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  • La conexión

    25 de mayo de 2022

    Hoy viví una experiencia que seguramente podría archivar como religiosa, definitivamente mística. Aunque yo vi Top Gun (Ídolos del aire) – Top Gun en el año de su estreno, gracias al cine digital y tal y tal la volví a ver cuando la reestrenaron UNA SOLA VEZ en el año 2016, como quedó constatado en mi anotación sobre ese clásico y por culpa de la pandemia podemita y truscolana, hemos tenido que esperar dos años, dos putos años, para ver la segunda parte, de la cual puedo anticipar y anticipo que hablaré el fin de semana, ya que cumple con la condición para saltarse la cola y tendrá la máxima puntuación y además, para cuando hable de ella, no la habré visto una vez, ni dos, ni tres veces, en el momento en el que aparezca la anotación yo la estaré viendo por cuarta vez en el cuarto día después de su estreno.

    Vamos ahora al tema que realmente quería tocar y que estoy seguro que ya he tocado en alguna anotación anterior, que la desventaja de tener doce mil setecientas cincuenta y tres anotaciones en el mejor blog sin premios en castellano es que ya está todo dicho al menos dos veces. Podría haber ido a ver la película anoche, pero para mi primera vez quería que fuera muy pero que muy especial y compré entrada para verla en la sala 4DX y si alguno no sabe lo que es eso, que lo busque, pero básicamente son salas con unos asientos especiales y motorizados en las que a la imagen se añaden efectos en la sala, como el movimiento de las butacas, aire, vibraciones, agua, nieve, niebla, relámpagos y hasta olores, entre otras cosas y convierten la película en toda una experiencia. Me vuelvo a desviar del tema así que vamos al tercer párrafo y ya no me desvío.

    En nuestra memoria hay cosas grabadas a fuego, recuerdos que nos marcaron y que tienen un efecto instantáneo sobre nosotros. Yo desde siempre he adorado el cine y lo vivo como una experiencia muy intensa, me gusta pasar miedo en las películas de terror, me gusta descojonarme en las comedias, llorar a moco tendido en los dramas y angustiarme en las persecuciones y agitar la pata como si fuera un dictadorzuelo joputa asesino ruso que se merece que le maten a toda su familia mientras él lo ve y después lo degüellen y tiren en una granja de cerdos para que se lo coman. Ya he dicho que en las películas de la Guerra de las Galaxias, cuando comienzan, que todas empiezan de la misma forma y suena la fanfarria de John Williams y salen esos cutre-títulos de crédito que suben por la pantalla, yo, sin ni siquiera leerlos, me echo a llorar, algo salta dentro de mí que provoca la reacción instantánea e incontrolable, está ligado a muchísimos recuerdos fabulosos de cuando era niño y toda esa emoción aflora igualmente. Me sucede también con la película el color púrpura de Steven Spielberg, que tiene una escena, una sola escena, cerca del final, que me hace llorar más que una plañidera profesional, se me desbordan los ojos y lloro con ganas y cuando estudiaba en la universidad y hacía exámenes, los amigos siempre me preguntaban por la película que había visto el día que hice el examen, porque sabía que si veía Aliens: El regreso, el examen me había salido bien y si elegía el color púrpura, mejor no hablábamos del tema. Curiosamente, Aliens: El regreso y Top Gun (Ídolos del aire) – Top Gun son del mismo año y ambas las vi en los Estados Unidos mientras pasaba el verano allí. Cuando hoy comenzó la película que continúa Top Gun (Ídolos del aire) – Top Gun y que seguramente se puede llamar una segunda parte, aunque con la distancia tan grande entre ellas como que no pega, bueno, cuando comenzó y para hacerlo eligieron poner la misma música, el himno de Top Gun de Harold Faltermeyer, la misma música, con el mismo texto en pantalla, comenzando la película exactamente de la misma manera, ese fusible que provoca estas reacciones emocionales vinculadas con recuerdos pasados se disparó y yo lloro en el inicio de la película, toca fibras dentro de mí que saturan por completo el sistema emocional y lo desbordan y se que mañana o el viernes o el sábado, cuando vaya a ver la película de nuevo, esa reacción se repetirá en cada ocasión. Uno de mis amigos, que según él no lloraba en el cine porque eso era cosa de débiles y que flipaba y me miraba cuando yo me descomponía emocionalmente a su lado, finalmente le llegó su hora cuando fuimos a ver Cinema Paradiso y en un punto determinado de la película, que es un clásico que todo el mundo debería haber visto no una, sino varias veces, se echó a llorar desconsoladamente a mi lado mientras yo llevaba ya un rato llorando y si no es porque todo el mundo en la sala estaba igual o peor, habríamos montado un numerito en el cine. Años después, cuando yo ya había emigrado a los Países Bajos, en unas vacaciones navideñas en las que lo vi, estábamos cenando con su esposa, que no nos conocía en aquella época ni sabía de nuestra existencia y me regaló la película en DéuVeDé y su mujer flipó porque los dos prácticamente nos echamos a llorar en el restaurante y ella era incapaz de comprender que el día que vimos esa peli juntos en el cine, ese día se marcó a fuego en nuestras almas y el mero hecho de tener aquel objeto en las manos desempolvaba y sacaba a relucir aquel recuerdo fortísimo y nos descomponía a ambos. Desconozco si mi amigo le llegó a explicar más tarde a su mujer la razón para aquello que vivió incrédula y alucinada.

