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  • Decisiones catastróficas

    20 de noviembre de 2005

    Me levanto el sábado por la mañana dispuesto a comerme el mundo, el universo y lo que se me ponga por delante. Después de un frugal desayuno decido que ya va siendo hora de reubicar cosas. Me doy un paseo por mi reino y elaboro un documento con las conclusiones de la visita, documento que es aprobado en sesión sumarísima y por unanimidad por el comité que regula mi existencia. Dicho comité está formado por un servidor y mi mismo.

    Mi PC debe emigrar. No merece estar en la planta baja junto a mi cocina de diseño. No da la talla. Lo arrastro hasta el segundo dormitorio. Cuesta un huevo mover estos trastos llenos de cables y esa silla con ruedas que pesa una jartá, como diría alguna intelectual. Ahora que tengo el PC en la planta alta, el portátil lucirá mejor en su descuidada ubicación en el salón, tirado sobre el sillón o en cualquier otro lado.

    Tras acabar con el ordenador decido afrontar el tema de la ducha. Desde el día anterior la conexión de la manguera de la ducha pierde un huevo de agua. De hecho casi no me pude duchar el viernes porque no me llegaba el líquido. La razón de estos problemas está clara. Mientras la cocina se ha estado haciendo la ducha ha funcionado como fregadero improvisado y la manguera ha debido decir basta. Aprovecho y meto un inciso para informar a familia e interesados que el miércoles vendrá el trabajador que se encarga de estas tareas y además de terminar las instalaciones, pondrá los azulejos, aunque aún no los he comprado (lo haré el lunes por la tarde, así que no nos agobiemos ;-)). Busco las herramientas, desmonto el engranaje, le pongo cinta de teflón y al volverlo a montar ya no pierde agua. Me doy dos palmadas a mí mismo por estas nuevas funciones que soy capaz de ejecutar. Quien me iba a decir a mí que valgo para la fontanería, si casi que parezco un McGyver cualquiera.

    Estoy en esas cuando me acuerdo que la calefacción está haciendo bastante ruido. Como sé que el calentador es muy viejo y está dando problemas, compruebo la presión y veo que está casi a cero. En el baño está el chisme para realizar esta tarea y anteriormente había visto a mi vecino volver a meter agua en las tuberías. Dentro de tres semanas ya no tendré este problema, momento en el cual me instalarán un nuevo calentador que además de costar más de dos mil euros me debe permitir el ahorrar un treinta por ciento de energía y hacer mi vida más feliz y agradable. Es lo que tiene el dinero que con poco que te gastes mejoras tu calidad de vida. Vuelvo al sistema de distribución del agua a los radiadores y decido que yo puedo hacer la tarea. Agarro más herramientas, cojo un balde para que no caiga agua en el suelo y me pongo a ello. Decir que anteriormente me había duchado para comprobar que mi tarea previa había dado los resultados esperados.

    Estoy junto al chisme ese, con mi ropa de los sábados. Quito un tapón que tiene por la parte de abajo y enchufo la manguera. Abro el agua y la aguja comienza a moverse en la dirección adecuada. Cuando alcanza la presión que debería tener cierro el agua, quito la manguera y entonces se fue todo al carajo. Toda el agua que había metido en las tuberías salió de vuelta bañándome por completo y poniendo el baño como una piscina. Mis intentos de parar el diluvio resultaron en salpicaduras de agua hasta el techo. Aquello fue una catástrofe de proporciones dantescas. Quedé ensopado de arriba a abajo. Se me cerraron todas las chacras del mosqueo que me cogí. Después de secarme me cambié de ropa y me senté a estudiar la pieza que había quitado para introducir la manguera. Hasta donde yo recuerdo el vecino lo único que hizo fue exactamente lo mismo que yo así que no veo por qué no ha funcionado. Mirando el jodido tapón veo que parece estar dividido en dos zonas diferenciadas. Agarro más herramientas y efectivamente, se separan y entre ambos lados parece existir una válvula de estas que solo dejan pasar en un sentido. Me doy de cabezazos contra la pared y tras colocar la pieza en el sistema apretándola bien, enchufo la manguera a la misma y decido achicar agua antes del segundo intento que uno nunca sabe lo que puede pasar. Con el baño seco y todo preparado abro el grifo y allí no pasa nada. Le meto candela y sigue igual. No entra agua. Miro de nuevo todo y sigo creyendo que aquello debería ir de ea forma. Lo desmonto y lo vuelvo a montar pero el resultado es el mismo. Cojo de nuevo la pieza y la miro desde un millar de ángulos distintos.

