Ya sabéis que este año celebramos la vida y la suerte que tenemos de poder disfrutarla en Distorsiones con un pequeño regalo cada mes. Para el mes de enero elegí Una postal de Kinderdijk con una bella imagen que condensa gran parte de la hermosura del país en el que vivo.
Aunque el ofrecimiento fue de quince tarjetas, solo doce respondieron a la invitación ?lo cual demuestra lo que siempre digo de lo poco que se me lee y lo infladas que están las estadísticas ;-). Ya es demasiado tarde para apuntarse ya que he optado por regalar las tres que sobraron a mis amigos el Rubio, el Moreno y el Niño para que tengan un pedacito de su país en sus mesas de trabajo.
Las tarjetas comenzarán mañana por la mañana el viaje hacia sus destinatarios. Según os vayan llegando, hacédmelo saber y así veremos cuantas se pierden por el camino (y creedme, de las anteriores se perdieron al menos dos de ellas). En la parte posterior de las tarjetas hay un mensaje único y especial que aquellos que no reciban las tarjetas jamás podrán leer y los doce elegidos tendréis que mantener en estricto secreto. La solapa que tienen las tarjetas es perfecta para que se mantengan en pie y ponerlas sobre vuestra mesa de trabajo o en ese rincón especial en el que dejáis vagar vuestra mirada cuando soñáis despiertos.
En un par de días anuncio cuál será el regalo de febrero. Serán sólo tres los agraciados y el criterio para conseguir uno de esos regalos será el número de comentarios dejados en la bitácora durante el mes en curso, así que aquellos que quieran competir se lo tendrán que currar. No podrán participar comentaristas que vivan en Holanda ya que el regalo es algo que ellos pueden conseguir fácilmente.