    Me alegra enormemente saber que tengo una nueva conexión emocional a algo del pasado y que puedo ver la nueva película de Top Gun y regresar, en mi kabezón, un montón de años hacia atrás en el tiempo.

  • Cuatro islas del archipiélago de las Similán

    25 de mayo de 2022

    Seguimos saltando por las islas Similán y hoy miramos hacia atrás mientras el barco iba a su siguiente lugar para bucear y tenemos no una sino al menos cuatro de las islas grandes y uno o varios islotes. Creo que el que vimos ayer es el tercero contando por la derecha y la segunda es la que tiene playa y a la que vienen los turistas a pasar el día y se pueden ver las motas que son los barcos, que allí no se llegua con una falúa pequeña, son barquillos grandes porque el archipiélago está a unos kilómetros de la costa. La barquilla que aparece en la foto la arrastraba nuestro barco y creo que la llegaron a usar en alguna ocasión, pero no era para bucear, ya que tenía una plataforma grande en la parte trasera y desde allí saltábamos al agua y por allí subíamos al barco de vuelta.

  • La marabunta dominguera

    24 de mayo de 2022

    El domingo por el mediodía, en lugar de la caminata habitual, decidí ir hasta una de las macro-ferreterías que hay cerca de mi casa y que hacen que los Leroi-Rasputín españoles parezcan tienduchas de barrio. En total hay tres gigantescas y una enorme, todas prácticamente unas al lado de las otras porque aquí se hacen estos parques comerciales y todos saben que sí estás junto a las otras, la gente vendrá con más ganas porque así pueden ir a todas y comparar y ver quién es el que tiene el precio más bajo de verdad. Es como con los supermercados, que en Holanda suelen verse a pares o tríos, por la misma razón, en mi barrio tenemos dos grandes separados por cien metros, el Lidel está también acompañado por otro y en los centros comerciales casi siempre hay dos, quizás tres, aunque también es cierto que un supermercado en los Países Bajos es más supermercado y no tiene la mitad de su tamaño en pasillos de venta de ropa, electrodomésticos, muebles y demás, como en España, en donde en algunos de ellos la comida parece ser algo anecdótico y empujado al final y antes de llegar a la susodicha tienes que caminar por pasillos y pasillos de otras cosas que no encajan en la definición que da la RAE de la palabra supermercado y que dice que es un Establecimiento comercial de venta al por menor en el que se expenden todo género de artículos alimenticios, bebidas, productos de limpieza, siendo el hipermercado más grande y más barato, con lo que ambas definiciones deberían ser actualizadas para decir más bien que es como un Corte Inglés pero a lo pobre y en una sola planta. Desde mi keli al que tenía en mente hay dos kilómetros caminando mayormente por Laagravenseplas Noord, lugar en el que suelo correr cuatro veces por semana, con lo que seguía siendo un paseo agradable. El objetivo era comprar un par de platos de macetas de catorce centímetros de diámetro. Salí de mi keli escuchando un audiolibro y fui andando al lugar y cuando llegué, aquello era una zona de guerra, creo que nunca o al menos no en los últimos diez años había ido en domingo porque se dice que suelen estar petados de gente pero es que era un r-escándalo del copón. Entré y busqué los susodichos, que valían menos de un leuro, los cogí y cuando me acerco a las cajas, con todas abiertas, las colas eran interminables y en la de las auto-cajas, la cola era cinco veces más larga que las otras. Me di la vuelta, volví a poner los platos en donde los cogí y me fui a mi casa sin comprar nada. Ayer por la mañana, me acerqué en un momento con la bicicleta, en lunes y aquello era otra cosa, hasta se podía respirar el aire y tenían solo un par de cajas normales abiertas y esas en las que te lo curras tú mismo, que son las que yo prefiero, sobre todo porque puedo usar el programa del super mientras voy comprando y al llegar allí, me crea un código QúeRre que escaneo y ya me sale lo que tengo que pagar sin más vainas, que es algo como que fastuoso y una de cada tres o cuatro veces activará la alarma de control, vendrá el empleado de turno, confirmará que soy honesto y pagaré y saldré de allí en un periquete, que creo que contando la ruta que hice en bici, no tardé más de diez minutos en toda la operación.

