Moka express de Bialetti


Hace casi dos semanas que se produjo un cambio substancial en mi rutina diaria. Como sucede con estas cosas, llegué al mismo por caminos tortuosos. Yo tengo una cafetera Senseo de Philips, básicamente de primera generación ya que la compré en el año 2005 y ahí sigue. El café que produce es de ese que se puede catalogar como agua chirria, suave y en cantidades industriales. No la uso mucho ya que de siempre he preferido el calentar un vaso de leche y echarle una cucharadita de café soluble por las mañanas. Cuando decidí que igual iba siendo hora de cambiarla comencé un proyecto de investigación masivo con todas las alternativas existentes. Miré todas las máquinas, las cuales ahora vienen con sus cartuchos incompatibles y que tras cinco años de protección por diseño pasan al dominio público y aparecen cafés de otras compañías, lo cual abarata el producto. Aún así, algo que parecían tener todas en común es que por menos de veinte céntimos no te tomas un café en tu casa.

Comencé descartando las máquinas que muelen el café y te lo preparan. Son aparatosas y me conozco lo suficiente para saber que después de un tiempo me cansaré y no la usaré. Después fui descartando los formatos propietarios, uno a uno. Todo parecía indicar que me terminaría comprando una Nespresso, aunque era una opción que no me acababa de convencer porque hasta el día de hoy, todos los cafés de esa máquina que he probado me han dejado totalmente indiferente. Encontré un modelo que tenía un cacharro adosado con el que hacía su versión del capuchino e incluso descubrí que la podía comprar por ciento cincuenta leuros y me regalaban cien leuros en café, con lo que tendría una cantidad brutal del mismo.

Con los deberes hechos, una tarde me acordé de la Bialetti, la clásica, única y ampliamente copiada cafetera italiana o cafetera moka, el sistema con el que crecí y el café que de siempre me pareció más rico, hasta que llegaron todos los inventos posteriores. Descubrí que siguen siendo populares y que hay un culto específico de las mismas. En ese mismo instante, mi intención de comprar una Nespresso estalló en mil millones de pedazos y comencé a buscar una tienda en la que vendan la Moka Express de Bialetti en el tamaño de una taza, perfecto para mí. Aluciné en colores cuando la tienda más barata en todos los Países Bajos que vende esta cafetera resultó una tienda de cocina que hay en el centro de Hilversum y que tiene fama de carera. Fui a comprarla allí y de paso me agencié un Frabosk Cappuccino, un vaso con un dispositivo manual para montar la leche y crear la espuma.

Moka express de Bialetti

Después me pasé por un supermercado, compré un buen café molido y ese mismo día entré en una nueva dimensión. Ya se me había olvidado lo rico que huele una cocina cuando se prepara café con la cafetera moka. Poniendo el fuego al mínimo, la mía tarda siete minutos y el resultado es increíble. Monto la leche, la caliento hasta la temperatura perfecta, se la añado al café, le pongo un poco de cacao en polvo por encima y tengo unos desayunos épicos. En lugar de los ciento cincuenta leuros acabé con la solución perfecta por treinta leuros.

La cafetera Senseo se quedará en mi casa para las visitas, ya que no creo que a la gente le mole lo de ir esperando tanto tiempo para un café y con la otra, puedo preparar dos en paralelo por minuto. Mi amigo el Rubio pensaba que hacer el café así afectaría a mi rutina mañanera y en realidad lo ha hecho al incrementar la calidad del café, pero no alargándola ya que de siempre me ha gustado disfrutar de un desayuno relajado y en el tiempo en el que recojo un poco, caliento las cosillas que tengo para desayunar y que normalmente están congeladas, saco la comida del congelador y preparo la mochila, el café está listo.

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4 respuestas a “Moka express de Bialetti”

  1. Al final tengo lo mas sencillo, a mi me encanta una cucharita de café soluble descafeinado en una jarrita de agua hirviendo, sin azúcar, hace años que descarte cualquier tipo de cafetera…
    Salud

  2. Yo tengo la Dolce Gusto, en casa y en el trabajo. De hecho, la compré para el trabajo y acabé con la de casa de lo mucho que me facilitó la existencia, tardo 30 seg. en preparar el café, y encima está riquísimo. También tengo una de esas como la que acabas de comprar, aquí les decimos «las italianas», pero la verdad, casi no se usa, porque con la de cápsulas cada uno puede hacerse un tipo de café diferente, y cuando todos tomamos solo, en Galicia hacemos «café de pota», que ese no hay cafetera que lo iguale. El soluble del desayuno que os recomiendo encarecidamente es el Marcilla Créme Express… puffff (yo soy de Nesquik, pero de vez en cuando…).
    Hala, ahora me voy a tomar un café, que me habeis hecho ganas.

  3. El café de pota nunca me ha gustado. Marcilla pertenece a la compañía holandesa DE, que es la que junto con Philips lanzó la Senseo. De los solubles, para mí el más rico por amplia diferencia es el del Lidl que venden en Holanda. Tiene un saborcillo que no igualan los demás.

    Mi amigo el Rubio tiene una Saeco minuto que muele y hace el café que no veas, pero es un mamotreto de que te cagas y para lo que yo quiero, demasiado. Además, la puta máquina está todo el día trajinando, que si autolimpiándose, que si esto, que si lo otro.

  4. A mi cualquier soluble descafeinado me va, lo que me gusta es el amargor del café, así que normalmente en que compro es el del mercamonas, el Nescafé vale el doble y no le veo la gracia y el LDL me queda a 6 km, no merece la pena ir…
    Salud