Ayer, hoy y mañana estamos en el cénit, en el punto culminante de la victoria de la luz sobre la obscuridad, el momento en el que se rinde y comienza a ceder terreno. Cénit o cenit, una palabra bellísima que existe en nuestro idioma y que significa el Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo. Una palabra que llegó a nuestro idioma por error, por culpa de un copista que no hizo bien su trabajo, como explica el RAE. Curioso como los positivos hemos ganado esta batalla y muy pocos saben que lo opuesto al cénit es el nadir, palabra que hemos ninguneado tanto que no se usa.

Esta mañana, el sol asomaba y acariciaba mi casa a las 05.17 horas, aunque ya regalaba luz desde las 03.07 de la mañana. Con este derroche de luz, nos faltan horas para estar en la calle, disfrutando de este derroche de luz que no cesa.

El ocaso, el momento en el que el sol se esconda, no llega hasta las 22.04 y aún tenemos luz hasta las 00.14, con lo que la noche, lo que se dice noche, dura escasamente dos horas y cincuenta y tres minutos. Es el tiempo que tienen los vampiros de antigua generación para corretear por la tierra si eligen vivir por aquí arriba. Es el tiempo en el que la noche como tal es noche.

Es todo un lujo tener veintiuna horas y siete minutos de luz. Si lo comparamos con Gran Canaria, allí ahora mismo la primera luz llega a las 06.05 y amanece a las 07.05 y por la noche, el sol se pone a las 21.01 y a las 22.00 ya no hay luz. Tienen ocho horas y cinco minutos de oscuridad y quince horas y cincuenta y cinco minutos de luz. En diciembre será al revés, nosotros añoraremos la luz y viviremos prácticamente a oscuras mientras en otros lugares siguen sobrados de horas de luz.

Los pantallazos los hice con RISE, una pequeña APP que en su versión gratuita te da esta y solo esta información. Su versión de pago al parecer suministra muchos más datos pero en mi caso, con esto tengo bastante.