Siguen entrando fotos en el Club de las 500 y en esta ocasión le toca el turno a estos tulipanes y molino al fondo que ya tuvimos ocasión de ver hace cosa de un año. No hace mucho hemos podido ver el mismo molino en una composición distinta ya que se encuentra en el Keukenhof y como sabéis las últimas semanas hemos estado viendo fotos tomadas en dicho parque.
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Amistad
Volver por la noche a Holanda me permite aprovechar el día en Gran Canaria aunque el precio a pagar es que prácticamente no dormiré y sé que estaré completamente agotado al día siguiente en el trabajo. En estos nueve días de vacaciones he visto ocho películas en el cine de las que cuatro fueron españolas, una francesa y tres americanas. También he estado con amigos y conocidos y hemos cruzado juntos las fronteras que separan el mundo real de aquel en el que yo vivo, ese universo diferente y francamente imperfecto en el que cada cosa sucede por una razón aunque no sabemos muy bien cual. Y de esto último es sobre lo que me gustaría reflexionar en voz alta, algo que posiblemente no significará nada para la gran mayoría de los que leen esta bitácora pero que para un pequeño grupo tendrá un significado totalmente distinto.
Esta semana cerré un nuevo eslabón de una cadena de amigos que se rompió por nuestra propia desidia y desinterés. En realidad no podemos culpar a nadie más ya que todos éramos como uña y carne en el instituto y después las corrientes de la vida nos llevaron por ríos distintos dispersándonos en cuestión de meses. Este año me estoy tomando muy en serio el encontrar a toda esa gente e invitarlos de nuevo a comenzar a pintar un nuevo círculo, uno diferente y que no sabemos adonde nos llevará. No teníamos ni idea de lo especial que era nuestro mundo mientras lo vivíamos y ahora que miramos hacia atrás nos damos cuenta de lo mágico que fue, lo fuertes que son los vínculos que creamos entonces y que pese al tiempo solo necesitan un pequeño empujón para despertarse y comenzar a latir con la misma potencia que antaño. Cada uno de esos amigos y amigas es una pieza única e irremplazable y no dejaré ninguna atrás y a estas alturas todos ellos deberían saber que jamás me rindo y sé como conseguir lo que quiero.
No deja de sorprenderme lo poco que tardamos en retomar aquello que habíamos dejado, la forma tan natural en que sucede todo y la rapidez con la que nos sentimos de nuevo a gusto. Es como si ayer fue el día en que nos vimos por última vez y apuesto que ningún observador puede notar que entre una reunión y la anterior han pasado quizás demasiados años y aún más horas, minutos y segundos. Nos abrazamos, nos besamos y en un instante todo vuelve. No me hacen falta unas gafas mágicas para ver como renacen los lazos que nos unen pero me gustaría que existieran esas gafas para que otras personas pudieran verlo.
Estamos a punto de llegar al veinticinco aniversario de la película los Goonies, todo un clásico de los ochenta que nos marcó de mil y una formas distintas. Todos y cada uno de los miembros de nuestro grupo se identificaba con esa historia y mirábamos con envidia al grupo de jóvenes que vivía la aventura de su vida y que acababa con todos unidos como una piña y luchando contra el mal. Espero que podamos celebrar todos juntos ese aniversario, reunirnos en la casa de alguno, con una buena pantalla de televisión y sentarnos con cervezas y algo para picar y reírnos juntos y soñar que somos esos chiquillos y que podemos ser quienes queramos ser. Lo curioso es que ahora que tengo una perspectiva de nuestro pasado y que vivir en un lugar distante me ha forjado de una forma totalmente inesperada puedo ver que nosotros éramos como los Goonies solo que quizás fuimos más afortunados porque nuestra aventura duró cuatro años y en ese tiempo hicimos frente a algunas aventuras aún más increíbles, pudimos rasgar el velo del futuro y verlo llegar, saltamos juntos barreras que de jóvenes nos parecían infranqueables y entramos de la mano en cavernas oscuras que quedaron iluminadas con nuestra alegría y nuestra pasión. De aquellos años no me puedo quedar con un momento porque hubo muchísimos y aunque todos tenemos nuestros favoritos es el conjunto el que les da sentido, lo que los vuelve tan especiales. Ese hipotético día en el que nos juntemos para ver los Goonies quizás deberíamos ver otra película, una que nos distingue del resto, esa que pasaba una semana en cada casa y después seguía su camino, aquella que nos permitía hablar de algo natural entre risas y murmullos y que tenemos totalmente idealizada.
