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  • Molinos De Huisman y De Gekroonde Poelenburg en el club de las 500

    15 de noviembre de 2006
    Molinos De Huisman y De Gekroonde Poelenburg

    Molinos De Huisman y De Gekroonde Poelenburg, originally uploaded by sulaco_rm.

    Antes de comenzar una nueva serie vamos a relajarnos por unos días y celebrar la llegada al club de las 500 de nuevos miembros. Hoy paseamos en Zaanse Schans entre molinos centenarios y nos paramos a saludar a los molinos De Huisman y De Gekroonde Poelenburg y les damos la bienvenida al club. Ambos se pueden visitar y continúan produciendo en la actualidad.

  • Diario de Berlín – Gira turística por los grandes monumentos

    14 de noviembre de 2006

    Las búsquedas a veces nos juegan malas pasadas y aunque has llegado a esta anotación con la mejor de las voluntades, lo cierto es que esta historia comenzó en Diario de Berlín, el prólogo, después siguió con Diario de Berlín – Llegando a la ciudad y más tarde vino Diário de Berlín. Primer paseo por la ciudad.

    Nuestro segundo día en Berlín lo dedicamos a la visita intensiva de la misma. Hay varias formas de hacerlo. Si queréis ir en plan gitano lo mejor es usar la línea de autobuses número 100 que os lleva por todos los grandes monumentos del centro de la ciudad y que podéis tomar en la zona de la Bahnhof Zoo. Por descontado necesitaréis un libro con las explicaciones y mucho ojo para no equivocarse de parada. Nosotros optamos por una de las líneas de autobuses turísticos que te llevan alrededor de la ciudad y que te permiten subirte en todas las paradas. Durante el verano y los fines de semana de invierno pasan cada cuarto de hora y entre semana en el invierno cada media hora. El precio de todas es similar, unos veinte ??uros. Elegimos el City Circle Tour de la compañía Berolina porque paraban muy cerca y porque en lugar de un guía soltándote el rollo en alemán e inglés tienes unos auriculares en cada asiento con la explicación en ocho idiomas incluyendo el español y así me ahorraba el tener que traducirlo todo para mis padres. Si alguien va a tomar este tipo de tour le sugiero que empiece desde las diez de la mañana o no tendrán tiempo porque hay mucho que ver.

    La primera parada es la calle de las tiendas o Kurfürstendamm y también frente a la Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche, lugares que ya conocíamos del día anterior, al igual que la siguiente parada, que es frente al centro comercial KadeWe. Un lugar realmente interesante para pararse es el Foro de las Culturas o Kulturforum, un complejo de edificios bien bonito y desde el que se puede seguir paseando hasta el Postdamer Platz en donde la multinacional Sony demuestra su poderío con un complejo de edificios entre los que han cubierto una plaza con una estructura que semeja el volcán Fujiyama en Japón. Para aquellos que adoran la tecnología decirles que en dicha plaza Sony proporciona Internet gratuita via Wifi y también en algunos ordenadores en sus tiendas. Es por tanto una parada obligatoria para ver a la gente usando sus portátiles iBook y emocionarte hasta las lágrimas con la belleza de esas máquinas. También se puede escupir sobre los portátiles Dell y Lenovo de los chichones sin estilo. Un taxista me contó que el lugar sobre el que se encuentra el complejo era hace diez años un descampado miserable y leyendo después en mi guía me enteré que aquel lugar es el mayor despliegue de arquitectura reciente de la ciudad, con nombres como Arata Izozaki, Rafael Moneo, Richard Rogers and Helmut Jahn. Aquel lugar fue en los años veinte el centro de la ciudad y después de la Segunda Guerra Mundial acabó arrasado. Por allí han vuelto a colocar una réplica del primer semáforo que hubo en Europa. Merece la pena disfrutar de la Arquitectura de la zona y perderse entre los edificios. Desde allí se puede continuar hacia el Museo del Holocausto, el cual nos saltamos porque en este viaje decidimos evitar los museos y un lugar de visita obligada, el famoso Checkpoint Charlie, junto al que encontraréis a dos espabilados vestidos de soldados que por la módica cantidad de un euro os permitirán haceros una foto junto a ellos. En esa zona también está el pedazo de Muro de Berlín que ha quedado en pie y que han tenido que vallar para protegerlo de los desaprensivos. En la actualidad ese trozo de historia es Monumento Nacional Alemán.

    A partir de ahí cada parada de la línea de guaguas está abarrotada de monumentos que ver, tocar y fotografiar. Como no nos daba tiempo a verlos todos en un día, decidimos saltarnos unos cuantos e ir directamente al Reichstag y la Puerta de Brandenburgo. La zona está en obras, aunque ahora que lo pienso, la ciudad completa está en obras, pero sigue siendo espectacular. La cúpula de diseño del Bundestag es de visita obligada, pese a la cola que hay que hacer. Estuvimos casi una hora esperando para entrar, imagino que por culpa de los dichosos controles de seguridad. La entrada es gratuita y abren de 8 de la mañana a diez de la noche con lo que se puede organizar una visita a cualquier hora del día. Cuando subes tienes una vista alucinante de la ciudad, algo que no hay que perderse. Ya veréis las fotos cuando las vaya poniendo. La Puerta de Brandenburgo te deja sencillamente sin palabras. Puedes sentir el peso de la historia en aquel lugar. Hacen falta al menos dos palabras para hacerle justicia: Im-Presionante.

