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  • Lo impensable

    24 de julio de 2015

    Ayer fui a Amsterdam para hacerme una sesión doble en el cine y mientras paseaba por la Kalverstraat vi algo que unos días antes comentaba con la Chinita y ella confirmaba que no se suele dar en los Países Bajos. Una de las cosas que más nos chocan a los ciudadanos de este país cuando vamos a Londres, Roma, Madrid o muchas otras ciudades, es la cantidad de profesionales de la mendicidad que hay en esos países. Particularmente horrorosos nos resultan los rumanos y albanos con enfermedades chunguísimas o huesos desconchabados que se mueven por las calles atacando a los viandantes para que les den dinero. Hasta ayer jamás había visto a uno de esos por aquí y la mujer que tenía pinta de rumana que avanzaba descalza y renqueando con dos muletas y con todos los huesos de los pies mal colocados era terrorífica. Nadie le daba dinero. Quizás alguien le debía haber explicado que en la cultura calvinista, no se mantienen mendigos. El que quiere algo, trabaja y se le da.

    Tengo curiosidad por ver si seguirá por allí la semana que viene. En ocasiones anteriores, la policía les hace la vida imposible ya que las leyes holandesas cubren este tipo de actividad comercial ilegal y la castigan. Habitualmente, los cansan hasta que se marchan a otro país. La mujer tenía pinta de ser una profesional en ese oficio, lanzándose sobre grupos de turistas despistados y acosándolos. En Malasia, en las puertas de los templos hindúes están los más terribles mendigos que me he topado en mi vida y de hecho y gracias a ellos, la India está totalmente descartada como país en mi lista de lugares que quiero ver. En el barrio hindú de Kuala Lumpur, los sábados, hay un mercado hindú muy popular y visitado por locales y turistas. En mi primera visita a ese país, pasé por allí a verlo y había uno de esos mendigos, que operaba eligiendo una víctima despistada y que siempre era un turista, se acercaba, se dejaba caer sobre la víctima y se agarraba a ella como ladilla a güevo hasta que le daba una limosna. Recuerdo que lo vi hacer la maniobra un par de veces con éxito y después noté que me puso en su objetivo y comenzó la aproximación. Yo, con una maldad en su estado más puro, esperé haciéndome el lolailo y manteniendo el control visual. En el momento en el que el mendigo aquel asqueroso y que era repugnante a la vista y no quiero ni pensar como debía ser el contacto con el mismo, cuando el mendigo hizo la caidita, salté lateralmente con una gracia y desparpajo visto en muy pocas ocasiones en la historia del universo y el joputa se estampó contra el suelo, disparando las risas de todos los hindúes que había en el lugar y su admiración por mi. El cabrón aquel me echó una mirada de odio profundo y yo se la devolví triplicada. Después de levantarse, oteó el entorno, encontró una nueva víctima y comenzó una nueva aproximación.

    Volviendo a los Países Bajos, hace un par de años, parejas de rumanos se metían en tren a tocar música y pedir. Lo hacían entre Amsterdam y Utrecht. La gente comenzó a mandar mensajes y llamar a la policía de los trenes, paraban el tren sin abrir las puertas, los pillaban y la multa por ir en el tren sin billete no se las quitaba nadie y al no ser residentes en el país, se les cobraba en efectivo. Si además no llevaban un documento válido de identificación, les caían ochenta leuros adicionales y a eso se añadía el pago por llamar a la policía, una cosa que jamás he comprendido pero que también tienen la mayor parte de las tiendas y supermercados. Cuando alguien roba o por su comportamiento provoca que se llame a la policía, aparte de la multa o multas se añade una cantidad, normalmente en los alrededores de los doscientos euros y que determina el propietario del local (o la empresa ferroviaria). Esa cantidad se dona a organizaciones benéficas. Por descontado, si no tienen el dinero en efectivo o tarjeta para pagarlo, probablemente los llevan a una de las prisiones para expulsar y les dan puerta.

  • Torre del Mangia y delante de ella la Cappella di Piazza

    24 de julio de 2015
    Torre del Mangia junto al Palazzo Pubblico

    Torre del Mangia junto al Palazzo Pubblico, originally uploaded by sulaco_rm.