Seguro que yo tuve mucho que ver en la desaparición del grupo porque al parecer yo funcionaba como el corazón del mismo. Siempre creí que era un miembro marginal, uno de los apéndices que podían ser extirpados sin que el resto resultara afectado pero ahora, mientras me esfuerzo para reconstruir la banda escucho lo que dicen unos y otras y veo que quizás me equivoqué, quizás yo mantenía gran parte de la fuerza gravitatoria que nos mantenía unidos y ni siquiera era consciente de ello. El principio del fin comenzó cuando dejé de creer, cuando miré hacia el sol y después al volver la vista hacia el horizonte encontré un camino diferente, un sendero tentador que elegí y que parecía estar lleno de trampas para el resto pero era suave y hermoso para mí. No valgo nada como líder porque no presto demasiada atención al grupo y soy incapaz de parar la marcha si alguien queda rezagado. No lo podía hacer entonces y no sé si lo puedo hacer ahora. Mi independencia me puede pese a mis intentos por controlarla pero todos hemos madurado y ahora somos conscientes de las limitaciones de los otros. Seguro que alguien tomará las riendas cuando yo me distraiga y tirará de la palanca de freno si es necesario.
Por mi parte doy gracias a Dios por la suerte que he tenido, por haberme permitido conocer a un montón de gente maravillosa, por hacerlos parte de mi vida y por todos esos años que pasamos juntos, por hacer que nuestra transformación desde jóvenes e indómitos cachorros a esbeltos y fascinantes adultos fuera tan perfecta y espero que todos y cada uno de ellos y de ellas, todas esas estrellas que brillan como relucientes diamantes en mi firmamento sepan que los aprecio y los quiero como a hermanos.
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A veces nos preguntamos de donde viene la inspiración, dónde suenan las campanas que guían los dedos sobre el teclado y hacen que una pantalla blanca se ensucie con el negro de miles de letras y pensamientos sin sentido se alineen en frases y estas en párrafos y la verdad es que no sé que responder. Lo cierto es que abro el portátil y algún extraño impulso me empuja a escribir mientras cabalgo sobre el cielo de Europa, a once mil metros de altura, con una estrella tan brillante que solo puede ser mi ángel de la guarda siguiendo el avión para asegurarse que vuelvo seguro a casa, a mi casa del Norte, al país que me acogió y me regaló paz y estabilidad y buenos amigos y un millar de cosas más. Y miro por la ventana mientras tecleo frenéticamente y borro frases, cambio palabras y las ajusto porque la escritura es como el mecanismo de un reloj y las cosas a veces no suenan bien porque el hilo de pensamiento del que estás tirando no ha quedado plasmado como realmente es y lo intentas una y otra vez hasta que quedas contento con el resultado. Decía que miro por la ventana y el sol demuestra que es lo más bonito del mundo al esconderse tras el horizonte y en su huida dispara millones de colores distintos hacia el cielo, un millar de arcoiris que solo se pueden ver desde aquí arriba y que sabes que mañana serán distintos y al otro y al otro porque no hay dos puestas de sol iguales y esta, la de esta noche, Dios me la ha regalado a mí, que la observo desde mi asiento en la última fila de un avión que cruza los cielos europeos. Sé que hay tiempos buenos y tiempos malos pero nos corresponde a nosotros el sacar el máximo partido de esta vida que solo podremos vivir una vez. Yo he elegido creer en la gente y en mi mismo, aceptar todo lo bueno que cruza mi camino y tratar de mejorar y arreglar lo malo que pueda encontrarme. Espero que todos aquellos que saben que significan algo para mi me acompañen, que lean estas líneas y recuerden que fuimos, somos y seremos por siempre amigos.
