Intento alternar el cine más comercial con ese otro cine al que solo tenemos acceso en la filmoteca. No soy de los que buscan cine experimental u obras tan extrañas que imaginas que han de ser buenas porque no has llegado a comprender nada. ?nicamente me gusta el cine y procuro ver tanto como puedo y raramente rechazo una invitación para ir al cine. Mi amiga la Peruana me comentó que en una de las filmotecas de la ciudad estaban dando una película llamada La Science des rêves y que igual merecía la pena así que quedamos en vernos allí y acudimos desde puntos opuestos de la ciudad en bicicleta. Antes de ver la película nos tomamos un capuchino en un café muy cuco que hay al lado del cine y nos pusimos al día de trapos sucios y similares. Creo que la película en español se llama La ciencia del sueño.
Cuenta la vida de un julay mejicano de madre gabacha que se viene a vivir a la vieja Europa después de oír en el Chow de Krispina que los coños peludos europeos saben mejor. Nada más llegar a Francia consigue trabajo de puto de almanaque y se encoña con la chocha de al lado y su amiga bollera, soñando con comerles el chichi a ambas algún día. Hasta que suceda, vagará por el planeta entre sueños y tempestades sin que le importe a nadie. Al final conseguirá mojar aunque solo una galleta en el chocolate que desayuna cada mañana.
Esta es seguramente una de las películas más raras que he visto en mi vida. No tiene una trama muy lineal y después de diez minutos ya no puedes distinguir si las cosas están sucediendo realmente o en la imaginación del protagonista. Nos movemos por su mundo imaginario y por el real sin que se noten los saltos. Sus sueños y sus miserias conviven y tratan de atraerlo hacia ellos. Todo rodeado del ciego amor que siente por su vecina y que lo obliga a hacer las cosas más tontas. para conquistar su amor.
Hacer creíble un papel como este requiere un actor espléndido y lo encontraron en Gael García Bernal que borda un Stéphane inseguro y soñador. Supongo que incluso él nunca supo si estaba rodando escenas del mundo real o de sus sueños. Lo rodean unos compañeros de trabajo bastante peculiares que siempre se ven envueltos en las circunstancias más absurdas y saltan del español al francés o el inglés sin descanso. Es una de esas películas que hay que ver en versión original. Es una historia fascinante que te atrapa sin remedio y que pese a dejarte lleno de dudas e interrogantes, sales del cine contento.
No es cine para todos, solo para esa pequeña minoría que aprecia una historia contada de una forma innovadora. Olvidaros de ir al cine con descerebrados o comepollas porque os amargarán la película. Mejor solo que mal acompañado.
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