Lo he nombrado en un montón de ocasiones pero hasta ahora no había puesto ninguna foto del tuk-tuk de Mister Bun, el vehículo que durante los cuatro días que estuve en la zona de Angkor Wat se convirtió en mi medio de transporte. En ese pedazo de carroza me llevaba Mr. Bun de un lado para otro y en una ocasión que nos pilló un chubasco, Mr. Bun se sacó un megacondón de la manga y me plastificó todos los laterales para que no me mojara pese a mis protestas, que de siempre se ha dicho que a pelo es mejor. En esas carreteras tan bien asfaltadas, el tuk-tuk salta y bota que no veas, lo cual le da algo más de gracia a la aventura. Creo recordar que cuando estuve por allí, las tarifas eran de unos quince dólares al día por básicamente doce horas de vehículo con conductor, lo cual, lo mires como lo mires, es una ganga. Al final, el cuarto día acabamos por la tarde y tuve que convencer al hombre para que se marchara a su casa porque iba a pasar la tarde en la piscina del hotel tocándome los mondongos para ver si me crecen. He tenido un montón de guías y conductores por toda Asia, unos mejores que otros, pero con mucha diferencia, el mejor ha sido Mr. Bun.
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Elefante en el Mebon oriental
El Mebon oriental es un templo del siglo X (equis), que creo que se coloca en cabeza en cuanto a edad de los que hemos visto hasta ahora. Se construyó en el reinado de Rajendravarman y estaba en una isla artificial en el medio de lo que era una reserva de agua que hoy en día ha desaparecido. Estaba dedicado a la diosa hindú Shiva. En las esquinas de los dos primeras barreras hay unos elefantes de unos dos metros de alto, uno de los cuales vemos en la foto de hoy. A este templo solo se podía llegar mediante barco y la vista desde allí debía ser espectacular, con el agua rodeándolo y unos mosquitos como garbanzos de grandes.
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La semana pasada en Distorsiones
Si hace unos días comentaba que tenía Otra semana complicada, lo de la que comienza hoy no tiene nombre y veremos como acaba ya que acabo de llegar de Milán y esta tarde me piro para Londres. En Schiphol ya me tutean los de seguridad de tanto que me ven.
Entre las cosas que complican mi existencia está El empujón final que necesito para llegar a superar la barrera épica y mítica de las doscientas películas vistas en un año. Voy a todo trapo pero con tanto meneo resulta complicado. Y ya que hablamos de cine, comentar lo de La pesadilla recurrente de los trailers que sufro por ir con tanta frecuencia. A ver si estrenan ya la puta mierda del Señor de los Julandrillos menos uno para que dejen de machacarme con el trailer de esa bazofia para descerebrados y totorotas.
Comenzamos la semana viendo El Templo de Neak Pean, un curioso templo en medio de una piscina ahora seca. El resto de la semana lo pasamos en El templo de Ta Som y en el mismo vimos un Ficus estrangulando ruinas en Ta Som y finalmente tuvimos una toma del edificio principal del templo de Ta Som y finalmente Otra de las fachadas del templo de Ta Som.
La foto que acompaña a la serie sobre Angkor Wat esta semana fue de La casa junto a la carretera en la que se puede ver lo precarias que son las construcciones por esas tierras y los materiales que se usan. Por eso cuando la naturaleza se rebota hay tantas víctimas.
La Cerveza de la semana fue la Augustiner Weißbier, otra de las que tomé en Munich cuando estuve allí para intoxicarme etílicamente con mi amigo el Rubio.
Fui al Cine cuatro veces, aunque dos de ellas fue para volver a ver Los juegos del hambre: En llamas – The Hunger Games: Catching Fire. Como arrastraba un par de películas de la semana anterior comenté cuatro, comenzando por la aburrida El quinto poder – The Fifth Estate, seguimos con el entretenido telefilm Diana, la cosa volvió a decaer con la sosa Homefront y terminamos con el peliculón El extraordinario viaje de T.S. Spivet – The Young and Prodigious T.S. Spivet. Como habréis visto en El empujón final, hasta este momento he visto ciento ochenta y cuatro películas. Aunque esta semana es una auténtica pesadilla, espero ver al menos cinco.
Esta semana hay que conformarse con las cosillas que he puesto en Comida en fotos y ya veremos lo que sucede la semana que viene, ya que en mi casa lo que se dice cenar, cenaré poco.
Y así transcurrió la semana …
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El extraordinario viaje de T.S. Spivet – The Young and Prodigious T.S. Spivet
Algunos directores franceses tienen un don especial para contar historias dramáticas dándoles un toque fantástico. Particularmente destaca Jean-Pierre Jeunet que tiene una lista de títulos fabulosos en su haber. El problema de este hombre es que se prodiga más bien poco y entre sus dos últimas películas han pasado cuatro años. Aunque se estrenó en la filmoteca y de tapadillo, por suerte vi el trailer y la puse en mi rádar y desde que he pude fui a ver The Young and Prodigious T.S. Spivet película que parece que no llegará a España hasta abril del año que viene con el título de El extraordinario viaje de T.S. Spivet con lo que os toca esperar largo y tendido.Un julay al que todavía no le han salido los pendejos anda traumatizado por la muerte de su gemelo y se escapa de su keli para recoger un premio
Esta es la historia de un joven que está traumatizado tras la muerte de su hermano gemelo en un extraño accidente. Piensa que sus padres ya no lo quieren como antes y nadie en la casa parece querer hablar sobre el tema. Decide enviar un invento a la institución Smithsonian Institution y cuando le otorgan un premio, se escapa de casa y comienza una gran aventura para recorrer los Estados Unidos y llegar a la capital del país a recoger su premio. En ese viaje iniciático y en todo lo que sucederá después aprenderá a valorar las cosas de otra manera.
Para ser honesto, yo te diría que vayas a ver la película y ni te molestes en leer lo que tengo que decir. Este es uno de los peliculones de este año, una historia maravillosa que si no te toca el corazón es porque lo tienes muerto y aún no te has enterado. Desde el punto de de vista audiovisual, es un viaje increíble con el que el director abruma nuestros sentidos. La tercera dimensión, tantas veces abusada sin que tenga ningún propósito, aquí resulta fundamental y por eso, verla en casa será un error supremo. La forma tridimensional en la que el niño piensa e imagina las cosas resulta fascinante. La película parece que va a descarrilar en el momento en el que comienza su viaje pero se recupera al momento y continúa su camino triunfal llevándonos de la mano y haciéndonos emocionar en varios momentos. El joven Kyle Catlett demuestra que puede soportar sobre sus espaldas el peso de la historia. Helena Bonham Carter hace su papel habitual de chiflada y tras haberla visto en tantos ya empiezo a dudar de su cordura, o eso, o ha renunciado a actuar y se limita a hacer siempre el mismo papel. Mucho más interesante resulta Callum Keith Rennie, el padre del niño y un cowboy frustrado, que tiene una forma muy peculiar de mostrar el cariño a su hijo y que resulta muy enternecedora.
No quiero ni puedo contar mucho más porque estropearía la película. Solo decir que esta es de las que hay que ver obligatoriamente y en este caso, además, en un cine en el que la estén dando en 3Dé. Si eres un orco miembro del Clan de los Orcos, este tipo de cine te excede y tu única neurona jamás podrá procesar la ingente cantidad de información desplegada. Si eres un sub-intelectual de GafaPasta, si no ves esta película te quitaremos las gafas.
