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Soy feliz
ReímosBesamosHablamosAbrazamosPedaleamosFotografiamosEscuchamosSusurramosCocinamosComemosBebemosSaltamosGritamosAmamosOdiamosMiramosViajamosPatinamosEscribimosVuelvo a casa desde el cine pedaleando en una de mis cinco bicicletas. Acabo de salir de un cine abarrotado y escucho un audiobook mientras el equipo de neuronas que han sido entrenadas para conducir mi bici a casa independientemente de las circunstancias me encamina por las calles adecuadas y se asegura que no pase por encima de alguna placa de hielo. A mi alrededor la nieve y el hielo parece que por fin se están derritiendo y los más optimistas cantan el fin del invierno, el más blanco de los últimos treinta años.
La nieve ya no me impresiona. Forma parte de mi vida, igual que ir en bicicleta por calles heladas o caminar por aceras que parecen pistas de hielo y en las que si te pones los patines te puedes dar un paseo. Mientras avanzo mi cerebro se dispara a pensar. Debo ser un bicho raro porque tengo capacidad para disfrutar de la narración del libro, pedalear y a la vez tener una de esas revelaciones estúpidas que nos suceden de cuando en cuando:
¡Soy feliz!No puedo explicar el por qué lo soy ni como he llegado a esa conclusión pero sé que lo soy. Me rodea un montón de gente increíble, hago aquello que quiero, disfruto como un enano y todos y cada uno de los días de mi vida tienen algo sorprendente y nuevo que los convierten en especiales. Mi corazón late creando una melodía preciosa que es la canción de mi vida, mis ojos reciben andanadas de imágenes increíbles que aún no sé por qué me ha tocado vivirlas a mí. Veo cielos azules cubriendo campos nevados, canales helados por los que un patinador solitario mueve su cuerpo con gracia bailando sobre el hielo a una velocidad vertiginosa. Aviones que saltan hacia ese cielo azul para llevar a un montón de gente llena de esperanzas y sueños a lugares lejanos, amigos que se sientan en mi mesa y comparten veladas que acompañamos de buena comida y otros que no dejan de invitarme para que haga esto o aquello y descubra eso otro. Me levanto un domingo por la mañana en casa de unos amigos y mis pensamientos se pierden en la belleza de la nieve al caer, con todos esos copos únicos e irrepetibles que parecen luchar contra la gravedad y se niegan a seguir las leyes de la física, preparo el desayuno mientras todos aún duermen en una casa en la que los únicos sonidos son los que salen de la cocina y cuando tengo un montón de comida todos se sientan a la mesa para compartir las viandas, reírnos y contarnos historias.
Paladeo unas simples papas fritas junto al mercado de Utrecht mientras a mi alrededor las vidas de miles de personas se cruzan en su camino con la mía por unos instantes y de cuando en cuando escucho un retazo de conversación, un consejo, un secreto, una reprimenda, un susurro de amor que como todo se escapa cuando el tiempo lo deja atrás y el presente se convierte en pasado.
Me gusta la expresión ¡Soy feliz! porque implica un estado permanente, algo continuo y alargado en el tiempo. No tengo una felicidad momentánea o limitado. Es algo que no tiene fin, que continúa hasta más allá del horizonte que puedo ver. Y me gusta porque no es algo egoísta, solitario sino que comparto con todos aquellos que forman parte de mi mundo. No hay mucho más que decir,
¡Soy feliz! -
La mirada de un cazador
Como colofón a la serie de fotos de las águilas marinas de cola blanca acabamos con este recorte de una foto que ya habíamos visto anteriormente.
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Cosillas sobre los amarillos
Al hilo de lo que decía ayer y de los comentarios que han quedado en la anotación de Cerdas niponas, aparte de la sensación que los japoneses son algo (o bastante guarros) y que pierden pendejos como si fueran árboles de hoja caduca en otoño, hay más cosillas que a lo largo de estos años he ido añadiendo a mi lista personal sobre esta gente. En mi empresa, puedes recorrer todas las plantas del edificio y preguntar aleatoriamente y todo el mundo tendrá algo malo que decir sobre esta gente y creo que muy pocos se decantarán por las cosas buenas.
En mi selección particular tenemos:
- Son incapaces de decir que no aunque saben que no lo harán
- Son misóginos y no les gusta tratar con mujeres que desempeñen puestos de relevancia
- Son rudos y maleducados con los europeos
- Se quedan en su puesto de trabajo hasta que se marcha su jefe aunque no hagan nada, solo por una cuestión jerárquica
- Son incapaces de cumplir sus propios compromisos sobre fechas
- No tienen ni puta idea de como funcionan las cosas en Europa
- O en los Estados Unidos
- Hablan entre ellos en japonés en las reuniones para que nadie los entienda. Esto que puede parecer banal es algo que los holandeses no hacen jamás cuando están reunidos con ellos
- Sus respuestas nunca son claras. La semana pasada le pregunté a un vicepresidente si podía informar a una empresa de un asunto y su respuesta fue un debes hacer lo que debes hacer que yo entiendo como un sí pero mi jefa asume como un no
- Desprecian a los que están por debajo suyo en el escalafón
- Duermen en las reuniones
- Acuden en masa a las reuniones. La mayor parte nunca dice nada en las mismas y solo están allí para dar apoyo emocional a uno de ellos (o eso creemos nosotros)
- Si dicen que sí es probable que no sea aquello que tú has preguntado
- Si dicen que lo estudiarán en realidad están diciendo que NO
- Si dicen que comprenden lo que les estás diciendo, en realidad es un NO
- Si dicen que te han entendido, no lo han hecho. Explícalo de nuevo tres veces más
- No se integran
- No desconectan. Hablan siempre sobre el trabajo. La empresa es su vida
- Quieren controlarlo todo y por culpa de eso la compañía es como un dinosaurio incapaz de reaccionar con rapidez
- No entienden nuestro sentido del humor
- Ni nosotros el de ellos
- Para esa gente la jerarquía lo es todo
- Los que dicen que hablan inglés en realidad no lo hacen
- Los que no lo dicen pero lo hablan sí que lo hablan más o menos bien
- Los que no hablan pero vienen a las reuniones no hablan inglés, holandés, español, alemán, francés, italiano o cualquier otro idioma con el que podamos entablar una conversación con ellos
- Son crueles y vengativos
- No parecen saber como alcanzar un consenso
- A veces da la impresión que solo la amenaza y el chantaje hace que hagan aquello que les pides
- Si no quieres perder el tiempo, solicita lo que quieres directamente al jefe y sáltate a todos los mandos intermedios. Te odiarán pero lo harán sin rechistar
Seguro que mañana se me ocurren otras que ahora mismo no recuerdo. Triste pero cierto, hay muy poco bueno que se pueda decir de esta gente, al menos cuando trabajas en una empresa que les pertenece.