Hace cosa de un año hablábamos por aquí de costumbres holandesas y comenté algo sobre Abraham. Los Holandeses gustan de celebrar ciertas fechas y ponen mucho cuidado y esmero para que todo salga bien. Uno de los hitos que se cruzan en esta vida y que ellos pasan con orgullo es el de los cincuenta años. Los amigos o familiares te preparan una gran fiesta y si había alguien en tu barrio que no sabía tu edad a partir de ese día ya no la podrás ocultar. En los años que llevo en los Países Bajos he asistido a un montón de fiestas de Abraham, mayormente en el trabajo. Si véis el enlace que puse anteriormente veréis como le decoraron la oficina a uno que cumplió cincuenta tacos el año pasado.
A los españoles nos choca esta glorificación de la edad, el desparpajo con el que la gente festeja entrar en su quinta década. Nosotros estamos más acostumbrados a ocultarlo, a mantener la edad como un secreto que no debe ser desvelado y salvo honrosas excepciones procuras que nadie se entere de los tirones de oreja que han de darte. Yo desde que me tropecé con Peter Pan y me llevó a Siempre Quizás me estanqué en los veintiocho y de ahí no salgo. Las secretarias del trabajo han intentado por todos los medios ver mi pasaporte para averiguar el año pero uno es espabilado y no lo han conseguido y por suerte los de Recursos inHumanos no suministran esa información personal.
Volviendo al tema de Abraham en la foto podemos ver el chiringuito que le montaron a uno en la puerta de su casa esta semana. Nos lo topamos en nuestro paseo a la hora de comer. Le construyeron una especie de avión que le plantaron en la puerta y decoraron toda la calle con posters anunciando su edad. Me había dejado el móvil en la oficina y tuve que volver a pasar por la tarde camino de la estación para hacerle la foto.
Algo que me llamaba la atención es que la gente cuando se refiere a la persona que cumple años dicen Hij heeft Abraham gezien lo cual podríamos traducir por ?l ha visto a Abraham. Nunca logré captar el sentido de la frase, básicamente porque soy como un cacho de carne con ojos y no doy para mucho pero un amigo tuvo a bien explicarme que el concepto viene de la Biblia, del Evangelio según Juan 8:57 en donde dice: Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?. A través de los retorcidos caminos de la historia esto ha devenido en una interpretación que significa que ves a Abraham al cumplir cincuenta años. Suelen colocarte un maniquí o un muñeco de algún tipo en tu casa o en tu trabajo y ese muñeco simboliza a Abraham. Para las mujeres el concepto siguió evolucionando y apareció en escena Sara, la mujer de Abraham, la cual ven las mujeres holandesas al entrar en la quinta década. Si ya lo de que un tío reconozca la edad es impresionante, en España ver a las mujeres dejando que todo el vecindario, toda la empresa y todas las amistades sepan la edad que tienen es sencillamente imposible.
Las celebraciones de Abraham y Sara incluyen discursos, regalos y similares en los que el homenajeado es felicitado por todas las personas y ha de aguantar el chaparrón lo mejor que pueda. En mi oficina yo ya me he encargado de dos de estas celebraciones y en el sótano guardamos un Abraham al que con peluca, traje y un poco de maquillaje convertimos en una Sara un poco machorra cuando nos hace falta.