamiento público de bicicletas del universo conocido el cual estará junto a la estación y será un edificio en el que se podrá aparcar VEINTIDOS MIL bicicletas en varios niveles. Se rumorea que parte del aparcamiento se abrirá antes de que acabe el año. Mis bicicletas disfrutaran de este servicio a diario, cuando vaya y regrese del trabajo o me traslade por tren a algún otro lugar del país.

,

2 respuestas a “Llegó la hora de enderezar”

  1. Aquí no hay 22000 bicicletas ni si contamos las de toda Galicia. Como se nota que vivís en llano.