    Antes de subir vemos una última foto de la Torre del Mangia en la que la vemos al completo y parte del Palazzo Pubblico. Esta es una torre que no está vinculada a una iglesia y al parecer es la tercera más alta de Italia en ese particular grupo, tras dos que están en Cremona y Boloña. En la parte superior hay una logia en la que está la campana. Para aquellos que quieren subir, son más de cuatrocientos escalones hacia arriba y la misma cantidad en el descenso.

    Frente a la torre se puede ver la Cappella di Piazza, la cual la donó un chamo para agradecer a alguna de las múltiples vírgenes el haber sobrevivido a la peste negra. Esta estructura es en estilo gótico.

  • Esos asuntillos

    23 de julio de 2015

    Ahora que los amigos más cercanos se van de vacaciones y me empieza a quedar tiempo para mi mundo, mis movidas y mis neuras, proyectillos que siempre están buscando un huequito lo consiguen. Estos días estoy probando nuevas recetas, experimentando con viejas recetas que buscan un cambio, dándole unos repasos a mi jardín que emocionan a mi vecino por lo falto que estaba del mismo y entre otras cosas, me acerqué a una asignatura que tenía pendiente desde mayo.

    Tras las vacaciones en las Filipinas, subí todos los vídeos que hice allí al llutuve pero están protegidos y nadie los puede ver. Lo que noté inmediatamente fue que el color de los vídeos debajo del agua hechos con mi cutre-teléfono con güindous y envuelto en una funda para protegerlo bajo el agua china de dos leuros, ese color era excesivamente azul, tanto que mataba todos los demás. En el llutuve no tienen herramientas para corregir de una manera fácil y directa y tenía que hacerlo en un ordenador. Ayer, tras meses de desidia, instalé la herramienta de corrección de cierta compañía que vende cámaras deportivas, herramienta que es gratuita. Después me fui al llutuve y vi un vídeo de un julay usándola para corregir sus vídeos y me convertí en un experto. Tras eso, comencé con la tediosa tarea de revisar todos los vídeos, uno a uno, ajustar el tamaño, rectificar el color hasta que me mola, exportarlos y cuando termine, volver a subirlos al llutuve, a mi flickr o a mi MeMeo. En total hice casi setenta vídeos, con lo que hay mucha mierda que desechar. Este fin de semana intentaré dedicarle tiempo a la tarea para completarla. Una vez los tenga todos, tendremos una o varias anotaciones con cutre-vídeos bajo el fondo de la atmósfera y en el agua del mar de la China meridional o el océano Pacífico o como lo queráis llamar. Sigo creyendo que el populacho debería hacer una colecta para regalarme una buena cámara que funcione debajo del agua y el tiempo se acaba, ya que el año que viene volveré al mismo mar y por la desidia de los donantes, no la habrá.

    Entre los proyectillos culinarios, este fin de semana quiero hacer rollitos de primavera frescos (los vietnamitas, que son fabulosos), similares a los que comí esta semana y que se pueden ver en mi página de orgías visuales de Comida en fotos y todavía me tiemblan las rodillas con la tarta de tres chocolates que hice el domingo pasado.

  • Junto a la Torre del Mangia

    23 de julio de 2015
    Junto a la Torre del Mangia

    Junto a la Torre del Mangia, originally uploaded by sulaco_rm.

    Llegamos a otro de los lugares indispensables de Siena. Esta torre se construyó en el siglo XIV (equis-palito-uve), tiene ochenta y ocho metros y su altura iguala a la de la catedral de Siena, para recordarnos a todos que la iglesia no tiene más poder que los chamos. El nombre le viene porque el primer campanero era un tragón que no veas y como vivía allí, de ahí el nombre. El reloj se le añadió a la torre en 1360. A la torre se puede subir, pagando por la entrada y después de darte el tute y el agobio en algunos tramos estrechísimos, tienes unas vistas fabulosas de la plaza y de la ciudad de Siena, con lo que nos empacharemos con las mismas en los próximos días.

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