Mil cien días de constancia en el duolingo


Por más que le pese a todos los que piensan que yo soy más inestable que una veleta y que me limito a seguir los vientos de turno, yo mis obsesiones me las tomo muy pero que muy en serio. Hace setenta y dos horas que celebrábamos mis Tres años de constancia en el Duolingo y regresamos al mismo tema, ya que este dos mil diecisiete también se recordará como el año del más de lo mismo que al final va a ser cierto eso de que la letra entra mejor con sangre y la prueba está en toda esa generación de totorotas y acarajotados a los que lavaron el cerebro con una truscoluña que jamás existió y que ahora se tragan las trolas con más facilidad que una mala pécora candidata independentista la lefa de los que la auparon a la poltrona, que al contrario que en Hollywood, estas jamás dirán los nabos que han mamado porque no quieren ni de coña perder la mamandurria. Pues eso, regresamos a mi ombligo que era el tema de hoy y hace cien días que celebraba los 1000 días de constancia en el Duolingo y claro, tras realizar unas complicadas operaciones matemáticas que puedo entender y entiendo que gran parte de los totorotas que conozco no puedan discernir, resulta que hoy he llegado al hito histórico y asombroso de los mil cien días de iteraciones en el duolingo, haciendo ejercicios una y otra vez. Cuando hice el pantallazo que viene a continuación el idioma en la pantalla era el inglés, con lo que debía estar practicando holandés para ingleses o italiano para ingleses, ambas lenguas parte de mi rutina matinal de hoy. Esta tarde, camino de Amsterdam para cenar con el Turco, seguiré con las otras lenguas que ciertamente no domino.

Esta sobredosis de duolingo culminará en once días, cuando lleguemos a los 1111 días de ejercicios sin perder pauta. Tras eso, regresará la calma y solo sabremos del tema cada cien días, como en un pasado que ahora se nos antoja muy lejano.

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