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Las dos semanas pasadas en Distorsiones
Recién acabadas las vacaciones en Gran Canaria y con mi piel de nuevo luciendo un bonito bronceado, hagamos un repaso de lo que sucedió en esta bitácora en las dos últimas semanas. Si hay algo que se puede decir de este tiempo es que ha sido bastante intenso y lleno de actividades que ni siquiera aparecen por aquí ya que esto no es más que la punta de un iceberg que navega por turbulentos mares. La semana pasada comenzó el verano y distorsiones se cambió su vestido y lo ajustó a la estación, con un precioso y escandaloso color naranja. De eso se habló en Distorsiones de Verano. Mi visita a Gran Canaria fue para celebrar Otra noche de San Juan y por supuesto para cortarme el pelo, que ya parecía un micrófono con el pelucón que arrastraba. Puesto que estamos en verano os recuerdo que es en esta época cuando me gusta escribir historias y relatos cortos aprovechando que esto no lo lee ni Dios. Estos primeros seis meses del año se han cerrado con más de doscientas mil visitas y un trimestre espectacular.
En lo que respecta al Cine me tropecé con la aburrida The Reaping – La Cosecha, la también excesivamente larga y tediosa Pirates of the Caribbean: At World’s End – Piratas del Caribe: en el fin del mundo y dos películas españolas excelentes y que recomiendo a todo el mundo. Fueron Ladrones y Café solo … o con ellas.
Terminé de relatar el paseo por Roma Ciudad Eterna con El día que vi el Coliseo y al Papa, Visitando el Vaticano y la Plaza de España, Las Catacumbas y las Termas de Caracalla, El Panteón, San Ignacio de Loyola y la protesta en contra de Bush, Miguel Ángel, basílicas y un castillo junto al Vaticano y Un regreso un pelín desastroso. Ahora tendremos que esperar al próximo viaje que será en algún momento del verano. Ya que estaba en racha aproveché para contar lo acontecido en Un Viaje nocturno a Gran Canaria con esas cosillas que suceden siempre.
Seguimos viendo fotos tomadas en el Keukenhof, ese paraíso holandés del que no me canso. Pudimos ver el Tulipán el Chino, Tulipán el Turco, Tulipán Asuntos varios, Tulipanes er Dani, Río de flores, Pétalos en el agua, Tulipán Tecnología, Tulipán Libros, Tulipán Fotos, Tulipán Otros Mundos, Tulipán Resumen Semanal, Tiras de tulipanes blancos y rojos, Tulipán el Club de las 500 y Cámpana sobre campana. Poco a poco he conseguido una colección de fotos de tulipanes impresionante.
Los Relatos han comenzado con la segunda parte de Planta 33. Tuvimos Planta 33 – capítulo undécimo y Planta 33 – capítulo duodécimo. La historia va cogiendo forma poco a poco y espero que nos acompañe unos cuantos meses más. No tengo muy claro lo que sucederá porque no pienso demasiado las cosas pero seguro que será sorprendente.
Y así transcurrieron estos quince días. Como siempre, aquellos que quieran hacerme un regalo por mi NO-cumpleaños pueden encontrar las cosas que quiero tener en las listas de amazon:
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Otra noche de San Juan
Todos los años viajo de vuelta a España por San Juan. La noche más corta del año es algo que pasa completamente desapercibido en Europa, más preocupada en celebrar el día más largo y en donde los ritos paganos dejaron de practicarse hace décadas. En la ciudad de las Palmas de Gran Canaria esa noche es algo muy especial. Se celebra el santo patrón de la ciudad y esa noche, alrededor de la medianoche, la playa de las Canteras se llena de gente. Son cerca de doscientas mil personas que se acercan a la orilla del mar con toallas, bañadores, chanclas y la escena sería normal si no fuera porque es de noche y a esas horas uno no va a la playa. La avenida de la playa se torna intransitable a primera vista con chiquillos que corren entre la gente, abuelas que tratan de alcanzar la arena con sus sillas plegables y otros abalorios y los chavales alternativos que llevan a la espalda su guitarra y usan su música para encandilar a las niñas e intentar mojar.
