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  • Trump Tower

    14 de marzo de 2007
    Trump Tower

    Trump Tower, originally uploaded by sulaco_rm.

    ¿Quién no ha oído hablar de Donald Trump? Uno de esos americanos que han logrado triunfar y gustan de enseñar su riqueza ostentosamente. La Torre Trump de la foto está en la parte Suroeste de Central Park y es un hotel. Con su color negro y su fachada de cristal llama la atención y refleja todo lo que tiene a su alrededor.

    Si quieres ver otras fotos del viaje a Nueva York las puedes encontrar en el álbum de fotos de Nueva York y si quieres leer el relato de dicho viaje, comienza en Desde Washington a Nueva York

  • Vueling vengo, Vueling voy

    13 de marzo de 2007

    El relato del viaje comenzó en Vueling voy, Vueling vengo.

    El retorno desde Barcelona a Holanda fue el lunes por la tarde. Mis padres volaban una hora más tarde y nos fuimos juntos al aeropuerto. Si me dicen a mi hace unos años que yo voy a quedar en una ciudad con mis viejos para pasar unos días de vacaciones y que después cada uno se va por su lado no me lo creo. Paramos un taxi frente al hostal y le dijimos que nos llevara al aeropuerto. Nada más arrancar recibió una llamada que podíamos oír perfectamente porque tenía el manos libres. Resultó que el tipo había dejado a su mujer y ahora estaba con una Papito, una zorrilla de Sudamérica que le pela el nabo y le saca los cuartos. La tipa estaba cansada y quería que la fuera a buscar a su casa para llevarla al trabajo porque no le apetecía ir en guagua o en metro. ?l le daba alternativas pero ella seguía insistiendo. Entonces el taxista le dijo que estaba haciendo una carrera hacia el aeropuerto pero ni esto la detuvo y ella le preguntó si no podía para en el camino, llevarla a su destino y después continuar hacia el aeropuerto. Todo dicho con una voz melosa que me ponía enfermo. Esa tía además de gandula debe ser más puta que las gallinas. Sé de uno a quien esa noche no se la iban a comer porque ella no se quedó muy contenta y le demostró su malestar con varias frases contundentes.

    Algo que me gusta de España es que por ser tercer mundo los taxis son baratos. Un viaje desde la plaza de Cataluña al aeropuerto del Prat cuesta veinte euros en hora con tráfico. En Holanda por ese dinero el taxista no sale del aeropuerto y la misma distancia puede valer fácilmente setenta u ochenta euros y además le tienes que lamer el frenillo al tipo y dejárselo como los chorros del oro. En el aeropuerto facturamos en nuestras respectivas compañías y después mi padre se empeñó en comprar ciegos. Habíamos visto uno a la entrada pero desapareció y cuando fuimos al lugar no estaba. Nos acercamos a otra puerta y también vacío. Al final un paseo por todo el aeropuerto para encontrar al puto ciego. Nos hicimos el control de seguridad y una vez en la zona segura mi madre quiere sacar dinero de un cajero 4B. Nos acercamos a preguntar a una de las chicas de información, esas que si les hablas en español te responden en catalán por algún tipo de tara genética o quizás porque el día que nacieron sus madres las echaron al mundo lanzándolas de cabeza al suelo y después de un rifirrafe nos dijo que dentro de la Zona Segura no hay cajeros de esa cadena y que tenemos que salir afuera, a la zona de facturación. Dejadme que os recuerde que en los Países Bajos todos los bancos han llegado a acuerdos y puedes usar los cajeros de cualquier otro banco sin pagar comisión al menos una vez al día y si quieres usarlo más veces entonces debes buscar uno de tu banco. También aprovecho para recordaos también que mi banco NO me cobra comisión por sacar dinero en NING?N CAJERO DE EUROPA, sea del banco que sea. Eso es buen servicio y lo demás es bobería.

    Me dejaron la tarjeta a mí y su número secreto y yo salí, encontré el rincón perdido de la terminal en el que estaban los cajeros de todos los bancos que no han pagado por la exclusiva, saqué el dinero y volví a pasar la cola de seguridad. Después nos sentamos en una cafetería a tomarnos un café y mi madre ve un Kiddy?s Club enfrente y sale disparada a mirar y comprar cosas para sus nietas. La mujer se priva cuando ve una tienda y yo y mi padre nos quedamos cuidando las cosas y aprovechando para descansar. Un rato más tarde vemos a dos policías corriendo y mi madre poco menos que dando saltos. Lo que me vino a la cabeza fue: Ya la pillaron afanando cosas en la tienda. Lo juro. Lo de que sea cleptómana es algo que me puedo creer porque yo de joven era un lince para birlar libros y discos de ciertas cadenas de grandes almacenes y de algún lado me debe venir ese arte. Fui a mirar lo que sucedía. Mi madre estaba abanando a la dependienta, la cual estaba sentada y más pálida que un folio en blanco mientras los de seguridad avisaban a un médico. A la joven le había dado un jamacullo y se había quedado transpuesta. Mi madre por supuesto se quedó en el lugar para dar instrucciones precisas a los sanitarios y cuando volvió nos lo contó todo. Lo único que le reprochamos fue que no hubiera aprovechado para desvalijar la tienda, que con la única dependienta fuera de juego lo tenía fácil y la máquina que quita las protecciones magnéticas está en el mostrador.

