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  • El fin de la semana en Gran Canaria

    31 de agosto de 2007

    Y como sucede casi siempre, todo lo bueno se acaba y mañana por la mañana volveré a los Países Bajos. Me iré con mi carga de sol, mi piel morena y mi anciano trolley lleno de comida canaria para sobrevivir al otoño. En esta ocasión la agenda ha estado más llena que en otras ocasiones y he encadenado citas con unos y otros y de alguna manera he logrado salpicar entre tanto evento siete películas de las que tres son españolas.

    De nuevo, agradecer públicamente a todos los que acudieron a esas citas por su tiempo y su conversación. En diciembre habrá una nueva oportunidad para departir frente a un café o una cerveza.

    Poco más que decir. Pronto soplarán vientos de cambio por esta bitácora, dejaremos atrás el precioso naranja y las imágenes turísticas y llegarán colores más propios, crecerán las setas y caerán las hojas.

    No os olvidéis que estamos en los últimos días para donar ??

  • Jefferson Memorial y Washington Monument

    31 de agosto de 2007
    Jefferson Memorial y Washington Monument

    Jefferson Memorial y Washington Monument, originally uploaded by sulaco_rm.

    Comenzamos una nueva serie de fotografías y en esta ocasión volvemos a cruzar el océano Atlántico para visitar los Estados Unidos de América. Durante las próximas semanas recorreremos la capital de dicho país, Washington D.C. y podremos descubrir la grandiosidad de sus monumentos y lo familiares que nos resultan por haber aparecido en infinidad de películas.

    He visitado Washington D.C. en varias ocasiones y he pasado en aquel lugar grandes periodos de tiempo. Tengo familia por allí y es parada obligatoria cuando voy a Estados Unidos. Me gusta mucho la ciudad, es perfecta para fotografiarla. Transmite frialdad y eficiencia, la diligencia de toda la maquinaria burocrática de un imperio. No es un lugar para ir de noche pero es perfecta para visitar durante el día. Al caer la tarde se vacía y se queda a la espera del día siguiente para volver a recuperar sus ciudadanos.

    En esta foto, la cual estoy usando en la actualidad como fondo de escritorio de dos de mis ordenadores, podemos ver el Jefferson Memorial y el Washington Monument, dos de los hitos que hay que ver en la ciudad. La foto la tomé mientras paseábamos por la cuenca Tidal del río Potomac en dirección al Jefferson Memorial. Era una mañana de diciembre muy fría y con unos colores preciosos. En los próximos días volveremos a pasar por ambos monumentos y los veremos con más detalle.

    Technorati Tags: Washington D.C., viajes

  • El autoestopista

    30 de agosto de 2007

    Mil campanas suenan en tu corazón
    que difícil es pedir perdón
    ni tu ni nadie, nadie
    puede cambiarme

    Se miraban mientras cantaban el estribillo a pulmón abierto. Pese a llevar años escuchando y cantando esta canción no se cansaban nunca de oírla. Es un clásico, superó la barrera de lo efímero y entró en el paraíso de las canciones que perdurarán por siempre. La canción continuaba sonando y ellas seguían cantando, ahora con la conductora más atenta al coche. Eran amigas desde siempre o al menos eso les parecía. Juntas atravesaron los años turbios del instituto y la universidad, se graduaron con honores y ahora trabajaban en la misma empresa. Lo sabían todo la una de la otra, no tenían secretos ni querían tenerlos. Son amigas, las mejores, amigas para siempre.

    Seguían cantando cuando vieron a un joven en la cuneta de la carretera haciendo autoestop. Levantaba el dedo y a sus pies tenía una mochila. Debía ser siete u ocho años más joven que ellas. Tenía buen aspecto.

    ? ¿Lo recogemos? ? Preguntó María José
    ? Sí ? dijo María Jesús

    Frenaron sacando el coche ligeramente de la calzada y el chico agarró la mochila y comenzó a correr hacia el vehículo. Venía sonriendo. Abrió la puerta trasera y lanzó en el interior la mochila, entrando tras ella. Era alto, más alto que ellas, de pelo castaño y con unas gafas de pasta que le daban un aspecto como de intelectual. Tenía un hoyuelo pronunciado y sus ojos parecían brillar con luz propia, una luz verde e intensa que hipnotizaba. Su chaqueta moldeaba una figura de deportista y sus manos grandes y con unas uñas muy hermosas y cuidadas lo situaban fuera del entorno de los trabajos manuales. Cerró la puerta del coche y saludó:

    ? Hola, me llamo Javi. Gracias por parar y recogerme
    ? Yo me llamo María José ? dijo la conductora ? pero todo el mundo me llama María
    ? Y yo soy María Jesús y también me puedes llamar María ? le dijo la chica que iba en el asiento del acompañante.
    ? Si a ambas os tengo que llamar María seguro que nunca se sabe a cual me refiero ? les dijo medio en broma, mirando a una a través del espejo retrovisor y a la otra a la cara.
    ? No te preocupes. Nosotras lo sabremos ? respondieron al unísono

    El coche estaba arrancando y reincorporándose a la carretera. No había tráfico ninguno, era un camino que a otras horas del día tenía mucho tráfico pero no al anochecer, cuando la gente ya ha vuelto a casa y descansa esperando el día siguiente.