Según se aproxima la hora la gente se va acercando al agua, se despojan de la ropa y miran con cierto recelo hacia esa obscura masa que vemos delimitada por la barra natural que convierte a la playa de las Canteras en una de las más bellas del mundo, una playa natural sin igual en el archipiélago canario y todo un lujo para la ciudad. Cada año los aspirantes a brujos y los estafadores que se ganan la vida con ropas estrambóticas y mariconeo zafio invitan a su inculta audiencia a seguir diferentes ritos de purificación que deben acompañar con el lanzamiento de variados objetos al mar. El año pasado la moda era tirar rosas y el agua acabó llena de flores que tardaron días en retirar porque el mar será lento, pero es constante a la hora de devolvernos la basura que le lanzamos. Este año parece que lo que se llevaba era tirar manzanas mordidas y cinco minutos después de la medianoche en el agua flotaban miles de manzanas.
Nosotros encontramos un rincón desierto junto a la clínica de San José, una zona en la que la gente no parecía querer bañarse y por suerte no tuvimos que luchar en el agua contra todos los objetos lanzados. Justo a la medianoche corrí hacia el agua y pese al impacto inicial siempre me ha parecido que el mar no está tan frío en la noche de San Juan. Me bañé sin más problemas y cuando salí y estaba secándome comenzaron los fuegos artificiales, que desde el año pasado se lanzan en simultáneo desde ambos extremos de la Playa. En el instante en el que el primer volador estalla se oye un clamor y miles de personas corren hacia el agua para ver los fuegos desde el mar. Se quedarán allí unos veinte minutos, acompañando los estallidos más espectaculares con gritos de asombro.
Al acabar los fuegos la multitud abandona la playa sin orden ni concierto salvo algunos grupos que se quedan junto al escenario de la plaza de Saulo Torón y aquellos que han decidido organizar una fiesta privada en la playa y tienen sus timbas montadas en la arena. Toda la zona del Puerto hierve en actividad esa noche. Nosotros nos acercamos a una de las heladerías y acabamos sentados en la avenida disfrutando con un helado de sandía y fresa, dos sabores veraniegos con los que celebramos esta noche mágica. Me encuentro con una conocida que me pregunta si se cumplieron mis deseos del año pasado y he de reconocer que no, pero tampoco es algo que me preocupe porque tengo todo lo que necesito para ser feliz y en realidad siempre pido imposibles por si acaso se cumplen.
A lo largo de los años he celebrado la noche de San Juan en varios sitios distintos. Recuerdo que en el año 1999 lo hice en Tenerife y fui con una amiga y algunos compañeros chicharreros a la playa de las Teresitas. Allí éramos cuatro gatos, no tenían ningún tipo de tradición de bañarse a medianoche y lo puedo comprender porque para ello hace falta al menos tener una buena playa. En el 2001 lo celebré en Holanda y no hubo manera de convencer a nadie para ir a la playa y menos aún porque decían que la temperatura del mar era muy fría y ni locos se metían en el agua. En el 2003 y en el 2004 estuve en Málaga. El primer año fuimos a una pequeña playa a la salida de Benalmádena y nos bañamos y saltamos una hoguera con un grupo de gente. Nos lo pasamos muy bien y el año siguiente repetimos en la playa principal de Benalmádena y estaba que se caía de gente, con multitud de hogueras y fiestas. Hacía un montón de calor y se agradecía el baño en el mar. Salimos de la playa templados de tanto beber y comer. Y si miramos muy atrás en el tiempo recuerdo algunas noches de San Juan con asaderos en algunas pequeñas playas del sur de la isla de Gran Canaria.
Imagino que si se sigue popularizando acabará como todas las grandes fiestas, con las cadenas comerciales vendiendo productos necesarios para pasarlo bien y creando esas necesidades de consumo que han terminado por desvirtuar otras fiestas y las han convertido en meras batallas en las tiendas para conseguir esos regalos que hay que comprar.