    También la semana pasada, uno de los dos supermercados del barrio reabrió tras quince días cerrado por obras, decidieron renovarlo, añadir las autocajas y darle un aspecto más moderno y un circuito de compras más inteligente, que tal y como estaba parcheado no tenía lógica alguna e ibas de un extremo al otro buscando cosas por la forma en la que las ponían, con la mitad de las neveras en el extremo por el que se entra y la otra mitad en la zona de salida, al lado opuesto y por alguna razón, siempre te equivocas con la ubicación o ellos la cambian adrede, aunque yo en ese super suelo comprar muy poco porque los veo careros y uno de los cajeros me pone de los nervios, es obeso mórbido, pero mórbido total, como de doscientos kilos, es antipático, cree que la pandemia truscolana y podemita fue un invento para controlarnos y ni está vacunado ni se ponía mascarilla y como a nadie le cae bien pero no lo pueden echar porque las leyes protegen a la gente así, resultaba que siempre que ibas a pagar había una cola eterna en las otras cajas y la de él vacía o solo con un cliente porque todos lo evitamos como a las enfermedades sexuales truscolanas, que hay muchas. Ahora con las autocajas supongo que será más evidente la huida de todo el mundo de este chamo y como con el peso y la masa que tiene no creo que lo puedan tener de pie en la zona de las susodichas, probablemente no lo volveremos a ver nunca más y todos rezamos y les pedimos a nuestros dioses que descargue un par de rayos, quizás tres sobre esa masa enorme y alivie nuestro sufrimiento. Aún no me he pasado por el supermercado a noveleriar y debo ser la única persona del barrio, que el día que lo reabrieron, el jueves de la semana pasada, regalaban trescientas tartas a los primeros trescientos clientes y abrían a las siete y media y me dijeron que aquello parecía un aeropuerto europeo cualquiera estos días, que están todos igual de colapsados. Todo por un puto pastel que se compra por unos leuros y que tiene una lista de ingredientes que es más que suficiente para una serie de terror de dieciocho episodios, que lo único que les falta poner en la etiqueta es el porcentaje de los cánceres que te pueden atacar si te comes uno de esos.

  • Koh Pa-Yu o Similan 6

    24 de mayo de 2022

    Hoy vemos el islote número 6 del archipiélago de las Similán, también conocido como Koh Pa-Yu. Este no tiene playas por ningún lado pero es fabuloso para bucear y ahí bajamos a un lugar llamado al sur del Edén y puedo confirmar y confirmo que fue espectacular. Al sur de este islote hay otro con playa que es al que vienen los excursionistas a pasar el día. Una gran parte de las fotos que estamos viendo del archipiélago son panoramas porque cuando el barco tiraba el ancla (o se cogía de una boya), estábamos muy cerca y era imposible pillar los islotes al completo con una única foto.

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