Distorsiones

Cambiamos un pelín la perspectiva y nos deshacemos de las palmeras y tenemos una imagen estremecedora del museo de Etihad visto por delante, con todo ese cristal y super-bonito con el cielo azul, pero vamos, que aquello era como Sevilla en agosto, el calor era infernal. No llegué a descubrirlas, pero en algún lugar por allí, rescondidas, están las máquinas de aire acondicionado para mantener el interior a unos agradables dieciséis grados que te permiten usar tus pullovers y todo. Ni un solo panel solar en el techo del edificio, que es muy lindo para estropearlo con esas cosas de pobres. Ahora que tanto se habla de donar y donar para los pobres de Siria, yo me pregunto si los de los Emiratos, Arabia Saudita, Omán, Qatar y Baréin no deberían ser los que donen algunos de los billones que están sacando con el petroleo y el gas y que en lugar de tirarlos en equipos de fútbol y en mundiales, los usen por una puta vez en su vida para ayudar a los de su raza y su religión. Pero vamos, que no soy iluso y sé a quién le piden que done.

En la zona en la que está la mezquita y también pegado al mar tenemos el museo de Etihad, con un edificio espectacular en la forma de un manuscrito con supuestamente siete columnas que se suponen que recuerdan a las siete plumas usadas para firmar la constitución de los Emiratos Árabes Unidos o algo así. Puedo confirmar y confirmo y reconfirmo que no entré a verlo ya que contiene cosas en las areas social, política, cultural, científica y de la historia militar, con objetos tan maravillosos y preciosos como viejos pasaportes de los regentes del emirato. Como se puede ver en la imagen, las colas para entrar eran escandalosas, la gente corría desde los aviones hasta el museo porque esto no hay que perdérselo de ninguna de las maneras. Los pilones metálicos me fascinaron y al mismo tiempo me recordaron, que los moros aparcan en donde les sale de los mondongos y allí lo tienen tan claro que no te dan opciones y al que deje el coche en la carretera, probablemente se lo llevan en cuestión de minutos.

Una foto de la mezquita Jumeirah petada con todos los turistas y podemos observar a las hembras emburkadas haciendo fotos. El pavo de blanco en la derecha yo creo que era el único que estaba allí o para rezar, o para oler y disfrutar del olorcillo de los chochos de las chonis. Aunque en la calle habían temperaturas más propias de las calderas del infierno, allí dentro y gracias al aire acondicionado hacía un frío que no veas. En la alfombra esa no se puede entrar con zapatos, algo que me da un mal llullu que no veas y por eso, cuando estoy en estos países tan subdesarrollados, yo siempre llevo en la mochila un par de calcetines de quita y pon para que la preciosa piel del Elegido no entre en contacto con esos suelos, que yo he visto muchas pelis y he visto como se tiran al suelo y se revuelcan en el mismo varias veces al día. El marcador electrónico que se ve al fondo hacia la izquierda no tiene la lista de números premiados en la primitiva y en el cuponcito sino las horas oficiales de rezos, que cambian cada día porque se basa en unos cálculos hiper-extra sensoriales relacionados con la puesta de sol y el amanecer y ajustados a la Meca o algo así, creo que nos lo explicaron pero como que yo no estaba muy centrado en la historia.