El sol comienza a desaparecer y la costa norte de Gran Canaria también se difumina en un despliegue asombroso de colores. Me gusta mucho el mar, esa enorme explanada que da cierta sensación de calma.
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Definiendo las vacaciones en Malasia
A poco más de ocho días para comenzar mis vacaciones, ahora es cuando finalmente me he puesto a organizar las cosas. Hay gente que lo prepara todo con un millón de meses de antelación y yo soy más bien de los que se dejan llevar y lo hacen todo prácticamente en el último momento.
Cuando llegue al país me pasaré los primeros tres días en la capital, Kuala Lumpur aunque todo el mundo me dice que a estos países se va de mochilero, ya habrá tiempo para pasar miserias así que he reservado una habitación en uno de los cinco mejores hoteles de la ciudad (según TripAdvisor). Al menos ese fin de semana me lo pasaré rodeado de comodidades y sabiendo que en mi habitación no hay insectos ni otros seres vivos aparte de mi. El lunes, bien temprano, tomaré un avión para Kota Bharu y desde allí iré a visitar a Mr. Hyde en las islas Perthentian. Aún no tengo muy claro como se llega pero seguro que la cosa se resuelve con un poquito de voluntad. Estas islas están cerca de la frontera con Tailandia e imagino que habrá oportunidad de hacer unas fotos increíbles y descansar sin hacer mucho. Desde allí, pasados dos o tres días tiraré hacia la reserva natural de Taman Negara, la más conocida de las zonas protegidas de Malasia y un lugar en el que seguro que los mosquitos son del tamaño de mirlos. En esta parte del viaje estaré desconectado de la red de redes. Aún no sé el tiempo que permaneceré en el parque, pero puede ir desde los dos días a los cinco o seis.
Desde allí aún no sé si iré hacia el noroeste del país y me perderé unos días por Langwaki o voy a Georgetown, ambas opciones que aún no tengo claras o sigo más bien hacia el sur por la costa Este y después salto a Melaka, ciudad que por lo que he leído es preciosa y a la vuelta a Kuala Lumpur paso por Selangor, en donde hay una reserva de aves que quiero visitar.
Lo único que tengo más o menos preparado es la parte fotográfica. Tengo 44 Gigabytes de memoria Compact Flash, me llevo un disco duro extraíble de 60 gigas y además el portátil, aunque este no tendrá demasiado espacio libre ya que lo estoy cargando con una serie de televisión española para poder entretenerme y recuperar algo del idioma que estoy perdiendo. Me llevaré el 24-70 y creo que también el 70-200, aunque esto dependerá del peso y las ganas que tenga de andar cargado como un mulo con temperaturas superiores a los treinta grados. He decidido dejar el iPhone atrás y optar por mi teléfono viejo, ya que imagino que cuando la primera araña del tamaño de un ratón me mire me echo a correr y pierdo la dignidad y no quiero que se me rompa.
Todo el viaje quedará bien documentado en la bitácora. Procuraré aprovechar las paradas en las que tengo acceso a Internet para escribir y publicar y cuando no sea posible, dejaré cosillas que irán apareciendo como suele ser costumbre. La parte que peor llevo es la del viaje, son un montón de horas en avión. Procuraré doparme a pastillas de Melatonine para ver si me duermo en el avión y no me despierto hasta aterrizar. Es muy injusto que en pleno siglo XXI las aerolíneas no ofrezcan un servicio de anestesia en los viajes de largo recorrido, algo que muchos contrataríamos sin dudarlo.
El regalo del mes de mayo saldrá de Malasia, compraré algún detallito allí que alguno de los lectores de esta bitácora recibirá. Aún no he decidido el criterio para otorgarlo pero si yo quisiera optar a premio, procuraría comentar y prestar mucha atención durante el mes de mayo.
Y así está la cosa, estos días seguiré algo despistado leyendo mis guías de viaje y organizándolo todo.
