Te lo digo y te lo repito las veces que haga falta. Mi vida es super-dura y sacrificada. En primer lugar, toda esta competitividad alrededor mío es cansina y agotadora. Tener un amigo que es el mejor tenista de su ciudad, otro amigo que es el mejor fotógrafo amateur de los Países Bajos, otro que es el mejor amigo del mundo y así hasta el infinito agota y me presiona para seguir siendo el autor de la mejor bitácora sin premios en castellano. Si encima tienes un mes de septiembre como el mío, un septiembre negro en el que estás en Gran Canaria, luego en Holanda, después en Estambul, después en Holanda, seguido de Colonia para el Photokina y lo acabas en un partido de la Champions League en el estadio del Ajax, también conocido como el Amsterdam ArenA, esto es demasiado para una sola persona. Qué más quisiera yo que ser ordinario y vulgar como cualquier hijo de vecino, vivir del mileurismo y pasarme el día en casa chupando banda ancha y actualizando mi cutre-estado en mi cutre-caraculolibro. Pero qué le vamos a ser. Me toca sufrir y sufro.
Como Dios me castigó con un sueldo de escándalo y no hago más que amasar dinero, uno de mis amigos me dijo que si quería ir con él a los tres partidos de primera fase de la Champions League y me apunté. La única condición que puse es que Yo no me veo allá arriba en las puertas del cielo con los pobres y los facinerosos y quería estar más o menos al nivel del suelo, en el primer anillo del estadio y en una buena posición. Nos pusimos al asunto y el día que se comenzaron a vender las entradas para los seguidores con tarjeta del club nos compramos un paquete para los tres partidos locales. Como la gente es muy mala y la envidia es como sarna, alguien en el sistema de correos robó las entradas del primer partido abriendo el sobre y volviendo a sellarlo sin las mismas. Con lo que no contaban es con la rapidez con la que contactamos con la empresa que se encarga de las entradas y con que se cancelaran las antiguas y se emitieran unas nuevas y como la entrada al estadio está automatizada a través de lectores de barras y unos accesos a través de torniquete, eso debería ser suficiente y lo fue.
En cualquier caso, hoy quedamos a las cinco de la tarde en Hilversum y cenamos en un restaurante La Place antes de seguir hacia el estadio. Llegamos con bastante tiempo y aparcamos en un sitio muy bueno. De hecho, nos sobró tanto tiempo que para cuando estábamos en la zona las puertas de acceso aún estaban cerradas y tuvimos que matar media hora en el Mediamarkt, aunque previamente nos estuvimos riendo un rato de la chusma italiana.
Al entrar nos dan la revistilla como siempre y en nuestro asiento nos espera la bandera del encuentro que yo siempre regalo a un compañero de mi empresa que se muere de la envidia porque su parienta no le deja ir a estos eventos ni aunque le prometa comerle el coño 90 días seguidos.
En la parte que no se ve por la tele los jugadores salen a calentar y el estadio se va llenando con alegría. Siempre me fascina el como en un recinto abierto con sesenta mil almas, el porcentaje de hijosdeputa que violan la ley y fuman es inferior a cien y si los pillan los ponen en la puta calle para que se harten a tragar su alquitrán sin joder al vecino, aunque yo no vería con malos ojos lapidaciones públicas y me ofrezco para tirar las diez primeras piedras y os aseguro que lo haré con odio y saña. Cuando anuncian la entrada de los jugadores con una música que siempre es la misma, la gente se vuelve loca y las sesenta mil banderas comienzan a ondear frenéticamente mientras en el centro del campo se preparan para la coña que hacen con el balón de tela ese y que ponen por la tele. Al parecer te puedes apuntar en una lotería y si resultas elegido eres una de las personas que lo haces y te corres de puro gusto el resto de tus días. Como hay muchos niños que participan, las huestes del ejército católico han mostrado mucho interés en el asunto, por aquello de dejar que los niños se acerquen a ellos …. y si hay suerte, tocar alguno.
Y así llegamos al comienzo del encuentro. Como se ve en la foto estamos en un lugar excelente y con una vista del campo y los jugadores magnífica. Suarez, la estrella del Ajax es un encanto de chiquillo y no dejo de sorprenderme porque los jugadores son como enanos, todos pequeñitos (en mi cabeza les asigno la palabra kabouter, que es enano en holandés). En nuestro lado jugó durante la primera parte el sueco ese más feo que Tizio que pertenecía la temporada pasada al Barcelona, el Hombre-del-Saconovich. El hijoputa da más miedo al natural que por la tele. Deberían obligarlo a ponerse un saco con dos agujeros en la cabeza para no asustar a los niños y a los adultos sensibles.
Los Ultras estaban protestando porque les cobraron 150 eurolos por el trío de partidos y se negaron a entrar hasta que pasaron cinco minutos del comienzo y para cuando lo hicieron lanzaron bombas y bengalas y se tuvo que suspender el encuentro durante unos minutos e imagino que la multa al equipo va a ser antológica. Si a ellos les parece caro pagar cincuenta rulos por partido, nosotros deberíamos llorar por los noventa que nos cuestan cada encuentro y sin embargo no nos quejamos, es un precio justo por ver algunos de los mejores equipos de Europa. Que coño, mi amigo el Turco pagó 500 eurolos por verle el paquete a Bono de cerca en el concierto de U2 en Estambul de hace tres semanas.
El partido comenzó muy bien y a los veinte minutos nuestro equipo marcó un gol que celebramos con algarabía y alegría pero por desgracia el Hombre-del-Saconovich, el feo ese sueco le dio un susto de muerte al portero y empató. Tremendo disgusto que nos llevamos y así llegamos al final de la primera mitad y en la segunda parte se hizo lo que se pudo pero el partido acabó en 1-1.
Está claro que a los próximos dos encuentros vamos a sufrir pero la esperanza es lo último que se pierde y que nos quiten lo bailado. Cuando acabó el partido, esperamos a la vuelta de honor de los jugadores del Ajax y después salimos y andamos con la marea humana en dirección al coche y desde allí directos a mi casa a donde llegué pasada la media noche. Esta es la primera vez que he tenido cobertura de Internet y telefonía en el interior del estadio lo cual demuestra que la red de KPN está a años luz de la de T-Mobile, los cuales eran mi compañía de teléfonos hasta hace dos semanas. He podido hasta llamar por teléfono en el intermedio, algo que ni soñaba en hacer la temporada pasada.
Quedan dos partidos más en casa y por descontado, el punto de vista alternativo y que ignora totalmente el fútbol lo tendremos aquí, en Distorsiones, una de las pocas bitácoras que quedan en la que no se estila el Copy+Paste de los mediocres y los Güanabi.