    Actualización: Cuando escribí la anotación se me olvidó mencionar que también estuvimos en el Memorial del Holocausto, ubicado junto a la Puerta de Brandenburgo, un monumento que recuerda a las víctimas del Holocausto nazi y que fue concebido por el arquitecto Peter Eisenmann. Es del tamaño de un campo de fútbol y está compuesto por una matriz de 2711 bloques rectangulares de tamaño variable y situados en una superficie ondulada. Se puede entrar por cualquier lado y la sensación que te embarga mientras te pierdes en ese bosque es una desolación absoluta, ves la luz y vuelves a sumergirte en la oscuridad, te cruzas con gente que te intercepta y se pierde por su propio camino y después de un rato te termina calando.

    Desde allí estuvimos en la nueva estación de trenes Berlin Hauptbahnhof para hacer unas fotos y verla con más calma, que el día anterior pasamos con las maletas casi sin fijarnos y después de comer algo seguimos hacia el Schloss Charlottenburg, un palacio de estilo barroco al el que la familia real alemana seguro que llevaba a las chatis para hacerles una inspección técnica e intercambiar fluidos.

    Con este paseíllo, que parece cosa de un rato, matamos el día y dejé a mis padres para el arrastre. Por la noche teníamos cuerpo de comida italiana y volvimos al Savigny Platz en donde nos dimos un homenaje de cuidado en un restaurante italiano por cuatro perras gordas. Se me ha olvidado comentar que para almorzar comimos Currywurst en un puesto callejero. Me sorprendió que en muchos de esos puestos cocinan con carbón y la comida es deliciosa. También compramos castañas asadas pero los precios son abusivos, dos euros por cien gramos (y te las pesan). Mi madre casi le da dos hostias a la vendedora porque nos quería quitar una de la bolsa por pasarse un poco del peso.

    Llama la atención la limpieza obsesiva de la ciudad (al menos de la zona turística) y lo bien organizado que está el transporte público. Tienen autobuses de dos pisos, como en Dublín o Londres. A mí me llaman la atención porque en Holanda se estilan los alargados con un fuelle entre las dos (o tres) partes que los forman y no los hay de los de dos pisos. En nuestro hotel tenían Wifi pero no les funcionaba así que no pude usarla. La risa máxima vino cuando el sistema me redirecciona a la página para registrarte. Edito la URL de la página y acabo en la página de administración del sistema que me pide un usuario y contraseña para entrar. Escribo admin – admin y estoy dentro. Eso es seguridad, sí señor, eso es buen hacer profesional por parte de la empresa que lo instaló. Reinicié el router pero el problema era de otro tipo. Por si acaso me creé un usuario y un abono indefinido aunque no lo pude usar porque no llegaron a arreglar el sistema en los días que pasamos allí.

    También decir que en la esquina de mi calle había un Dunkin’ Donuts con un EasyInternetCafe. En realidad estaban por toda la ciudad, son como una plaga. Me saqué un abono en uno de ellos por dos euros y con ese dinero navegué todos los días que estuve allí, un ratillo de cuando en cuando para mirar el correo y responder a los insultos en mi bitácora y eso que se hace cuando eres adicto.

    Aquí concluye un nuevo capítulo pero no te apenes, solo tienes que saltar a Diario de Berlín – Crucero en barco y caminata al anochecer para continuar con el relato.

  • Dos preciosidades

    14 de noviembre de 2006
    Dos preciosidades

    Dos preciosidades, originally uploaded by sulaco_rm.

    Quería acabar esta segunda serie de fotos de setas con algo espectacular pero no creo que vaya a ser posible. Os tendréis que conformar con estas dos pequeñas Amanita Muscarias en la plenitud de la vida. El próximo año habrá más.

    Aprovecho para recordaros que todas las fotos de setas están agrupadas en el Álbum de Setas, una página de obligada visita sobre todo para ver las que fui publicando anteriormente.

  • Diário de Berlín. Primer paseo por la ciudad

    13 de noviembre de 2006

    Si esta es tu primera parada en este viaje hacia el futuro que nos lleva por caminos misteriosos es mi sacrificado deber el advertirte que esta historia comenzó con el Diario de Berlín, el prólogo y continuó con Diario de Berlín – Llegando a la ciudad. Quizás deberías dar un doble salto hacia atrás en la línea del tiempo y atacar la historia desde el comienzo.

