Distorsiones

El estudio Pixar, hasta que llegó la pandemia podemita, truscolana y suciolista, tenía una reputación impecable, pero después de que la Disney estrenara varias de sus pelis directamente en digital y tal y tal, han perdido mucho prestigio y bueno, después llegó la cultura del buenismo y todo eso y tenemos que van de capa caída, sus películas son demasiado ñoñas. La última que por fin se estrena en cines es Elemental y en España también le han mantenido el título, aunque perfectamente se podría haber llamado truscoluña no es nación.

Unos julays se encoñan pero está muy jodido y mal pagado lo del chimpún.

Tenemos que hay una ciudad en la que sus ciudadanos pertenecen a cuatro razas, agua, tierra, aire o fuego, siendo estos últimos los que llegaron más recientemente y los del agua los primeros, así que la ciudad se hizo más bien al estilo del agua. Al parecer no hay parejas mezcladas o algo así aunque la cosa comienza a cambiar cuando un panoli del agua conoce y se enamora de una hembra del grupo de fuego, que se la podría poner morcillona, pero al ser de agua, más bien se la calienta a temperatura de hervir o algo así. La relación es muy bien aceptada por la familia de él, que son buenistas totales, pero en la de ella, que los del fuego son más bien terroristas-musulmanes-de-mielda, sin mochilas, pero igualmente terroristas, no acaba de cuajar tan bien, pero siendo una peli de la Disney, todos sabemos que hay final feliz.

La película está muy bien hecha, es impecable, técnicamente, pero la historia es más bien flojilla, es básicamente Romeo y Julieta pero en plan agitanao y sin que se tengan que matar y eso, aunque sí que alguno se queda cerca de morir. La metáfora de las diferentes razas humanas con los elementos no termina de funcionar porque un blanco, un negro, un amarillo o de cualquier otro color, puede chingar con quien quiera sin problemas físicos de ningún tipo. Al final, rebuscaron tanto para ser originales que acabaron con una historia que no acaba de cuajar. Es entretenida y está bien hecha, pero yo habría preferido otra historia, no la de como esos dos se encoñaron mutuamente.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, esto no es lo tuyo, demasiado sofisticada para tu única neurona. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, como que tampoco te termino de ver viéndola.

Yo de siempre he sido fans de Ethan Hunt y la saga de Mission: Impossible, que para mí son de lo mejorcito en películas de acción a tutiplen, entretenidas y sin polladas colaterales, que aquí no se paran a mirar y discutir la raza de la gente, ni su orientación sexual o su religión. En el mejor blog sin premios en castellano tenemos todas las pelis desde la tercera y la puntuación mínima que han conseguido es de ocho, como se puede comprobar en Mission: Impossible III – Misión Imposible 3, Misión: Imposible – Protocolo Fantasma – Mission: Impossible – Ghost Protocol, Misión: imposible – Nación secreta – Mission: Impossible – Rogue Nation y Misión Imposible: Fallout – Mission: Impossible – Fallout, esta última como peliculón. Resultaba muy difícil superar esta última y para mí, no lo han conseguido. Y así llegamos a Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One, que en España se conoce como Misión imposible: Sentencia mortal, parte 1.

El julay ese que es agente super-hiper-mega secreto las pasa putas y canutas.

Todo comienza cuando un submarino petado de joputas rusos-terroristas-de-mielda está probando un arma nueva y acaban disparándose a ellos mismos un misil en el ártico, que resulta que una inteligencia artificial los hundió. A partir de ahí comienza una carrera mundial por conseguir dos llaves que nadie sabe qué abren y en eso se involucra el grupo de Ethan Hunt, que consiguen una sin problemas y después, un pavo que mató a una de las hembras del Ethan, resulta que trabaja para la inteligencia artificial, que es dañina y truscolana. En esta carrera, primero corren por el desierto, después por el aeropuerto de Abu Dabhi, más tarde por Roma, más tarde por Venecia y finalmente en un tren viejísimo y que va camino de Austria. De tanto correr uno es que acaba agotado, que esto son dos horas y tres cuartos.

Si lo que quieres es acción, aquí te vas a jartar, que hay una cantidad brutal. Mi problema es que aparte de las escenas de acción, que son soberbias y fabulosas, no parece haber una historia que nos quieran contar, el guion no estaba escrito y esto lo han confirmado los actores, que he oído entrevistas en las que uno dice que lo grababan diciendo frases como aleatorias en una escena y después según lo que se les ocurrió, ya eligen una porque ni los actores pudieron leer el guion de la película antes de comenzar a rodarla, no existía. Si se hubiesen limitado a dos horas, estaríamos hablando de un clásico, pero al estirarla tanto, llegamos a un punto de agotamiento, a mí me encanta la acción bien hecha y sin demasiadas pantallas verdes, pero es que esto es un empacho brutal. La escena del salto de la montaña y el tren, que hemos visto en el trailer, es simplemente de lo mejorcito que se ha hecho en cine de acción en este milenio, pero llega después de dos horas de película. Si hubieran quitado casi todo de Venecia, aligerado Roma y cambiado la escena del aeropuerto por una de dos minutos, máximo tres, la película habría ganado un montón, sobre todo con la movida del aeropuerto, que a mí no me pareció importante y no aporta nada a la historia en general.

Dicho lo anterior, es una excelente película de acción, larguísima, pero muy buena. Probablemente gustará a los miembros del Clan de los Orcos y hasta algunos sub-intelectuales con GafaPasta la pueden disfrutar.

Estamos en la que debería ser la temporada alta, quizás altísima, de comedias y sin embargo, hay muy pocas en el cine. La semana pasada llegó una con todas las interpretes que son mujeres asiáticas (chinas), que viven en gringolandia y que van a China y por supuesto allí pasa de todo, jugando como siempre con las diferencias culturales entre naciones. Siendo comedia, yo no me la podía perder y así fue como fui a ver Joy Ride, que al parecer no tiene previsto su estreno en España, aunque de hacerlo, siempre la pueden titular truscoluña no es nación.

Unas julays se van a la China a restregar con machos sus pipas del coño.

Tenemos una panoli que es abogada y que está en una empresa con hombres y a la que mandan a la China a conseguir un contrato porque ella supuestamente habla chino, que no lo hace. Ella se lleva a una de sus mejores amigas y esta acopla a otra rarita que más bien parece machorra, o quizás hasta lo sea. Una vez en China se juntan con otra amiga que es actriz y acaban en una aventura para llegar a una fiesta de cumpleaños en un poblacho perdido en el medio de la nada, les roban la maleta con sus pasaportes y todo lo que podía salir mal, salió peor, aunque, eso sí, al menos una de ellas trinca longanizas, que le dan dos panolis candela de la buena.

Es una comedia y entretiene, pero hay tramos de los noventa y cinco minutos de película que se hacen muy pesados, como si se hubieran pasado dos vueltas y de tanto retocar, le quitaron la gracia. Por ejemplo con la machorra, como ahora todo es buenismo y hay que respetar al prójimo y todo lo demás, es aburrida, su personaje es demasiado políticamente correcto. Aun así, hay un par de momentos épicos en los que te descojonas con las escenas y con lo que sucede en la pantalla. Al final vale para matar el rato y reírte pero no es la comedia que vas a recordar con cariño y que querrás volver a ver, es de esas que con una vez, ya vas sobrado.

No creo que interese ni a los miembros del Clan de los Orcos ni a los sub-intelectuales con GafaPasta.