    Esa fue la anécdota del aeropuerto. Después esperamos la salida de nuestros aviones y nos despedimos siguiendo cada uno su viaje por su lado. Al subir al avión y saludarnos las amables azafatas me enteré que el avión que me llevaba de vuelta a Holanda era el mismo que me había traído, ese que tiene de nombre Vueling voy, Vueling vengo e iba sentado exactamente en el mismo asiento. Curioso. Vueling tiene una flota que ya es bastante considerable y lo de que repitas avión no es algo que suceda fácilmente. Me gusta que en lugar de la cutre revista que tienen muchas compañías aéreas ellos te pongan en la bolsa situada frente a tu asiento la revista Cinemanía, es un buen detalle. El viaje de retorno fue pasado por viento, con meneíllos de esos que ponen nerviosa a la gente. Pasamos sobre París y pude ver perfectamente toda la ciudad, la torre Eiffel iluminada y el río Sena. Precioso. En Schiphol mi maleta salió la última. Supongo que tuvo algunos problemas con los chuchos que husmean la droga, que se encapricharían con mis butifarras y demás. Esta vez no tuve problemas con los trenes y volví a casa sin más problemas.

    Technorati Tags: Viajes, Vueling

  • 120 Wall Street

    13 de marzo de 2007
    120 Wall Street

    120 Wall Street, originally uploaded by sulaco_rm.

    Cuando llegué a Nueva York nunca pensé que podría enamorarme de una ciudad pero así ha sido. No hay rincón que no sea bonito ni edificio que no reclame a gritos una foto. En el lado de Manhattan, al final de Wall Street tenemos el 120 Wall Street, un precioso rascacielos construido en 1931 de treinta y una plantas. En cualquier otra ciudad sería un edificio impresionante pero aquí está rodeado por unas moles tan grandes que lo hacen aparecer minúsculo. Tiene una forma piramidal que le da un estilo muy peculiar.

    Si quieres ver otras fotos del viaje a Nueva York las puedes encontrar en el álbum de fotos de Nueva York y si quieres leer el relato de dicho viaje, comienza en Desde Washington a Nueva York

  • Vueling voy, Vueling vengo

    12 de marzo de 2007

    No hay dos experiencias de viaje iguales. Siempre sucede algo que hace que cada vez sea distinta. Mi viaje a Barcelona comenzó con tiempo suficiente. A fuerza de viajar uno aprende que mejor aburrirte dos horas en el aeropuerto que perder el vuelo, sobre todo cuando tienes billetes cuasi regalados que no te dan derecho a nada si no estás a tiempo en el aeropuerto. Por eso salí de casa con tres horas y media de tiempo para llegar al aeropuerto tranquilamente. Normalmente es un viaje de cuarenta y cinco minutos, con diez minutos en guagua, comprar el billete de tren y esperar a que salga el siguiente Intercity que te lleva directamente en media hora.

    La parte de la guagua funcionó muy bien. Llegué sobradísimo y cuando subí al vestíbulo principal de la estación de Utrecht me encontré una muchedumbre bulliciosa y todos los carteles llenos de mensajes en rojo. ¡Desastre! En una de las pantallas decían que por culpa de un fallo en un ordenador el sistema informático se había desconectado y casi no había trenes saliendo o llegando a la estación de Utrecht, la más importante del país. También decían que los retrasos eran de al menos una hora y que miraras las pantallas de información para averiguar que trenes llegaban y salían. ¡No había trenes al aeropuerto! Recomendaban ir hacia Amsterdam Duivendrecht e intentar tomar un tren allí. Todos mirábamos los paneles y tras un cuarto de hora anuncian que llega un tren que va hacia Amsterdam Central y que tendrá paradas adicionales, entre ellas una en Duivendrecht. ?ramos una muchedumbre corriendo a las escaleras, arrasando lo que se nos ponía por delante. Cuando finalmente conseguí llegar al andén el tren estaba hasta la bandera pero con suerte y constancia logré meterme por una puerta y me quedé allí mismo con mi maleta. Era un tren de los más largos y de dos plantas. Fácilmente mil quinientas personas o dieciocho mil si quien cuenta trabaja para la comunidad autónoma de Madrid o el Ayuntamiento, que como todos sabéis poseen los mejores matemáticos del mundo. El día que esos se encarguen del presupuesto del Estado nos convertiremos en potencia galáctica.

