Mud


Hay historias sencillas a las que el drama vuelve épicas. Suelen ser relatos simples, directos, de un evento con el que todos nos podemos identificar de alguna manera. Esas películas tocan alguna fibra en nuestro interior y despiertan todo un mundo de emociones. No sucede a menudo ya que los productores saben que es arriesgado, que si al director le tiembla un poco el pulso o los actores no dan la talla, la cosa se transforma en algo ridículo. Por suerte eso no es lo que le ha sucedido a Mud, película que se estrena en España esta semana con el mismo título, el cual hace referencia a uno de los protagonistas.

Dos julays en edad de tocamientos se encuentran un chamo en una isla y se encaprichan de él

Dos chavales entrando en la adolescencia se embarcan en una aventura para ir a ver y tomar posesión de una barca que ha quedado colgada de las ramas de un árbol en una pequeña isla en el río Mississippi. Al llegar allí conocen a Mud, un chamo que parece ocultarse en el lugar mientras espera a que su pava se encuentre con él. Los chavales lo ayudarán y harán todo lo posible para que Mud pueda volver a estar con su chica mientras la cosa se complica y una banda de asesinos a sueldo lo busca para acabar con él por algo que hizo en algún otro lugar.

Esta es una historia que solo se puede definir como bella y triste. Es amor y amistad en dosis masivas. El ambiente de poblacho en el río Mississippi está muy conseguido, es una sociedad agobiante, en la que todos parecen tener su papel escrito y en la que no hay margen para la libertad. Los niños, y sobre todo Tye Sheridan, tratan de zafarse de todas las normas y reglas que los atan a ese mundo, el cual ven que está cambiando y amenaza con desintegrarse. Cuando conocen a Mud lo idealizan y deciden ayudarlo a cualquier precio, con la candidez que solo da la infancia. Mud es Matthew McConaughey en uno de los mejores papeles que ha hecho en muchísimo tiempo. Por fin decide dejar de lado su actual chulería y actuar y demostrar que puede hacerlo. Seguramente recibirá una nominación en los Oscars y no me sorprendería si gana uno ya que borda el papel de ese hombre complejo, cruel y al mismo tiempo sensible. Atrae la cámara como un imán y es cuando está con los chiquillos cuando su personaje brilla más, cuando los trata como adultos a los que sabe que les está exigiendo demasiado. Su chica, de la que nunca tenemos claro si es una bellísima persona o una pelleja del copón es Reese Witherspoon, que parece muy comedida para lo que suele ser habitual en ella y consigue brillar como víctima y como acusadora.

Todos los secundarios hacen un excelente papel y bordan sus personajes, ayudados por una historia sencilla y que funciona con una trama principal apoyada en una secundaria muy fuerte y muy pocas historias colaterales para rellenar minutos. La película va incrementando la tensión y llegamos a un final en el que nos agarraremos a la butaca mientras vemos lo que sucede. No suelen abundar las películas como esta, bien hechas y entretenidas. Es un tipo de cine que seguramente se les escapa a los miembros del Clan de los Orcos porque no creo que puedan mantener la atención durante tanto tiempo. Para los sub-intelectuales de GafaPasta, es obligatoria, igual que para cualquiera que ame el cine.


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