Por culpa de la peste negra que surgió después de que ese hediondo criminal de pelo-fregona huyera de España tras inventarse truscoluña y se refugiara en el país con la mayor proporción de pedófilos del universo conocido, por culpa de ese surgió la plaga que está asolando el mundo y nos obliga al recogimiento y la meditación, para algunos, o a hacer deporte, trabajar desde casa y disfrutar del jardín, para otro, casualmente conocido como el Elegido o en sus otras variantes, de Uitverkorene, il Scelto o sencillamente the Chosen One. Como no quiero pasarme el día criando culo como algunos que no vamos a mentar, ahora que estoy cerca y tengo el tiempo me he puesto a practicar el paisajismo, que es como la versión pijo-podemita de nuevos ricachones de lo que antes era trabajar en el jardín. Ya comenté en su día que en otoño me deshice de todas las plantas de zarzamoras y allá en su día, ya veía lo que quería hacer en mi cabezón. En el linde al este de mi pequeño reino quería expandir el césped, que es agradecido y se cuida más o menos fácilmente. Durante las semanas de encierro he ganado una guerra contra los dientes de león y ya su presencia en el jardín es anecdótica, hace casi cuatro días que no veo una flor o una planta asomando cuando hasta la semana pasada, cada día encontraba y extraía con cuidado para no partir la raíz hasta diez o más. Como llovió varios días, la tierra se ablandó lo suficiente para hacer lo que tenía que hacer, quitar todas las malas hierbas y mover toda la tierra de la frontera del este para comenzar a prepararla para el nuevo césped. Mi vecino, que a cosas del jardín se apunta a todo y que después de dos meses encerrado está frito por hacer cualquier cosa, se apuntó a ayudarme y así, en dos sesiones, hemos preparado esa franja de tierra, que seguirá unos días más con frecuentes ejercicios moviendo la tierra para que se ventile bien. En la foto podemos ver justo enfrente uno de los manzanos, a la izquierda la parra en la pérgola y por detrás la catalpa. Hasta la catalpa llegamos en la primera fase, el martes y hoy hemos hecho el pedazo que faltaba. Además y usando la máquina de agua a presión he limpiado las baldosas y he llegado a tal punto de perfección en el jardín, que ahora lo tenemos que llamar paisajismo, que es más pijo y tal y tal. Esta misma mañana, unos amigos ancestrales de mi vecino se pasaron en bici a tomar un cafelito con ellos y el chamo, cuando entró, le preguntó al vecino si mi casa se había vendido y había gente nueva porque aquello no parecía el mismo jardín que el selvático del año pasado y con la parte delantera de la casa abandonada. Ahora, todo está en su sitio y es una sinfonía simple y hermosa, con la hierba que se mueve como un océano de norte a sur y que está salpicada de árboles y arbustos que salvo por la catalpa, que es una de mis debilidades, todo lo demás son frutales. El césped, con su escarificación, su cal, su podado y la guerra contra los dientes de león es que está mejor que nunca y si no que se lo pregunten a mi amigo el Turco, que no solo coincide con ese viejo en que mi jardín jamás había estado tan glorioso, no deja de llamarme para que lo invite para tumbarse en la hierba a tomar el sol.
2 respuestas a “Paisajeando el reino”
Te va a quedar esplendoroso, o al menos tiene pinta de eso, no tienes ningún rosal? lo digo porque te gustan las plantas con espinas y le daría algo de color…
Tuve uno y lo quité, no me convence. Mi vecino ha plantado una clemátide trepadora cerca de la catalpa, en el tramo que está con una reja abierta y está creciendo que no veas y también en su lado ha puesto dos rosales, con lo que tendré las rosas viniendo de su lado y mi césped en el mío y así no tengo que cuidar la planta. Esperemos que quede bien y hago un poco más en el lado izquierdo y la zona izquierda al fondo estoy pensando en quitar toda la hierba, que es muy vieja y está llena de malas hierbas y replantarla con el mismo sistema. Si tengo que seguir encerrado, el tiempo es algo que tengo seguro.