El mayor evento del verano en la ciudad de Amsterdam es su Gay Parade, una cabalgata de barcos por los canales de la ciudad que no tiene parangón en ningún otro lugar del mundo. Este año congregó a más de medio millón de personas que se divirtieron durante horas viendo este desfile que comenzó como reivindicación de los derechos de un grupo específico de personas y en los Países Bajos ha terminado por convertirse en la alternativa a los carnavales que no tenemos por culpa del frío reinante en este país en invierno. Este año, al igual que en el 2007, acudí con Waiting a ver el desfile. Seleccionar unas cuantas fotos entre las más de quinientas que he hecho resulta muy difícil y doloroso ya que entre las treinta fotos que elegí, todas y cada una merecían estar aquí.
Aunque son la excepción, todavía se pueden ver algunos barcos en los que predominan los elementos reivindicativos, en los que nos recuerdan que porque en Holanda y en otros países de Europa la gente pueda ejercer su libertad sexual gracias a nuestras sociedades, eso no debería hacernos olvidar que en otros lugares, salirte de la línea que marcan las religiones o las políticas represivas es constitutivo de delito y muchos han de mantener sus preferencias sexuales ocultas. En este caso fueron lesbianas las que nos lo recordaron.
Una vez más quiero recordaos que cuando dentro de unos días comencemos a ver estas y otras fotos y las acompañen textos irónicos, estúpidos, absurdos y que resaltan algún aspecto de las personas que aparecen, eso no quiere decir que no respete profundamente la opción sexual de todas estas personas y que esta bitácora se llama Distorsiones por algo. Supongo que tendré que borrar comentarios y aguantar chaparrones como el que me cayó el año pasado a manos de un intolerante de mierda que amparándose en que escribía en una bitácora comercial de contenido homosexual, se sintió con derecho a robar fotos de esta página y además crucificarme. El tiempo pone a cada uno en su sitio y en el caso de ese tipejo, no duró ni dos meses como blogger profesional.
Este año no pudimos ver la cabalgata desde el barco de nuestra anfitriona debido a problemas logísticos pero aún así, consiguieron un rincón excelente para ponernos, sin el agobio de los cientos de miles de personas que abarrotaban los canales. Además de pasar un buen rato, después de la cabalgata Waiting nos invitó a su casa para cenar una paella que cocinó uno de los asistentes mientras los demás disfrutábamos de una grata velada. Allí tuve oportunidad de conocer a algunos que leen esta bitácora y no comentan. Imagino que han tenido que bajar al mito del pedestal porque en las distancias cortas, siempre pierdo mucho glamour.
