Más turismo por Budapest


Este relato comenzó en Camino de Budapest

Nos habíamos quedado en la zona del castillo de Budapest, recorriendo la zona, llena de calles muy bonitas e incluso bajamos a los túneles que hay por el lugar y en los que se refugiaba la plebe durante la Segunda Guerra Mundial. Fuimos al Palacio Real pero justo ese día había una feria de vinos malos de la zona y no se podía acceder a menos que fueras a la misma y como allí lo que está es la Galería Nacional Húngara y está más que dicho que a mí el arte me deja helado, pasamos muy mucho. Aunque nadie lo crea, en la zona perdimos casi tres horas. Para bajar, usamos el autobús número 16, el cual finalmente encontramos y flipamos con los carteristas que se ponen junto a la puerta y van birlando carteras cuando la gente se baja. Conmigo se jodieron porque yo me pongo en un bolsillo delantero la cartera, en el otro el iPhone y en ambos las manos y así no hay quien pille. Me hizo gracia porque junto con Barcelona, este es el único lugar en el que he visto carteristas en acción e igual eran de la misma familia de hijosdeputa rumanos o eso que en los tiempos en los que no había cortapisas a la lengua solíamos llamar gitanos de mierda y que ahora, por respetar a las minorías, denominamos carteristas y no hacemos referencia despectiva alguna a su raza inferior y despreciable, además de vil.

Nos bajamos de la guagua tras cruzar el Széchenyi lánchíd o Puente de las Cadenas, símbolo de la ciudad y el más antiguo de los que se construyeron para unir Buda y Pest y que tiene unos leones enormes en ambos extremos. Durante la Segunda Guerra Mundial lo arrasaron y la versión actual es la reconstruida. La idea era hacer un mini-crucero por el Danubio pero como yo informé a mis familiares que estábamos al lado de la Váci utca o Calle Váci, fuimos a la misma por aquello de poder decir que andamos por la calle mayor de la ciudad, una via peatonal llena de las tiendas de vuestras multinacionales favoritas y en la que hasta por tirarse un peo hay que pagar.

Nos sentamos a descansar en una terraza y pedimos unas cerveza y un cubata. A mi tío se le nubló el entendimiento y no se le ocurrió otra cosa que pedir unos nachos con guacamole pese a mis advertencias. La capacidad de los camareros húngaros es legendaria y pese a lo complejo del pedido, solo tardaron treinta y cinco minutos en coger un puñado de nachos del paquete, ponerlos en un bol, poner en otro un poco de guacamole de bote y traérnoslo. Casi perdemos el crucero por culpa de esto pero como San Esteban el follador y presunto tocador de niños debía estar protegiéndonos, conseguimos llegar al barco y ponernos en la parte superior. Durante nuestra epopeya por el río pudimos ver el parlamento, los puentes, la colina con el castillo y mil cosas más y mi cámara no dejaba de hacer fotos que quizás lleguéis a ver algún día. Tras regresar cogimos el metro y tras un trasbordo, fuimos a ver el H?sök tere que como habéis adivinado, es la Plaza de los Héroes, una de las más importantes de la ciudad y que además es patrimonio de la humanidad junto con la avenida Andrássy que llega a la misma. En esta plaza hay estatuas de toda la chusma y la gentuza relevante para esa gente desde hace casi mil años. A ambos lados tiene dos edificios monumentales y en la plaza aquel día habían carreras de caballo con los jinetes vestidos de época, muy espectacular pero también muy hortera. La avenida la había cerrado al tráfico y se podía caminar por el lugar muy bien. Pasamos por allí casi hora y media y de alguna manera se acercaba la hora de cenar, así que tras leer críticas y reírnos con los comentarios de la gente optamos por el restaurante Menza, el cual estaba a un kilómetro y poco y muy cerca de mi hotel. Le preguntamos a un taxista si nos llevaba pero el tío pasó porque según él, allí podía pillar una carrera mejor. Si el pollaboba se pensaba que le íbamos a ofrecer más dinero, ya puede pegarse un tiro de gofio ya que a mí me haces un feo una y solo una vez y tan pronto nos lo dijo, perdí mi interés y obligué a mi tío a caminar e incluso si el taxista se me acerca y se ofrece a chupármela sin los dientes postizos para hacerme un masaje no habría aceptado el ofrecimiento. Llegamos al restaurante un cuarto de hora más tarde y conseguimos mesa sin reservar y casi sin tiempo a parpadear, el lugar estaba petadísimo de gente. La comida estuvo muy buena, el servicio fue rápido y la experiencia en general satisfactoria. Desde allí caminamos al hotel de mis parientes y en el camino pasamos junto a la ?pera y frente a la misma había un escenario y cantaban artistas húngaros algo que parecía zarzuela, igual de hortera y todo. Después fuimos a patear la ciudad de noche y admiramos sobre todo la Szent István-bazilika o Basílica de San Esteban, un pedazo de iglesia con capacidad para ocho mil quinientos chamos y de estilo neoclásico y en la que en el más puro estilo de la secta católica, conservan la mano derecha momificada del susodicho pollaboba que le da nombre. Cruzamos andando el puente encadenado e hice fotos nocturnas a destajo que seguramente quedarán mal. Sobre las once de la noche dimos el día por acabado y me despedí de mis familiares ya que ellos se iban a la mañana siguiente hacia Viena y yo regresaba a Holanda.

