Mi punto fuerte


Esta primera semana de trabajo tras regresar de Gran Canaria ha sido una de las más raras de los últimos tiempos. No por las circunstancias que la provocaron, que al fin y al cabo forma parte del ciclo de la vida, sino por mi aterrizaje en la empresa. Mi trabajo está definido y es como la musiquilla de fondo en cualquier serie de televisión. A todos nos suena y yo lo hago de manera mecánica, eficiente y sin que los demás lleguen a apreciar el esfuerzo real que hay detrás. Cuando comencé el lunes a trabajar tenía unos doscientos correos que requerían mi atención y esta tarde acabé con doscientos treinta. Entre medias hubo unos quinientos correos que llegaron pero las cosas que me pidieron que les diera prioridad y resolviera no estaban relacionadas con mis funciones sino que normalmente las llevan a cabo otras personas y al estar de vacaciones, parece que no encontraron a nadie mejor que a mí para resolverlas. Así cada día tuve dos o tres o cuatro retos que había que superar y sobre los que de entrada no tenía ni puta idea. Ataqué cada uno desde el ángulo que mejor me pareció y todos los completé a tiempo, mientras la gente estrechaba manos y me deseaba fortaleza, que es una de las formas locales de mostrarte su apoyo.

El viernes por la tarde, antes de decidir marcharme a casa media hora antes de tiempo porque se aproximaba una tormenta y yo había ido a la oficina en manga corta y sin chubasquero, me sentaba con el director de una de las unidades de negocio y uno de los gerentes y hacíamos balance de todo lo que hicimos. Mientras me doraban la píldora entró uno de los vicepresidentes del país del Sol Naciente para enseñarme un documento y preguntarme si debería firmarlo. Yo lo leí, lo revisé, encontré un fallo que debía ser corregido y le aconsejé que lo firmara una vez lo arreglen. Cuando se marchó, el director y el gerente me miraban asombrados. Yo me limité a encogerme de hombros porque ese es mi día a día. Alguien corta el flujo de mis actividades diarias, me hace una pregunta o me pide que haga algo totalmente fuera de contexto, yo recibo un mínimo de información y sin demasiadas preguntas encuentro los puntos débiles y tomo una decisión que en la mayor parte de las veces es la adecuada. Ese es mi punto fuerte, analizar, buscar problemas y encontrar soluciones. Para redondear un día extraño en una semana extraña, ayer el Moreno me llamó cuando estaba en casa del Rubio y me pidió que llevara mi cámara a la oficina. Esta mañana celebraban los veinticinco años trabajando de uno de mis colegas y como casi siempre, yo hice las fotos y las puse en la red interna de la compañía para que todos las puedan coger. Además de suministrar al organizador con fotos y anécdotas del colega porque es un buen amigo, me divertí viendo a casi toda la gente de la planta de la oficina en la que trabaja ese colega viniendo a trabajar en pantalones cortos, ya que el homenajeado es uno que según llega el verano, viene todos los días con sus pantaloncitos cortos y todos nos cachondeamos de él por eso.

En fin, que ahora solo me falta recuperar el control de mi vida social y volver a sacar algo de tiempo para escribir y mantener este pequeño rincón.


6 respuestas a “Mi punto fuerte”

  1. Por lo que te leo está claro que tu punto fuerte viene determinado por ese bagaje intelectual que te ha dado la lectura desde pequeño junto con una mente analítica que supongo propició que te decantases a cursar 2 licenciaturas técnicas de primer nivel. Parece ser que de forma innata eres capaz de dar solución a cualquier situación gracias a la conjunción de esos dos aspectos. De otro modo no se explica la capacidad que tienes de viajar solo por todo el mundo con la cantidad de problemas e imprevistos que pueden surgir.

    Y ahora no nos vengas con el anualmente conocido post en el que se produce la lotería de despidos por reducción de personal ya que tu no te encuentras en ese bombo. Pero si te codeas con los gerifaltes de tus jefes … 😉

  2. doverinto, no creo que lo que estudié tenga nada que ver. Es más bien algo que he hecho desde siempre. De la misma manera que hay gente que siempre se fija en lo bonito, yo siempre veo los fallos e inmediatamente comienzo a maquinar maneras para arreglarlos. Mi amigo el Rubio dice que soy muy negativo por eso, pero cuando le viene bien lo aprovecha.

    Viajar por el mundo es sencillo y los problemas suelen ser mínimos si lo organizas todo bien. Veremos si hay algún problema en los seis viajes que tengo previstos antes de irme a Canarias por Navidad.

    Mi jefa está convencida que en la próxima ronda nos echan a los dos. Yo estoy más bien convencido que la echan a ella y yo sobrevivo. Le caigo bien a los amarillos y hago un trabajo que resulta muy difícil de substituir. Tampoco me preocupo mucho.

    Que sepas que adastra ha retornado a su bitácora. A ver cuánto le dura.

  3. Sulaco, no he dicho que lo que estudiases tuviese que ver con tu punto fuerte, he dicho que es fruto de la conjunción de tu background y tu mente analítica. Me parece que tanto audiolibro está mellando tu capacidad de lectura.

    Y hablando de audiolibros, desconozco el tema pero creo que las voces de la lectura pueden influir en la concepción del libro. No creo que se lo mismo escuchar un libro narrado por una chocha con la voz de Cyndi Lauper que por un chamo con la voz del teniente Colombo.

    En cuanto a Ad astra efectivamente ha vuelto al ruedo tras su infierno personal. Sin duda es una buena noticia.

  4. Tendrías que juntarte con mi marido, y montar una empresa de control de calidades. Él es el mayor encuentra «fallos» (o mejor dicho: «pegas») del mundo. Bueno, mi hermano pequeño tampoco se queda atrás. Entre los tres, arrasaríais en el mercado (no sé en qué mercado….pero da igual). Yo me apunto a la búsqueda de soluciones, y en la toma de decisiones. Jajaja…

  5. Huitten, yo no busco pegas, solo veo lo que está mal. No lo hago en cosas habituales o cuando voy de viaje, ya que ahí o tienes un amplio margen de tolerancia o mejor te quedas en casa.