Los miserables – Les Misérables


Si ya resulta difícil creerse una película de animación, el mayor acto de fe que se puede tener entre los cinéfilos es que te gusten los musicales. No hay nada que provoque reacciones tan extremas como el ver una película en la que nadie habla, todos cantan. A lo largo de mi vida he visto multitud de personas salir de una sala después de unos pocos minutos porque no soportaban esa experiencia tan peculiar de ver a los actores cantando la historia. Por suerte yo no tengo problema alguno con este género y soy de los que no se pierden estas películas. En Holanda Les Misérables se ha estrenado con cierto retraso respecto al mercado español pero finalmente la tenemos en cartelera y he podido ir a verla. En España llegó durante las navidades con el título de Los miserables.

Un julay recién salido de chirona trata de rehacer su vida pese al acoso de un picoleto

Jean Valjean se ha pasado casi veinte años en el trullo por robar un trozo de pan y al salir intenta rehacer su vida pero a sociedad no le perdona que sea ex-presidiario. Rompe con su pasado y se inventa una nueva personalidad, alguien bondadoso y que ayuda al prójimo pero su antiguo carcelero ni lo olvida ni lo perdona y lo seguirá acosando toda su vida. Mientras, Jean Valjean adopta a una niña cuya madre murió haciéndole prometer que lo haría y la niña crece y se enamora de un chamo revolucionario y que quiere cambiar la sociedad y del que está enamorada otra pobre que sabe que lo suyo es imposible.

Ya no se hacen historias enrevesadas como las de antes. Victor Hugo creó una historia densa y en la que si un personaje se tira un peo le rebota contra una pared y le da un porrazo de vuelta que no veas. La adaptación al musical funciona maravillosamente bien y desde la primera escena y canción te enamoras de una historia que sigue un ritmo muy milimetrado y en la que todas las escenas de canto están grabadas con voz en el estudio, algo ASOMBROSO y FABULOSO. Todavía estoy tratando de asimilar que Hugh Hagman y Russell Crowe pueden cantar y resultan creíbles pero no creo que haya una persona que merezca un premio más que Anne Hathaway. Lo suyo es para no mear gota. Tiene una escena brutal, increíble y realmente intensa en la que la cámara se mantiene en todo momento sobre ella, no hay cambios de planos, solo ella, cantando y llorando y poniendo los pelos de punta a los espectadores, salvo por el chamo que gemía como una perra en celo dos filas más atrás de mi y que no veas lo que lloró. Esto es un festival de actores y actrices dando lo mejor de sí mismos y llevados por un director que ha sabido contenerse y crear escenas maravillosas que duran varios minutos y en las que los cambios de plano son prácticamente inexistentes. Esto es algo que no vemos con frecuencia ya que hoy en día se estila el aspecto visual de pollabobas como Michael Mann o Peter Jackson que camuflan su ineptitud haciendo que nuestros ojos no se puedan fijar en la pantalla de tanto que cambian las escenas.

Los jóvenes enamorados los interpretan la preciosa Amanda Seyfried y Eddie Redmayne y la tercera pata de la historia de amor es Samantha Barks, una chica que aparece por primera vez en el cine y brilla como una supernova y que espero que se convierta en una actriz recurrente de películas con mucha calidad. Curiosamente ha interpretado el mismo papel en el musical en Londres. Los otros dos miembros de este trío también se están abriendo paso a mi lista de actores y actrices favoritos.

La película tiene escenas espectaculares, canciones fabulosas y momentos de puro vértigo. Como pertenece al género musical, a la entrada de la sala hay controles y se impide la entrada a los miembros del clan de los Orcos ya que su única neurona no está programada para soportar y asimilar este tipo de cine. Los intelectuales de GafaPasta sin embargo sí que son bienvenidos y seguro que se lo pasan pipa. Si te gusta el género musical, no te la pierdas. Si no puedes con la gente cantando, déjala pasar.


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