Obscuro y casi frío


Yo empiezo a asumir que estamos en otoño cuando la cantidad de horas de luz es igual a la cantidad de horas obscuras y eso es lo que ha sucedido esta semana. Ayer o antesdeayer, cruzamos la terrible barrera de las doce horas, con el sol apareciendo en el horizonte después de las siete y media y escondiéndose a esa misma hora por la tarde. El otoño coge carrerilla y está a punto de golpearnos con toda su fuerza visual, con maravillosos colores, con días en los que te apetece comer cosas pesadas y con las velas iluminando rincones de tu casa y tú ensimismado observando la danza de las llamas.

Cualquier día de estos se darán las condiciones adecuadas y los bosques se llenarán de setas y todos correremos a pasear por el lugar para verlas, admirarlas y hacerles fotos (unos) y recogerlas para comérselas (otros). El otoño es también el momento en el que miramos hacia ese pequeño ordenador del que depende nuestra calidad de vida y programamos la calefacción para que en los momentos en los que estamos en casa, la temperatura sea agradable. Hasta no hace mucho luchábamos por evitar que la casa se recaliente y ahora la batalla es para perder medio grado, ese que separa una casa acogedora de un frigorífico en el que crees que te estás muriendo. El otoño es también la época en la que más a gustito duermo, sin luz que me moleste y con el golpeteo de la lluvia en las ventanas, un sonido que por alguna razón desconocida me recuerda al del mar que escuchaba cuando vivía en Gran Canaria.

A mí ya se me está poniendo cuerpo de apuntarme a algún curso de patinaje sobre hielo para aprovechar el fresquito e ir a patinar un día a la semana, que ese don natural que tengo para esa actividad hay que explotarlo y quién sabe, igual algún día represento al País OrCanario en unas olimpiadas de invierno


11 respuestas a “Obscuro y casi frío”

  1. Hoy preparaba una entrada comentando que habíamos entrado en el otoño y ni me había enterado, con eso de que sigue haciendo sol y calorcillo no caí en lo que pasa cada 21 de septiembre. ¿Eso de que duermes sin luz que te moleste es que ahí no hay persianas?

  2. Siempre que empieza una estación la disfruto a tope, pero al poco, ya me siento incomodo, que si hay que consumir gas para la calefacción, abrigarse, ya no puedo andar en pelotas por el ranchito, la reducción de luz me jode un montón, no solo por la cosa anímica que me influye mucho, si no por la práctica también, se nota como baja la producción de mis placas solares, por eso he puesto otras dos y hoy estoy contento con el aumento de placas porque se ha pasado gran parte del día lloviendo y muy cubierto, pero mis baterías, al final del dia han estado full…
    Salud

  3. Yo lo paso fatal con los cambios de estaciones; sólo me siento estupendamente en verano (tal vez porque nací en ésa estación). La primavera y el otoño, me deprimen. Y el invierno me mata??porque no soporto demasiado bien el frío. Pero tengo que reconocer que los colores del otoño me resultan muy atrayentes.
    Y, como pregunta Jc: ¿No tienes persianas, porticones, o cualquier otra cosa que te tape la luz para dormir?… Yo no podría dormir así; necesito total oscuridad para conciliar el sueño.

  4. Me encantan los cambios de estación. Cada una es única año tras año. Y disfruto las cuatro casi por igual. Primavera es momento de excursiones y lluvia. Verano es momento de vacaciones y lluvia. Otoño es momento de castañas y lluvia. Invierno es momento de mantita y lluvia. Ay Galicia, no te cambio por ninguna!!! (y eso que este año en comparación no ha llovido nada!).

  5. Genín: andas en pelotas por el ranchito?? No, si yo ya tenía claro que eres un despendolao…

  6. Primavera y otoño son, para mí, las mejores estaciones. Es una conclusión a la que he llegado tras vivir casi dos años en Madrid. Aunque la gente crea lo contrario, y el cambio sea realmente mínimo comparado con otros sitios, en Canarias también se produce, y me encantan. El verano es agotador y especialmente dañino. El invierno, con sus noches eternas y el frío que encoge es para detestarlo. Definitivamente, si pudiese, hibernaría en verano e invierno y despertaría solamente en esas dos estaciones perfectas.

    Por cierto, aunque la RAE lo admite, «obscuro», con b, está en desuso.

  7. Uno+cero, cierto friki que tú conoces odia la versión de esta palabra con la «b», por eso la uso y además porque siempre me ha parecido más fastuosa e imposible de pronunciar. Yo amo el invierno, sobre todo a menos quince grados y con todos los canales helados, no hay nada mejor.

    Jc, tengo cortinas que paran la luz pero no completamente y nunca he tenido problemas para dormir con luz. Me desorienta despertarme de repente a las cinco de la mañana y que haya un día soleado y por eso prefiero la obscuridad, que al menos te recuerda que sigue siendo de noche y no dispara el modo de pánico porque me quedé sobando.

    Genín, yo tengo una lámpara Philips que es como un güevo de cristal que viene con mando a distancia y ahí pongo colores. Esta semana, amarillo atardecer veraniego y así no añoro la luz. No creo que haya mucha gente caminando en pelotas por mi barrio, sobre todo con los 13 grados que tenemos hoy.

    Virtuditas, aquí también llueve pero tenemos nuestros periodos de descanso o sucede por la noche y no molesta. Creo que hasta el martes por la tarde o el miércoles vamos a estar de secano.

  8. Virtuditas:
    Si, es un placer al que no quiero renunciar, es algo que me pide el cuerpo a medida que avanza el verano, no es desde un principio, es a partir de un momento dado, no se cual, cada verano es distinto, pero soy muy recatado y no me muestro fuera del ranchito, unicamente de madrugada en el porche, a las 3am o así, pero solo me ven los bichos, ya sabes que vivo en mitad del campo entre viñas y olivos.
    Aunque debo confesar que a veces se me olvida que estoy desnudo y salgo cuando me acuerdo que tengo que mover las placas, por decir algo…
    Sulaco, esa lámpara tuya suena de lo mas interesante…
    Salud

  9. Hola de vuelta de las vacaciones, casi recién aterrizada de la Liguria y de las Cinque Terre italianas y me encuentro a Genín en bolas, qué pasada. Por cierto, a mí también me apetece aprender a patinar, ya sé que tú ya sabes, pero aquí en Sevilla será patinaje en línea, porque la nieve que veo la tengo sólo en el congelador y es la que le echo a los vermuts y otras lindezas que me tomo. Un beso a todos.