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Barco bajo el sol en su ocaso
Esta es la primera de una serie de tres fotos tomadas desde el enclave del faro de Sardina del Norte y centradas en la puesta del sol y los instantes mágicos que la rodean. En esta primera foto vemos el sol rodeado de unos colores increíbles y bajo el mismo, el fast-ferry que une el puerto de las Nieves con el de Santa Cruz de Tenerife. Había un poco de calima y de ahí las extrañas tonalidades.
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Niveau vier geslaagd
Si hay algo increíble es la certeza de saber que he pasado el examen del cuarto nivel de holandés. Merecieron la pena las horas gastadas aprendiendo verbos y preposiciones, repasando una y otra vez la teoría, volviendo a hacerlo y repitiendo ejercicios hasta el infinito. El lunes de Pascua, mientras todo el mundo disfrutaba de un día de primavera increíble yo me sentaba a estudiar desde las ocho de la mañana y no lo dejé hasta las once de la noche, parando únicamente para cenar y para caminar durante una hora, que lo de andar se ha convertido en religión y sin mis ocho o diez kilómetros diarios no me siento bien.
El día del examen las impresiones eran contradictorias. Lo dividieron en tres partes: una de vocabulario, una de teoría y otra de escritura. La profesora nos había dicho que tendríamos una de preposiciones y no habría vocabulario así que no me preparé un examen muy distinto al que tuvimos. Para la parte de vocabulario no se podía usar el diccionario y la verdad que fue un desastre y si lo he pasado, ha sido de puro milagro. De los treinta puntos posibles conseguí veinte. La parte de la teoría la bordé. Soy un experto en gramática neerlandesa, conozco todas las triquiñuelas, los detalles, las excepciones y construyo frases respetando todas estas reglas. Es como hacer una casita usando piezas de Lego, vas poniendo unas junto a otras y al final te queda algo que se asemeja a una vivienda. Con el holandés es igual. Yo recuerdo las posiciones fijas de las palabras y salvo por estúpidos errores que cometo de cuando en cuando, al final te salen las cosas que te salen aunque no entiendas lo que quieres decir, que suele ser el caso.
El tercer módulo, el de escritura, ese tiene el inconveniente de sacar una historia de algo que te cuentan y que no te interesa pero por suerte, para estas cosas siempre está la Santa de Madonna que viene a resolvernos la papeleta. Da igual de lo que me pidan que escriba, yo logro enganchar la historia con ella y hasta ahora me ha traído mucha suerte, cuatro niveles y cuatro textos de la Más Grande.
Hoy fuimos a clase y yo ya sabía que había aprobado porque la profesora me había mandado un correo pero no estaba seguro de por cuánto margen y tampoco me lo creía hasta que no lo viera. Cuando el examen volvió a mis manos y lo miré aluciné en colores: OCHENTA Y CINCO PUNTOS Y MEDIO sobre cien posibles. Todo un logro. De los catorce puntos y medio que perdí, diez cayeron en el ejercicio de vocabulario que no me había preparado. En el resto del examen solo tuve pequeños fallos que me costaron cuatro puntos y medio.
Sobra decir que estoy muy contento y satisfecho de mi mismo y aprovecho para felicitarme por tamaño éxito. Ahora hay que practicar el idioma y sacarle brillo para que su uso y abuso se vuelva rutinario. Me sorprende porque casi sin darme cuenta, me veo capaz de crear frases, articular pensamientos y responder a preguntas sin ni siquiera dudarlo.
Y además hoy he cumplido un sueño que tenía desde siempre. Desde que era pequeñito, siempre quise cogerle las tetas a una mora y hoy lo he conseguido. Me senté al lado de la marroquí y ella intentó poner espacio de por medio pero las dos de Curaçao estaban a su lado y con sus culazos enormes no había espacio para maniobrar así que me fui apalancando poquito a poquito y alrededor de las dos y media de la tarde se produjo el gran milagro y capturé esas domingas terroristas musulmanas con las que tanto había soñado. Ya puedo tachar otra cosa de mi lista de actividades a lo largo de esta vida.