Lo que perdimos


El otro día estaba en el cine (jolín, que fácil resulta mentir). Comencemos de nuevo, ayer estaba en el cine y la película que estaba viendo era algo aburrida. Pese a ello, el tema disparó mis neuronas por algo que noté mientras la veía. Si viajamos atrás en el tiempo, digamos unos quince años más o menos, el mundo era totalmente distinto a éste en el que nos encontramos. Hasta que se popularizaron las cámaras digitales y se incluyeron en los teléfonos móviles, teníamos algo que no valorábamos. Privacidad. Crecíamos sin estar continuamente expuestos, teníamos la posibilidad de cometer errores, de hacer estupideces o de cagarla hasta el fondo. Cuando pienso en las burradas que hice o que hicieron a mi alrededor y de las que escapamos ilesos e impolutos, sin un rastro delator, me siento afortunado. Ahora, con el Gran Hermano convertido en todas las personas que están en tu entorno, que dicen ser tus amigos, que hasta te etiquetan como tal entre sus mil contactos, tienes que tener siempre presentes que estás rodeado de víboras y de enemigos. Antes, podías irte con los colegas, coger una moña que no veas, cruzar todas las líneas que niegas haber cruzado y no quedaba constancia. Ahora, tienes que ser conscientes que tanto da si estás en un lugar público como privado, hay armas de destrucción masiva apuntando hacia ti y una vez se disparan, gracias a todas las herramientas sociales que nos convierten en víctimas y a nuestros presuntos amigos en agresores, tu vida, tal cual como la conoces habrá acabado y si no eres fuerte, el camino del suicidio parece ser el único que se puede seguir.

El otro día mientras pedaleaba camino de la oficina me fijaba y creo que desde que salgo de la estación de tren en Hilversum hasta que llego al trabajo, en ningún momento camino más de quince metros sin que una cámara capte mi paso. Cuando voy a Ámsterdam es peor. En el trayecto entre la estación de metro de Waterloplein y los multicines de Munt o Tuschinski, paso el Blauwebrug y Rembrandtplein. Un fin de semana cualquiera, en ese trayecto aparezco probablemente en más de cincuenta fotos hechas por gente en el lugar y como voy a esa zona prácticamente todas las semanas, tenemos que ya debo estar en miles de fotos, en decenas de vídeos, siempre en el papel del julay que pasa por el lugar en el momento inoportuno, solo que ahora todos los momentos lo son porque siempre hay alguien.

Imagina una fiesta universitaria, con una pava totalmente pasada, borracha y durmiendo apoyada en un árbol que casualmente es el que usan los borrachos para mear. La tipa está básicamente recibiendo lluvia tras lluvia de orina, sin enterarse de nada. Cuando yo lo vi y la meé, ya que estábamos a media faena los colegas cuando nos dimos cuenta de que estaba allí, no habían cámaras, no había manera de plasmar el instante y esa julay, ahora puede ser alcaldesa de cualquier lado sin problemas. Hoy, estaría socialmente muerta. Igual sucedería con aquella que se durmió meando en Agaete en las verbenas de la Rama y a la que todos le vimos el potorro o todos aquellos desgraciados que veías tirados por las calles o en baños durmiendo sobre meados.

Gracias a haber nacido en el momento adecuado, ni siquiera hay constancia de nuestras intrusiones en una zona militar en la Isleta, de como íbamos a un campo de tiro, encontrábamos munición que no se había disparado, hacíamos una hoguera cerca de nuestras casas, poníamos piedras y escuchábamos y flipábamos con aquellas balas explotando. Podría seguir listando las cosas que forjaron mi personalidad pero no lo haré. Ya es tarde y no hay manera de parar el Tsunami de Orwel que está pasando sobre nuestras vidas. De aquí en adelante, todo irá a peor. Cualquier día alguien fabrica un dron minúsculo que vuela a tu alrededor y que tiene batería suficiente para aguantar unas horas en el aire y nuestras vidas quedarán documentadas las veinticuatro horas del día, cada día del año, todos los años de lo que nos quede de vida. No se muy bien para que servirá semejante archivo de mediocridad, pero seguro que a GooglEVIL se le ocurre alguna manera de explotarlo comercialmente.


12 respuestas a “Lo que perdimos”

  1. He seguido pensando, incluso, mientras tanto me he tomado una copa pensando en lo que dices, y sinceramente, no me importa para nada que me queden tan pocos telediarios, y lo prefiero así… 🙁
    Salud

  2. Genín, sí. No todas las balas de las metralletas se disparaban. En el campo de tiro, mirando un poco las podías encontrar.

  3. Si, ahora como te salgas del plato casi seguro que alguien te saca un vídeo y lo publica.

    Que felicidad la de antes. Aunque imagino que las policía estará encantada, seguro que tiene la mitad de trabajo que antes.

  4. Sí, hijo, ahora todo tonto tiene que documentar su vida con fotos, videos, etc. y le importa un carajo si te saca y tu familia es peor, por mucho que digas que no quieres que tus fotos estén el facebook, siempre hay un gilipollas, familiar tuyo, que las cuelga.

  5. Darliz, por suerte el grupo familia es muy pero que muy reducido ya que a la inmensa mayoría ni les hablo ni los veo ni me preocupa su existencia y no tengo ese problema.

  6. A mi solo me pasó una vez, (lo de que me etiquetasen en unas fotos, no lo de los meados, que eso no me ha pasado nunca, que ascopordió) y por poco mato a la susodicha. Ahora ya no pasa porque me tienen que pedir permiso antes, y eso NO sucede. Pero teneis razón, ya no puede una tirarse a la bartola, o al bartolo, sin tener un dossier en la red.

  7. Para conseguir fotos mías primero tendrían que tener acceso a mi entorno y a esos, hace años que les di puerta y patada.

  8. En mi familia todos los años por Navidad tiene que haber un gilipollas que cuelga las fotos, gilipollas que son hermanos míos, sin ir más lejos y a los que todavía no les he dado puerta.

  9. Yo los enveneno para que pasen unos días en el hospital sin morir y después les vuelvo a explicar el concepto y el otro concepto de no tropezar dos veces en la misma piedra.

  10. Lo del «veneno» lo hizo un conocido mío… les puso Evacuol. Pero no fue por unas simples fotos, claro.

  11. Surelax es también una buena opción para que se caguen hasta en tu P. madre durante un par de días y seguro que captan los conceptos.