Yo ya he desistido. No será por no haberlo intentado. Está claro que me extirparon al nacer los nódulos de la jilipollez y sin ellos no hay nada que hacer, esto no se puede aprender, se tiene que sentir por dentro y yo no puedo, tengo un alma yerma y asolada por los juegos de ordenador, la pornografía y los programas del corazón.
Si levanto la mano podría señalar a más de uno que se las da de culto e intelectual y que te habla de este o aquel artista moderno sin haber pisado un museo en su puta vida y sin haber visto una obra de arte cara a cara. Yo me he hecho algunos de los principales museos del mundo y es que me quedo helado siempre que voy a uno de ellos. A finales del año pasado fue con el Met y el MoMA en Nueva York. Dentro del Met hay secciones que me impactan, como los clásicos europeos, esos grandes artistas que vivieron hace unos cuantos siglos y que eran capaces de pintar un bodegón que te deja al borde de las lágrimas cuando lo ves. En el mismo museo hay una sección de arte norteamericano moderno de la que salí ESPANTADO. Hay que ver las mierdas que cuelgan en las paredes. La palma se la llevaba un hijoputa que pintaba lienzos de un solo color. Entras en una sala preciosa y te encuentras con un cuadro rojo, otro verde, otro azul, otro amarillo, otro ¡blanco!, negro y puede que algún otro color. Aquello parecía un muestrario de colores de una tienda de pintura. Yo no vomité porque han quitado las palanganas desde lo del once de septiembre, si las llegan a tener allí largo el desayuno sin más problemas. Frente a uno de ellos un julandrus máximus, con gorra de artista, pelucón falso, ojos, labios y uñas pintados y modelito seguramente de Dolche y Tangana. Se llevaba una mano a la boca para enfatizar su arrobamiento ante aquella muestra excelsa de arte, aquel despliegue de ingenio que el autor hizo en un par de horas. Me digan lo que me digan, aquello era una MIERDA, una basura impresentable de un gilipollas sin ideas. Esa ala del museo la podrían demoler y no se perdería nada. Cerca de allí me encontré con una exposición fotográfica con imágenes de Nueva Orleans después del Katrina y ahí sí que se te saltaban las lágrimas con la desolación que retrató el artista, algo bello y al mismo tiempo cruel.
En el MoMA la cosa es aún peor porque ahí predomina la basura y sobre todo cuando desciendes a las plantas inferiores. El MoMA se tiene que ver de arriba a abajo, desde la sexta a la primera. De no hacerlo así corres el riesgo de que te explote el cerebro ante tanta basura. Casualmente tenían otra exposición de otro autor al que se le había ocurrido también lo de los lienzos con colores simples, digo yo que eso es piratería, robo o copia y como dicen en los cines antes de que comience la película, esos actos están prohibidos y serán perseguidos por la ley. ¡Que se cumpla la ley! que metan a los dos artistas en Chirona en un módulo lleno de marroquíes para que les entre la inspiración de sus próximas exposiciones. Yo no pasé de la cuarta planta, después de tres niveles ya estaba convencido de la insoportable zafiedad del ser y lo injusto que resulta que haya gente que pague por esas mierdas una burrada y después no valoren la obra de un buen artesano que hace maravillas.
De tanto arte he sacado una conclusión y una duda existencial. La primera es que los artistas modernos van con el culo al aire para que los mecenas lo usen y disfruten con placer. Es la única explicación ante tanta mierda como vi en esos dos templos del arte. La duda (o incluso confirmación de la conclusión) es ¿por qué no hay artistas femeninas? La proporción es de diez a uno y que yo sepa, ellas también tienen ojete, también se la pueden meter por culo, así que no veo el problema e intuyo que habrá algunas dispuestas a pintar lienzos de colores y chorradas similares. Entiendo que en los siglos anteriores las mujeres eran ninguneadas y no podían convertirse en artistas, pero ahora, en el siglo XXI (equis-equis-palito) no hay excusa, cualquier pacharcona de voz ronca y mala baba se hace los diez cuadros, se come las pollas de rigor, se la deja meter el número de veces apropiado y debería poder exponer junto a los otros ineptos como ellas. Esto es muy injusto, si vamos a exponer mierda, exijo que haya igualdad de oportunidades, que ambos bandos tienen derecho a ello.
Como terapia para restaurar el orden en mi universo esta primavera visitaré al señor Rembrandt en Ámsterdam y me extasiaré con la belleza de sus cuadros.