Después de dos días viendo maravillas en los alrededores de Angkor Wat ya crees que nada te sorprende y cuando descubres Banteay Srei te quedas con la boca abierta. Este templo, construido en el siglo X (equis) y dedicado a la diosa Shiva está a unos veinticinco kilómetros al noreste de la zona de Angkor Wat y está hecho con una piedra de arenisca roja que le da un encanto único. Está extremadamente decorado y ha llegado a nuestros días en muy buen estado. El templo no es muy grande y pese a la distancia, mereció absolutamente la pena llegar hasta allí para verlo ya que es una joya. Este fue el primer templo en el que los Khmer retrataron escenas mitológicas completas en un templo. En la foto se pueden ver falsas puertas en los gopuras de la parte delantera y una puerta auténtica en el que está más alejado. Las dos estatuas que hay a la entrada las pusieron durante la restauración y desentonan un poco con el resto y lo hicieron porque las originales eran objeto de robo y pillaje. El nombre del templo se puede traducir como la ciudadela de las chamas o la ciudadela de la belleza. El templo se redescubrió en 1914, tras permanecer perdido en la jungla durante unos cuantos siglos.
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Hacker-Pschorr Weisse
A la cerveza de hoy llegamos por casualidad ya que buscábamos un sitio para comer de un tamaño algo inferior a los que habíamos visto hasta ese momento en Munich. Al final resultó que la cerveza, con el complicado nombre de Hacker-Pschorr Weisse es producida por una cervecería de Munich que además es una de las seis que está dentro de los límites de la ciudad y que por tanto puede participar en el Oktoberfest. Esta cerveza tiene además mucha más historia porque cuando Ludwig I (palito) de Babaria se casó en 1810, encargó a Josef Pschorr la creación de cervezas especiales para celebrar la ocasión. Este bodorrio derivó en las celebraciones anuales de dicho evento que acabaron por convertirse en el Oktoberfest, el evento cervecero más famoso del universo digan lo que digan los truscolanes, que siempre parecen tener la última palabra en todo. Además, el parque en el que se celebra la Oktoberfest fue donado a la ciudad por Josef Pschorr. Ahora que ya somos un poquito menos incultos que ayer pero más que mañana, decir que es una cerveza de trigo, con su buena dosis de espuma blanca y un saborcillo delicioso, con los típicos toques afrutados de esas cervezas. El porcentaje de alcohol es del 5,5%, muy en línea con otras cervezas de trigo de la zona. Es probable que se venda fuera de esa ciudad pero a Holanda no llega.
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Los frescos en Kbal Spean
Llegar a Kbal Spean es toda una aventura ya que está a quince kilómetros de la zona de los templos y somos cuatro pelagatos los que nos molestamos en ir. Además, al llegar a la zona tienes que ascender por la montaña tú solo, aunque yo encontré un guía local que por dos dólares me lo indicó todo. El lugar es una serie de piscinas con frescos tallados en las rocas y se le conoce como el río de las mil Lingas. En la época en la que yo fui es la temporada seca y no había demasiada agua pero un par de meses más tarde la foto habría sido de unas cascadas y agua por un tubo recorriendo un montón de piscinas con representaciones de Shiva, Vishnu, Brama, Rama y demás amigos, aparte de animales mitológicos. Mereció la pena el esfuerzo y la aventura en solitario por la jungla, ya que hasta que encontré el guía avanzaba por el típico camino en el que te cruzas con todo tipo de insectos del tamaño de mandarinas y alguna serpiente despistada.
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El Mebon oriental
El templo del Mebon Oriental está construido en forma de terrazas que se apilan unas sobre otras como formando una pirámide. En la parte superior hay cinco torres, de las que podemos ver varias en la foto de hoy. El agua que rodeaba la isla en la que está el templo era de dos kilómetros de ancho por siete de largo y el agua la recibía del río Siem Reap, que seguro que en aquella época se llamaba de otra forma. Hoy en dia está rodeado de arrozales. La configuración de los cinco templos es como la de los cinco puntos en un dado y cada torre representa una de las cinco cimas del mítico Monte Meru.
Los templos se conservan muy bien y es un placer pasear por ellos. Los elefantes, como el que vimos ayer, se usaban como protección contra vete a saber qué. Además de los elefantes había varias estátuas de leones. Las cinco torres se construyeron en ladrillos y tienen falsas puertas hechas de arena. Las paredes de las torres estaban también muy decoradas. Este templo también forma parte del Gran Circuito y por lo tanto recibe muchísimos menos visitantes. A la hora en la que lo visité el sol estaba en el lugar preciso y pude conseguir unos cielos espectaculares.