    Tras recalentar mis escasas neuronas tengo un momento de iluminación y elaboro una teoría. Si no aprieto muy fuerte la pieza al conectarla entonces dejará pasar el agua pero si la fijo bien firme en su interior hay algo que la bloquea y no deja pasar el líquido. Es solo una teoría pero cosas más raras se han visto. Vuelvo a poner el cachivache sin apretarlo mucho, conecto la manguera y agarro un par de trapos de cocina para protegerme de las salpicaduras. Le meto caña y aquello empieza a funcionar. El agua entra nuevamente en el sistema y veo como la aguja vuelve a subir indicando el aumento de presión. Me hago un baile allí mismo para celebrar este gran éxito para la humanidad y cuando alcanzamos la presión previst, cierro el grifo y rezo un padre nuestro. Ya sé que es malo de pedir y mucho peor de rogar pero a ver si alguien por ahí arriba se apiada de mí y puedo completar la tarea.

    Está claro que no era mi día. Justo antes de quitar la manguera veo que en la parte superior hay una especie de botón. Pienso y no consigo acordarme si mi vecino lo pulsó pero me digo a mí mismo que si lo pusieron allí será por algo y que mejor le doy al puto botón para no volver a cagarla. Cruzo los dedos, tomo aire y pulso la jodida pieza de plástico. Tremenda cagada. Era una válvula de seguridad intuyo que para aliviar la presión cuando pones demasiado y lo único que conseguí fue que un chorro de agua me diera en la cara y volviera a pringarlo todo. Me acordé de todos los muertos del hijoputa que inventó la fontanería. Lo sequé todo, me cambié de ropa por tercera vez y quité la manguera, aunque primeramente apreté el otro tornillo para asegurarme de que no se salía el agua. Funcionó. Por fin tenía presión en las tuberías de la calefacción y de propina me di tres duchas, dos de ellas con ropa puesta.

    En ese momento me llama el turco para decirme que cree que ha vuelto a perder las llaves y le cuento mis penas. Hay que ver que mala es la gente, el cabrón se rió a mi costa todo lo que quiso. Quedamos para esa tarde y visto mi éxito como manitas decidí volver a mis computadores y mis sobrados conocimientos informáticos y dejar estas aventuras para los que puedan o quieran arriesgarse.

  • Escalera de setas

    20 de noviembre de 2005
    Escalera de setas

    Escalera de setas, originally uploaded by sulaco_rm.

    Esta debería resultaros familar. Aquellos con limitaciones evidentes para el reconocimiento visual pueden mirar a la parte de arriba de la pantalla y fijarse en la imagen que ven.

    Nota: Me acabo de dar cuenta que ayer por la noche se superaron las ciento cincuenta mil visitas en el StatCounter. Lleva funcionando desde el diecinueve de Enero así que más o menos cubre la gente que ha pasado por aquí este año. Felicidades a todos.

  • El cambio – I switch

    18 de noviembre de 2005

    Podría decir que ha habido muchas razones para el cambio e imagino que varios de mis amigos jamás podrán comprenderlas. Al principio fue mi iPod mini. Llegó y se adueñó de mi vida. Me descubrió que se puede tener un dispositivo exquisitamente hermoso y que además da de bofetones a cualquier otro cachibache que tengo o he tenido. Fue una sorpresa el comprobar que la tecnología puede ser amigable. En mis manos tenía un dispositivo simple y que hace lo que yo quiero sin complicaciones. iTunes en combinación con el iPod mini es un equipo imbatible. Una vez mi música estaba bajo control el virus de la facilidad de uso se apoderó de mí.

    Y si había algo más. Y si es posible tener un ordenador que está a tú servicio y no algo que no te da más que quebraderos de cabeza. ¿Y si…? Entro en el web de Apple y comienzo a leer sobre sus ordenadores portátiles. Me quiero comprar un ordenador nuevo y decido traicionar todas mis creencias y darles una oportunidad. me gusta lo que leo y un sábado me voy a una tienda Apple en Ámsterdam. Desde que entré nos enamoramos el uno del otro. Doce pulgadas, blanco, tan hermoso que te dan ganas de comértelo y con una manzana mordida en la cubierta, manzana que brilla cuando lo usas. Me sorprendió la interfaz de usuario. Fue tocarlo y sabía como manejarlo, todo estaba en el lugar al que uno acudiría a buscarlo de una forma natural.

    La decisión estaba tomada. Hace tres semanas llegó a mi casa. Desde que lo encendí supe que nos querríamos con locura. Me preguntó mi nombre y un par de cosas más y me dijo que sabía que tenía una red inalámbrica en mi casa. Me pidió la contraseña y se conectó a la red. No tuve que hacer más nada. Me dejó con la boca abierta. El año que llevo usando mi portátil HP en el trabajo la puta configuración de redes inalámbricas me ha traído loco y ahora resulta que alguien pensó que se podía hacer más sencillo. Pasamos las primeras horas juntos conociéndonoes. Me leí todos los manuales para saberlo todo de mi nuevo más mejor amigo. Es tan simple de usar que asusta. Uno no tiene que tener avanzados conocimientos de informática, uno no tiene que acojonarse por miedo a meter la pata. El iBook vela por tí y sabe que debe ayudarte. Trae todo lo que necesitas y más.