Por la mañana, tenía la alarma para las siete y media y a las siete me arrancan del sueño y yo lo primero que pienso es en quién fue el hijoputa que me cambió el sonido. Cuando me ubiqué me di cuenta que era la alarma de incendio del hotel y me puse el pantalón, cogí a mi precioso y su cargador y hasta pensé en sacar el equipaje pero decidí no ser hortera y salí a la calle con el resto de clientes del hotel. Al parecer un desgraciado fumó y disparó los sensores que nos protegen de esas bestias miserables. Todos salimos a la calle vestidos slavo por un inglés en calzoncillos que pasó más frío que un tonto. Está claro que aquello no es el primer mundo porque los bomberos ni se molestaron en venir y si llega a ser un incendio de verdad, allí morimos todos calcinados. Regresé a la habitación, me duché y a las ocho salí a desayunar. Sobre las nueve menos cuarto me recogía el taxi que había pedido el día anterior y me llevaba al aeropuerto. Pasé el control de seguridad, flipé con los precios prohibitivos de las tiendas y los bares del aeropuerto y que lo ponen a la altura de algunos de los más caros en los que he estado y me acerqué a la puerta de embarque. Entré el primero en el avión por la puerta trasera y salimos de Budapest con diez minutos de adelanto, teniendo un vuelo plácido y fabuloso con Ryanair. Creo que a un tonto le levantaron sesenta leuros por no llevar la tarjeta de embarque impresa y a un espabilado le sacaron otra pasta por pretender colar como equipaje de mano una maleta en la que cabían dos personas con sus respectivos miriñaques. Una vez llegamos al aeropuerto de Eindhoven, fui en el autobús 401 a la estación de tren de la ciudad y diez minutos más tarde estaba en un intercity en dirección a Amsterdam, ya que opté por redondear el día yendo al cine a ver una sesión doble y así acabó mi escapada relámpago a Budapest, ciudad que me ha parecido preciosa y a la que espero poder volver algún día.

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5 respuestas a “Más turismo por Budapest”

  1. Pues mira, Budapest lleva en mi lista de lugares a visitar un montón de años, quien sabe, cualquier día me doy un saltito…
    Salud

  2. Deberías, es una ciudad muy hermosa. Si has estado en Praga, recuerda un poco a esa otra ciudad que también es fantástica para una escapada.

  3. Pues no sé…si dices que recuerda a Praga, me gustaría ir. Pero, por otra parte, entre lo de los carteristas, lo de los bomberos y lo de los camareros, me da un poco de pereza. Tal vez la ponga en la mitad de mi lista.

  4. Si sabes como manejar los carteristas, no hay peligro y es muchísimo menos peligrosa que Madrid, ciudad en la que yo no salgo solo a la calle con mi cámara durante el día. El mal servicio en bares es crónico de lugares turísticos. Te puedo indicar un restaurante en Amsterdam, muy famoso, en el que tardaron 45 minutos en traer la ENSALADA de primero y una hora y cuarto para traer el segundo. En traer la cuenta solo les demoró 25 minutos.