    ? ¿Hacia dónde vas? ? Preguntó María José
    ? A Madrid ? dijo Javi
    ? Es tu día de suerte, nosotras también vamos hacia allí. Haremos el viaje juntos ? le dijo María Jesús
    ? Genial

    Subió el volumen del equipo de música y comenzó a sonar la canción de Mil campanas y ambas se pusieron a cantar como si él no estuviera allí. Era un tanto surrealista ir en aquel coche, con aquellas mujeres que daban la impresión de estar volviendo de una excursión, tan felices y dicharacheras y tan entregadas a la canción. Al terminar pasó un segundo y volvió a comenzar la misma canción y ellas volvieron a cantarla, como si fuera la primera vez, como si no la hubieran escuchado unos instantes antes. Cuando acabó volvió a comenzar y de nuevo volvieron a cantar, siempre haciendo los mismos gestos, siempre volviendo las caras a mirarse en el mismo instante, estaban empezando a parecerle un disco rallado pero no dijo nada.

    Diez minutos más tarde y tras otras tres tandas de la canción las interrumpió. Hasta ese momento ellas parecían ignorarle, cantaban sin parar y al terminar la canción se reían y volvían a cantar al comenzar de nuevo. Justo estaba acabando en ese instante cuando les dijo:

    ? ¿Siempre escucháis la misma canción?
    ? ¿Por qué? ¿No te gusta? ? le dijo María algo, no se acordaba si María José o María Jesús. Comenzaba a darle la impresión que el viaje iba a ser muy largo y duro hasta Madrid. No le costaba dinero pero aquello sería como una jornada en el purgatorio, con aquellas dos cantando todo el tiempo la misma canción.
    ? Sí me gusta pero es extraño que solo escuchéis una canción. No sé, no es lo habitual. Es más normal que la gente escuche la radio o tenga alguna selección de canciones o el disco de un grupo pero no una única canción ? les dijo tratando de parecer amigable y comprensivo.
    ? A nosotras solo nos gusta esta canción y por eso solo la escuchamos. Además, es uno de los éxitos del momento ? dijo María Jesús
    ? Fue un éxito hace veinte años por lo menos, no es una canción nueva. Ese grupo ya ni existe. Se separaron. Carlos Berlanga murió y Alaska y Nacho Canut formaron un grupo nuevo, Fangoria. La época de Alaska y Dinarama quedó hace mucho tiempo atrás ? trató de no sonar pedante y procuró enfocarlo desde el punto de vista informativo. Esto era historia de la música española y aunque muy anterior a su época, lo sabía ya que forma parte del conocimiento urbano, son casi una leyenda.

    El coche comenzó a detenerse de nuevo. María Jesús y María José parecían estar enfadándose. La música ya no sonaba. En el coche la temperatura estaba descendiendo rápidamente. Al hablar de nuevo, se formó una pequeña nube de humo.

    ? Quizás sea mejor que me baje. Gracias por recogerme. Seguiré andando ? dijo mientras comenzaba a tirar de su mochila para sacarla del coche.
    ? Te odiamos ? dijeron al unísono

    El coche comenzaba a desvencijarse, el asiento en el que estaba no era más que un manojo de muelles oxidados, el volante y la radio desaparecieron, también el cristal delantero y el trasero. Ellas comenzaron a perder trozos de carne y el pelo se les caía transformándose en fantasmas horribles. En su lado no había puerta y aterrorizado buscó salir lo antes posible. Dejó la mochila atrás y al girarse se cortó con algún saliente. Recogió la mano instintivamente y la protegió con su pecho. Inmediatamente comenzó a sangrar abundantemente. No se detuvo ni a mirarla. Siguió intentando salir. Las jóvenes ya no existían, eran dos figuras horrorosas que lo miraban con cuencas de ojos vacías. De nuevo comenzó la música aunque en esta ocasión venía de ninguna parte, parecía estar en el aire. Estaba aterrorizado. Cayó fuera de lo que parecían ser los restos de un vehículo que había sufrido un accidente en aquel lugar y vio que seguía en el mismo sitio que lo habían recogido, únicamente unos metros más adelante, en el lugar en el que había visto los restos del coche.

    Se levantó como pudo y se echó a correr por la carretera, alejándose del lugar. La música seguía sonando en su cabeza, cada vez más alta.

    ? Detente ? escuchó también dentro de su cabeza. Frente a él estaban los dos espíritus y no quiso dejar de correr. Quería escapar, huir de aquel lugar y no volver a mirar atrás. Vio las sombras comenzar a moverse en su dirección y no pudo hacer nada por evitar que lo alcanzaran.

    Lo golpearon con saña. Embestían y con sus golpes iban desgarrándolo, provocándole heridas, mientras él gritaba y les pedía que lo dejaran en paz. Después de un rato se quedó quieto, callado, muerto, tirado en la cuneta con una expresión de pánico en su cara y uno de sus ojos al lado del cuerpo. Ellas volvieron al coche y la música sonó de nuevo. Cantaban felices y en unos instantes el coche fantasmal se puso en movimiento y desapareció.

  • Nidos de pájaros tejedores en el Club de las 500

    30 de agosto de 2007
    Nidos de pájaros tejedores

    Nidos de pájaros tejedores, originally uploaded by sulaco_rm.

    Si no me equivoco, esta es la primera foto del viaje a Sudáfrica que consigue entrar en el club de las 500. Es una imagen espectacular de un montón de nidos sobre el cauce de un riachuelo medio seco y aunque no lo podáis ver, había un cocodrilo debajo esperando que algún polluelo caiga para merendárselo. La primera vez que vimos la foto fue en la anotación Nidos de pájaros tejedores.

    Technorati Tags: Sudáfrica, viajes

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