Distorsiones

El cine de algunos de los países europeos resulta todo un misterio ya que raramente llega a nuestras pantallas. Ya sabéis que los taquillazos mandan y apenas queda espacio en la cartelera para nada que no tenga por padrino una de las grandes multinacionales americanas. Aún así de cuando en cuando nos llevamos una sorpresa y pasamos un gran rato con hermosas historias que tienen un punto de vista muy diferente al nuestro. Esto fue lo que me sucedió con la película checa Vratné lahve, la cual se ha estrenado en España como Sueños de juventud

Un julay se mete a trabajar de alcahueta en el supermercado del amor y lo peor es que le va muy bien

Un profesor de literatura de instituto que está hasta los mondongos de los estudiantes deja su trabajo y después de amargar a su esposa durante un tiempo quedándose todo el día en casa decide buscar un trabajo y acaba como reponedor de botellas en un supermercado. Allí irá conociendo a un montón de gente que pasan a dejar sus envases y a los que, según va conociendo, va emparejando.

El cine de espíritu positivo y alegre no se prodiga mucho. Normalmente las películas son más para darnos disgustos y no hay muchas de esas en las que alguien es feliz y quiere que los demás lo sean. El hombre es un metomentodo que cae simpático y que además siempre anda con la cabeza en fantasías eróticas en las que hay un tren de por medio y unas revisoras espectaculares que quieren asegurarse de que tiene un buen viaje. Su vida es sencilla y monótona y transcurre entre la realidad y la fantasía por la ciudad de Praga. El protagonista vive justo al lado del lugar en el que me quedé cuando estuve en la ciudad en el año 2005 y el barrio me sonaba muy familiar.

Mirando a los demás y emparejándolos se mete en situaciones algo comprometidas de las que siempre sale ileso por culpa del azar. Hay temas más serios que rozamos en las tramas secundarias pero el espíritu de la película es ligero y no permite que ni eso lo estropee. El protagonista es un actor desconocido para mí que hace un trabajo fantástico y con el que te lo pasas muy bien.

Una excelente opción para pasar un buen rato con cine de calidad.

Hace más de cuatro años y medio veía en el cine Ong-bak ? Ong-Bak, el guerrero Muay Thai, una película tailandesa de lucha sin muchas más pretensiones y que entretenía bastante. Posiblemente fue la única película de ese país que llegó a los cines de este lado del mundo y ha tenido que pasar todo este tiempo para que veamos algo nuevo de esas tierras y lo que nos ha llegado es la segunda parte, llamada Ong bak 2 y estrenada en España como Ong Bak 2: La leyenda del rey elefante. Comentar que la vi en mi visita a Gran Canaria porque esto nunca se estrena en los cines de los Países Bajos, sale directo a DVD.

Un julay poligonero se entrena para convertirse en el Señor de las cuchillos y así poder enfrentarse a los mierdas de hobbits

Cuando uno ve el número 2 en el título enseguida piensa que van a continuar la historia y el sorpresón es mayúsculo cuando lo que ves en el cine es algo completamente distinto, una nueva historia que lo único que tiene en común con la original es que pelean y está rodada en Tailandia. En esta ocasión es la historia de un chaval aristocrático que acaba en las calles después de que matan a sus padres y que terminará con una banda de ladrones que lo entrenan para convertirlo en el azote de los mercaderes. El chico destaca y pronto es el segundo de la banda. En un momento determinado se le presenta la oportunidad de vengar la muerte de sus padres y él la aprovecha para así repartir candela de la buena a todos los que se le ponen por delante.

Igual las circunstancias son distintas porque en esta ocasión la película no funcionó conmigo. Las escenas de luchas están bien pero aburren, son demasiado largas, demasiado frecuentes y entre medias no hay un guión que las una, solo una serie de desafortunados diálogos que nadie se cree y que podrían haberse ahorrado. Incluso en los momentos en los que un montón de luchadores corren de lado a lado de la pantalla, no consigues engancharte a esas preciosas escenas coreografiadas y te miras las uñas negras de las manos dudando si cortártelas o aprovechar el sedimento para plantar ahí mismo unas semillas de perejil. Esta nunca es una buena señal porque indica que son muchas cosas las que fallan.

No tuvimos oportunidad de ver espectaculares paisajes de Tailandia y realmente es que no hay mucho más que decir, con algo más de trabajo igual habría sido tan buena como la primera pero me temo que fracasaron. Ni se te ocurra llevar a la piba o no te lo perdona en su vida. Vete con los amigos más básicos que tengas y a ser posible, déjense el cerebro en casa.

Justo antes de ir una semana de vacaciones a Gran Canaria estuve a punto de ir al cine pero al final no pudo ser. Estando en la playa tomando el sol se ponen a mi lado una banda de orcos jóvenes y uno les gritaba a los otros que no fueran a ver una película porque era una mierda de que te cagas. Su razonamiento es que era de acción pero no tenía ninguna y que el Negro protagonista no molaba mucho. Después de escuchar esto decidí que definitivamente tenía que ir a ver The Taking of Pelham 1 2 3 y tras volver a los Países Bajos ha sido la primera película que he visto. En España se llama Asalto al tren Pelham 123 y por si a alguno le suena familiar, es un remake de una película de los setenta con el mismo título y tema.

Un puñado de julays secuestran un metro para hacerse ricos

Un empleado del metro neoyorquino que ha sido degradado tras descubrirse que cobró sobornos tiene que hacer frente al secuestro de uno de los trenes y tratar con el jefe de los delincuentes en un intento desesperado por salvar las vidas de todos los que van en el vagón.

Lo primero es que el orco tenía razón en una cosa. No es una película de acción. Es un duelo entre dos actores salpicado con momentos puntuales de acción. Desde prácticamente el primer minuto la cámara se centrará en John Travolta y Denzel Washington y prácticamente se olvidará de la existencia de la otra gente que aparece en pantalla, meros comparsas que no aportan nada y de los que no necesitamos saber ni que existen. Poco a poco el vínculo entre estos dos hombres que se han conocido en unas circunstancias extremas se irá afianzando y su relación transcenderá el propio secuestro y la violencia que lo rodea. Por suerte los dirige Tony Scott, un hombre que sabe mover la cámara con elegancia y que conoce el oficio. Lo mejor de la película son las escenas con estos dos hombres, su relación, la intensidad que ponen en aquello que hacen y solo cuando la cámara muestra a los que están a su alrededor decae un poco la cosa y nos preguntamos si quizás no están rizando el rizo demasiado ya que hay demasiados cabos sueltos y cosas que posiblemente sean absurdas. También se nota que no se preocuparon excesivamente por el resto de los personajes en la forma en la que los representan, con el alcalde como un buen ejemplo ya que más bien parece que lo tomaron de alguna película de Batman y en realidad aquello es Gotham.

La tensión irá aumentando y para cuando llegamos a la traca final, a la misma se une algo de esa acción que muchos creían que llenaba toda la película, sobre todo porque el trailer engaña un poco a la gente. Una buena opción si os gustan los buenos duelos entre actores.