    Volviendo al tajo, el tren se llenó completamente, con gente de pie por todos lados y sin capacidad de moverte. Estuvimos otros diez minutos en la estación hasta que finalmente cerraron las puertas y arrancamos pero al no haber señalización el conductor dijo que iríamos a cincuenta kilómetros por hora. El tiempo seguía corriendo y yo cada vez veía más lejos mi objetivo de llegar a coger mi avión a tiempo.

    Pese a estar todos a una distancia de oreja contra boca allí no hablaba nadie. Esto es algo que siempre me ha encantado de los Países Bajos, este respeto por la intimidad de los otros en situaciones tan inconvenientes. En España empieza una a quejarse, tres más a recolectar firmas y los más ignorantones terminarán el viaje como miembros de los Simplones negros o similares. Aquí no, cada uno a lo suyo que para eso todos estamos equipados con un iPod.

    La primera parada era Duivendrecht y allí me bajé y corrí con medio tren hacia el andén donde paran los trenes que van hacia Schiphol. El anuncio era de una hora de retraso. Comencé a llamar a mis amigos el Rubio y el Moreno para organizar un plan de emergencia. Aún tenía media hora de margen, después de eso vendría el abismo y la desesperación.

    Yo no era el único con problemas, casi todos estábamos en la misma situación. El andén era impracticable con tantas maletas y gente mirando el reloj sin parar. En un momento determinado, quince minutos más tarde apareció un tren que no salía en las pantallas e iba en la dirección correcta. Por megafonía nos dijeron que aquel iría hacia el aeropuerto. Llegó y tuve la suerte que al detenerse el tren una de las puertas quedara frente a mí así que salté en el interior y me apalanqué en un rincón porque sabía que detrás de mi había una muchedumbre. Cuando se cerraron las puertas al tren le costó arrancar por el peso, comenzó a vibrar como si las ruedas estuvieran patinando en los raíles hasta que se movió y renqueando salimos hacia nuestro destino. Al llegar al aeropuerto había gente que directamente te empujaba para abrirse paso hacia las escaleras mecánicas, supongo que ellos estaban en peor situación que yo. Mi avión salía en una hora y podía facturar hasta cuarenta y cinco minutos antes de la salida así que todavía me quedaban quince preciosos minutos que aproveché para comprar algo de chocolate. La chica del mostrador de facturación me preguntó si pasaba algo porque no se había presentado casi nadie y le conté el problema. Después de darle un beso de despedida a mi maleta y desearle un buen viaje me fui a pasar el control de seguridad.

    A lo lejos venía gente corriendo con las maletas en nuestra dirección. Por lo visto les habían dicho que era muy tarde para facturar el equipaje y que lo tenían que llevar con ellos al avión. La teoría es sencilla, la práctica siempre resulta algo más complicada. Les dejamos colarse pero los de seguridad no tragaron y cuando las maletas pasaban y veían los líquidos los detuvieron y les plantearon el ultimátum: O dejan aquí todos los líquidos o vuelven hacia atrás y facturan las maletas. Una mujer trató de discutir con ellos pero pronto se dio cuenta que es más fácil que un musulmán le coma el chichi a que un empleado de aeropuerto suavice las reglas. Champú, laca, crema de afeitar y algunas cremas vieron su viaje interrumpido mientras nosotros mirábamos entre divertidos e indignados. Pasé el control y mi avión tenía veinte minutos de retraso así que aún me sobró tiempo para cenar en uno de los restaurantes en donde se olvidaron de cobrarme la botella de agua que compré para el vuelo.

    La experiencia con Vueling fue excelente, igual que en la ocasión anterior. Sus aviones son nuevos, sus tripulaciones son jóvenes y amables, chicas encantadoras que no llevan haciendo ese trabajo doscientos años como las dinosaurias de Iberia y que aún creen que tienen un trabajo divertido. El nombre del avión era Vueling voy, Vueling vengo y sin más problemas salimos en dirección a Barcelona. Llegamos cerca de medianoche. Fui a recoger mi equipaje a la cinta 28, la cual estaba escondida detrás de unas obras. Después de encontrarla tuvimos que esperar UNA HORA a que salieran las maletas. Eso sí que fue tercermundista. Para ir al hostal en el que nos quedábamos tomé un taxi y el hombre resultó ser un cruce entre el Fari y Torrebruno. Tenía el pelo más falso que recuerdo, parecía una peluca de payaso y no tenía ni puta idea de donde estaba la calle a la que me tenía que llevar pero eso no lo detenía y mientras conducía intentaba buscarla en un libro gordísimo que llevaba a su lado. Era una cosa un poco peligrosa porque de cuando en cuando daba bandazos pero bueno, al final hubo algo de suerte y pasada la una de la mañana llegué a mi destino, más de siete horas después de haber salido de mi casa.

    Ahora que has leído los previos puedes seguir leyendo sobre el resto del viaje en Barcelona – Primer día con Gaudí

    Technorati Tags: Viajes, Vueling

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