    Al llegar a Berlín por tren sales en la que posiblemente sea la estación más espectacular de Europa. Recién acabada para el mundial de fútbol, es la muestra más reciente del poderío alemán. Su diseño es apabullante, con sus múltiples niveles en los que llegan y salen trenes y metros, todo acompañado de un centro comercial enorme. Al ir andando por el andén escucho por megafonía un anuncio en el que se daba la bienvenida a los pasajeros que acababan llegar en el tren procedente de Ámsterdam. Eso es tronío y clase y lo demás es bobería.

    Cogimos un taxi para ir al hotel. Mi amiga la Peruana (a la que aprovecho para felicitar porque aparece en la última campaña de C&A) ya me había avisado que los taxis son muy baratos y no merece la pena usar el transporte público y tenía razón. El taxista pilotaba un mercedes de película y en menos que cantan una folía estábamos a las puertas de nuestro hotel, el Hotel Meineke Berlin. Llenamos la ficha y nos fuimos a las habitaciones, un poco bastas pero al menos amplias y con una buena calefacción. Sin perder mucho tiempo salimos a la calle a recorrer la zona y de paso buscar un lugar para cenar. El hotel estaba en Charlottenburg, muy cerca de la estación de tren Bahnhof Zoo. Esta parte pertenecía a los aliados y era (y es) la parte comercial de la ciudad. Está junto al zoológico y la calle Kurfürstendamm, la zona de tiendas por excelencia. En nuestra misma calle estaba el Hard Rock Café de Berlín, uno de los tres únicos establecimientos de esta cadena que hay en Alemania. Como esta área no fue comunista no tiene el aspecto paupérrimo de otras zonas de la ciudad. De hecho se ve de puro lujo y lo de las vidrieras en la avenida llenas de artículos de lujo de las tiendas impresiona y aún más de noche porque no las vacían y yo pensaba en lo que tardarían en España en hacerles un alunizaje y limpiarles los escaparates de chaquetas de piel de tres mil euros, de zapatos de ochocientos y esas cosillas tan económicas.

    En Charlottenburg se encuentra el Zoo de la ciudad, un lugar de visita obligada si se va con niños y hay que entretenerlos. También está la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche o la Iglesia del conocimiento del Káiser Guillermo, un templo que fue medio destruido durante la Segunda Guerra Mundial y que han dejado como recuerdo de dicha guerra. Y por supuesto, hay tiendas. Edificios y más edificios enormes con grandes departamentos comerciales entre los que destaca el KaDeWe, una especie de Corte Inglés pero de lujo, con un traje de putilla come-nabos en la puerta que puede ser tuyo por sólo catorce mil euros. Si piensas viajar a Berlín yo te recomiendo que busques hotel en esta zona o en Mitte. Olvídate de Spandau porque está en el más allá y tendrás que usar bastante transporte público para llegar al centro.

    En la plaza de la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche hay un montón de puestos de comida callejera y también una especie de mercadillo. No sé si están allí todo el año o dio la casualidad que coincidieron con mi visita. Lo cierto es que hay mucha comida típica alemana a precios de risa, cervezas de esas enormes y todo tipo de vendedores ambulantes. Algo que hay que tener en cuenta es que en Alemania se paga fianza por todo recipiente de líquidos que se compre y al devolver el envase nos dan la fianza. Para aquellos con una baja capacidad de entendimiento aclaro: las latas, las botellas de plástico, las de cristal, por TODAS hay que pagar fianza. En los puestos callejeros te cobran hasta por los vasos y te devuelven la pasta cuando entregas el vaso. Espero que esto se extienda pronto al resto de Europa porque no se puede comparar una ciudad limpia y sin basura en las calles con los chiqueros que abundan tanto en nuestro continente.

    Este primer día lo pasamos paseando por allí y mirándolo todo con la boca abierta como buenos provincianos. Tengo unas fotos fantásticas de mis padres que nunca verán la luz en esta bitácora pero que no tienen desperdicio. Con la edad les ha dado por posar como el Dúo Dinámico, cada uno con la vista fija en algún punto perdido en el horizonte y en direcciones diferentes. Parece que he hecho un reportaje fotográfico de dos leyendas del folclore hispano. A la hora de comer decidimos hacer caso a la guía Lonely Planet y primero visitamos un lugar llamado Schwarzes Café para tomarnos un cafelito pero salimos a escape porque aquello era peor que las chimeneas del infierno, un antro lleno de gentuza fumando a destajo y donde no se podía respirar. Seguiré rezando para que las leyes europeas conviertan el fumar en un crimen castigado con cárcel.

    Para cenar elegimos el Drei en Savigny-platz, una plaza a la que acudimos cada noche a cenar porque la selección de restaurantes es fantásticas y está un poco alejado de la calle de los turistas y cualquiera que haya viajado sabe que los mejores sitios están siempre fuera del área destinado a desperrar a los viajeros. Comimos muy bien y salimos de allí con el corazón contento, el corazón contento y …

    Dimos un último paseo por la zona para ver la excelente iluminación nocturna y después nos volvimos al hotel.

    Ha llegado la hora de dar un salto en el tiempo para encontrarte el siguiente capítulo de este diario, llamado Diario de Berlín – Gira turística por los grandes monumentos.

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