Otro de los trailers que me llamó la atención estando en España fue el de Bienvenido a casa. La noche que vi dicho trailer me puse a cambiar de canales y me encontré al director y al protagonista promocionando la película en uno de esos programas infames que todo el mundo niega ver pero que baten records de audiencia. Si ya estaba casi convencido para ir a verla, esta fue la puntilla que hizo que el último día de mis vacaciones en Gran Canaria me pegara una sesión doble y fui a verla.
La historia se puede condensar en un pollaboba que se va a la capital para vivir con la putilla que se folla y a la que deja preñada un día que se les acaba la leche y le tiene que dar dos biberones completos. El chaval no parece capaz de asumir su próxima paternidad, su nuevo trabajo como fotógrafo en una revista en la que todo el mundo parece ser friki y su paso de la alocada juventud a la paternidad con madurez. Todo esto dará para un montón de situaciones de cachondeo en las que el pobre gañán hace lo que puede por sobrevivir y salir adelante, que no es poco.
El cine español es binario. O sales del cine cagándote en todos los muertos de los que mamaron las subvenciones, o sales encantado de la vida y flipando en colores después de haber pasado un rato agradable. Esta película está en este segundo grupo. Es una comedia muy entretenida que no pretende nada más y que se deja ver sin tener que pensar en la madre de ningún malnacido. No hay complejos asuntos que nos expriman la única neurona funcional ni obsevivas historias sobre pollardones de la guerra civil, sólo hay cachondeo, buen rollito y una serie de situaciones en las que el pobre protagonista se ve inmerso sin comerlo ni beberlo y debe salir de ellas lo mejor que puede.
Dirige esta comedia David Trueba un hombre que ya tiene unas cuantas películas a sus espaldas y que sabe como mantener el ritmo y dirigir a los actores. El mérito es suyo porque en este tipo de películas se tiende al exceso y cuando se cruza esa línea solemos perder el interes, que aunque somos medio tontos nos damos cuenta de esas cosas. Aquí hay una historia simple y clara y un casting impecable para conseguir el efecto deseado. Salen un montón de rostros conocidos y están todos que se salen. Mencionar de los famosillos a Concha Velasco con la que me partí de risa y que tiene una escena de esas antológicas que se recordará por muchos años. Los dos protagonistas eran relativamente desconocidos para mí y ha sido toda una sorpresa el descubrir a Alejo Saura y Pilar López de Ayala dos jóvenes a los que procuraré seguir porque me han caído en gracia.
Hay muy poco más que se pueda decir. Es cine del bueno, entretenimiento sin segundas intenciones y esto últimamente no abunda en la cartelera. Muy recomendada para todo el que quiera echarse unas risas y guste de la comedia española.
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