Mi amigo el chino continúa siendo una fuente inagotable de conocimiento insubstancial y vulgar. Parece increíble que alguien tan poco dotado de imaginación se saque unas teorías tan exóticas de la manga y sea capaz de convencerte, no sin antes habernos batido a insultos defendiendo nuestras posiciones. Recordaréis cuando hace unos meses hablamos de las leyendas del oriente y las ideas que tiene el chino sobre el pelo, la mezcla de razas y la comida. Tras unos meses de estudio de campo, he recopilado tres nuevas leyendas que apunto en este mi diario para nuestro particular disfrute:
Sobre la comida y la fisionomía
El chino lo tiene clarísimo. Las gentes de cada raza tienen el aspecto de lo que comen. Los japoneses parecen lenguados de tanto comer pescado, con esas caras aplastadas y ese color amarillo enfermizo. Los musulmanes tienen el pelo rizado como las ovejas, por culpa de su negativa a consumir carne de cerdo, lo cual los limita mucho y los deja en manos de corderos, cabras y ovejas. El chino te dice esto tan serio y te señala a cualquier turco que se nos cruza por la calle y te dice que parecen corderos. Sobre los coreanos no le cabe la menor duda de que parecen perros, debido en gran medida a la costumbre que tienen en esas latitudes de comerse al mejor amigo del hombre. Yo nunca les he visto ese parecido, aunque sí que diré que a mí lo que me parecen son cabezudos, que son como papagüevos con esas testas de tamaño XXL. A los alemanes los ve como asalchichados debido al consumo masivo de salchichas y sobre los americanos, dice que son como vacas por culpa de su afición perniciosa a los animales del mismo nombre, de los que se comen hasta las uñas de los pies, aunque eso sí, debidamente empaquetadas como hamburguesas.
Traté de averiguar a qué tipo de animales nos parecemos los españoles, aunque no tuve éxito. Tengo muy claro que no quiere perder las amistades y que sabe que yo, con mi sencillez y honestidad, como me diga que me parezco a algún tipo de bicho que no me guste, lo dejo sin dientes del moquetazo que le arreo. Es lo bueno que tiene el talante de nuestra raza, que todo lo arreglamos expeditivamente para que nos dé tiempo a irnos de copas. También le pregunté sobre el tipo de animal o vegetal al que se asemejan los chinos, pero ahí fue aún más críptico. Parece ser que el comunismo ha borrado este tipo de rasgos de su raza y en la actualidad no se parecen a ningún tipo de animal. Creo que se ofendió bastante cuando le dije que yo les veo pinta de ratas cabezudas, pero como yo era el que pagaba las cervezas, se tuvo que joder y tragarse la rabia.
Sobre los informáticos y su legado genético
El chino sostiene que los informáticos solo tienen hijas. Se basa en estudios que se han hecho en su país y en su propia observación del departamento de desarrollo de productos de nuestra empresa. En esa planta sólo tenemos programadores, arquitectos de software y similar miasma despreciable y cuando haces una ronda y les preguntas, pues resulta que el hijoputa tiene algo de razón, porque todos los ingenieros del software decentes tienen hijas y aquellos que son harto conocidos en la empresa por no dar un puto palo al agua y ser más malos que las canciones de Georgie Dann, esos tienen hijos varones. El chino dice que es culpa de la exposición prolongada a las pantallas de ordenador combinada con las ondas y campos electromagnéticos producidos por los ordenadores. Por esta misma razón el colega ha alejado el ordenador de su sagrado cuerpo y ha puesto una especie de mampara protectora que le ayudará a tener hijos en un futuro, aunque ha llegado a rumiar algo sobre no acercarse a un ordenador durante un año cuando decida ser padre. No sé como lo hará ni si podrá sobrevivir estando tan lejos de la tecnología durante un periodo tan prolongado, pero espero poder verlo.
Ahora ha extendido esta teoría a los auriculares Bluetooth para los teléfonos móviles y dice que esas ondas tan cercanas al cerebro te reorganizan el material genético y sólo tienes corridas productoras de hijas. Como sus elaboradas ideas sean ciertas, en veinte años en este mundo no nace un macho ni de coña.
La perfecta higiene bucal
La última y más horripilante de sus teorías tiene que ver con la Coca-Cola. Según él, en su composición tiene algo maravilloso que hace que sea perfecta para limpiarte la boca, no siendo necesario el lavarse los dientes cuando se utiliza. Así que siempre que comemos juntos, se pide una de esas bebidas al acabar la comida y se pone a hacer gárgaras con la misma, tragándose los buches una vez han cumplido su función limpiadora. No hay nada en este mundo que me de más asco que esos momentos, absolutamente nada. Se me pone el vello de punta cuando lo veo que agarra el vaso de refresco, se echa un buche al gaznate y se pone a agitarlo en el mismo. Me pongo enfermo del asco. Le he explicado en repetidas ocasiones que es asqueroso y una falta de educación inconmensurable, pero parece no importarle. ?l va a lo suyo y sigue limpiándose los dientes con dicho refresco. Lo mejor es que tiene la boca que da pena, penita, pena, pero eso no parece detenerlo. A ese lo agarra mi dentista y lo deja sin dientes, porque se le están poniendo negros de tanto despreciar el dentífrico y los cepillos de dientes.
Cuando se acaba el refresco, agarra los cubos de hielo y se los echa para dentro y se dedica a chuparlos, escupiéndolos de cuando en cuando en el vaso para coger resuello y devolviéndolos a la boca para terminarlos. Tras años de entrenamiento he alcanzado tal grado de abstracción que puedo permanecer sentado a la mesa mientras practica este hobby sin enterarme, concentrado como estoy en contar las líneas del estucado de las paredes. Espero que algún día se de cuenta de lo estúpida que es esa idea …