    Cuando empecé a emigrar me quise traer el software que uso habitualmente. No hubo problemas. Firefox, Thunderbird y Open Office funcionan perfectamente en este entorno. Lo siguiente que me maravilló fue la instalación de aplicaciones. Sencillamente las descargas, agarras el icono de lo que quieres instalar y lo dejas caer en la carpeta de aplicaciones y el sistema hará algo mágico y quedará instalado. Todo sucede en algún lugar lejano, uno no es consciente de nada. Para desinstalar es igual de sencillo. Te vas a la carpeta de aplicaciones, agarras lo que quieres desinstalar, lo tiras en la papelera y el sistema se encarga del resto. Eso es una interfaz amigable, eso es usabilidad, eso es lo que llevamos esperando años y años y años sin que suceda en el sistema operativo más popular.

    Descubrí boberias como esta que ahora me parecen tan normales porque las uso todos los días pero que cuando llego a mi trabajo y tengo que usar mi PC o cuando uso mi viejo equipo en casa echo de menos. Hace un año si alguien me dice que yo estaría aquí alabando a mi Apple no lo habría creído. Estoy tan satisfecho que tan pronto como aparezcan los equipos con procesador Intel creo que me compraré un Mac mini y mandaré al carajo mi equipo de escritorio. Emigraré completamente a una plataforma que está a años luz del resto de alternativas del mercado. Y no creo que lo lamente.

    Uno de los mitos es el de escasez de aplicaciones. Este siempre lo he oído de gente a la que le encanta probar cada día diez programas nuevos aunque jamás los volverán a usar. En mi caso las aplicaciones que yo uso están disponibles en ambas plataformas, son gratuitas y funcionan perfectamente. Incluso los jueguillos que me gustan funcionan en mi nuevo iBook. Yo en el PC únicamente juego a chorradas del tipo de Bejeweled que ya me he instalado. Para el resto tengo una PS2. Lo mismo pasa con mi música. Ya la he transferido y ahora puedo conectar mi iPod mini y sincronizarlo con mi iTunes.

    ¿Estoy contento? Rotundamente sí. Creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Tengo un ordenador que en todo este tiempo sólo ha usado el ventilador una vez durante cinco segundos, un equipo que tiene una batería que dura seis horas, que se conecta a redes inalámbricas sin ningún problema y que está pensado para que lo use sin que tenga que complicarme la vida. Tengo herramientas potentísimas para sacarle partido y puedo conectarme a mi PC de escritorio y compartir carpetas sin problemas. Moví todo mi correo desde el PC al iBook sin un solo incidente gracias a la compatibilidad de los perfiles del Thunderbird. Lo único que tuve que hacer fue cambiar una línea en un fichero de configuración. Por poder, hasta puedo conectarme remotamente a mi viejo equipo y hacer todo lo que necesito allí sin tener que abandonar este cómodo entorno lo cual me hace pensar que mi viejo PC acabará encerrado en el cuarto bajo la escalera, fuera de la vista de todos.

    ¿Lo recomiendo? Es una decisión personal. Para la mayor parte de los usuarios, especialmente aquellos que tienen pocos conocimientos, creo que es un movimiento bastante inteligente. De golpe y porrazo le dices adiós a los virus y a los quebraderos de cabeza. Como esta es una plataforma no muy popular está a salvo de dichos ataques. Próximamente llegarán los equipos con procesadores Intel y además de caer los precios es muy posible que aumente su popularidad. Lo que arrastra a la gente cada vez más a comprarse un equipo de marca Apple es lo mismo que me llevó a mí. Existe una alternativa a Windows que no es para Geeks sino para usuarios finales, que antepone la facilidad de uso a todo lo demás yen la que se ha cuidado todo, incluso su aspecto exterior.

    Estas son las razones por las que he cambiado, los motivos de mi switch al Mac OS X. Como usuario avanzado de Windows, sistema del que hago varias instalaciones cada semana en todas sus variantes y del que sé más de lo que me gustaría, me parece todo un lujo el saber que cuando llego a casa hay un equipo robusto, simple y servicial esperándome. Atrás, en la oficina quedan mis libros para la certificación de Microsoft y mis problemas con dichos equipos.

    Si estás pensando en comprar un equipo y se te ha pasado por la cabeza el hacer el cambio, te aconsejo que te pases por una tienda Apple y les eches un vistazo, que hables con los empleados y que te enseñen los equipos. Quizás seas tú el próximo o la próxima en unirte a nosotros.

  • Setas en canelo

    18 de noviembre de 2005
    Setas en canelo

    Setas en canelo, originally uploaded by sulaco_rm.

    Parecen paracaidistas llegando a un gran campo de césped. Se puede oler la humedad de este rincón perdido en el Hoge Veluwe, el más espectacular de los parques naturales holandeses y en donde Van Gogh se mezcla con árboles centenarios, esculturas de avanzado diseño y bicicletas blancas. Quien no haya pasado al menos un día en ese parque y no haya recorrido alguno de sus circuitos con las bicicletas blancas no puede decir que ha estado aquí.

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