Pasando el día por Florencia


El relato comenzó en De paso por Bolonia

Ya dice el refranero que quien se levanta a la hora Virtuditas se mama unas colas de que te cagas y por eso, para aprovechar el día, me levanté temprano, solté lastre por cierto orificio de salida, me duché y salí para la estación de tren de Bolonia. Llegué con tiempo y me acerqué al andén número tres, en el cual debía llegar y salir el tren de altísima velocidad que me llevaría a Florencia y que era de la compañía Italo, una privada que hay por Italia y que compite con los trenes estatales

Una cosa que en mi corto entendimiento jamás he comprendido es por qué en España en los andenes de los trenes rapidillos hay cienes y cienes de azafatas que no hacen nada y en el resto del mundo la gente se busca su vagón y su asiento por su cuenta y sin más problemas. Seguro que algún día averiguo el motivo. Salimos con cinco minutos de retraso y el tren iba petado hasta la silla del retrete. No me extraña porque sus precios son mucho más económicos que el de los trenes nacionales y tienen diferentes categorías con lo que pagas según lo que quieres. En unos treinta y cinco minutos cruzamos una jartá de túneles gigantescos y cuando salimos de los mismos cagando leches estábamos a las puertas de Florencia, ciudad a la que llegaba por tercera vez en mi cortísima vida. Al salir de la estación me acerqué a la estación de guaguas, camuflada dentro del patio de un edificio y me compré un billete para ir a Siena y miré los horarios, ahorrándome las prisas de última hora. Después, fui a la Galleria dell’Accademia, lugar al que uno va solo para ver una estatua:

Los huevos de David

Los huevos de David, originally uploaded by sulaco_rm.

Michelangelo no solo ha hecho carrera como una famosísima tortuga Ninja, también sabía pintar, hacer el gotelé, encalar y hasta hacer esculturas. El hombre era un genio al que solo le faltaba contar chistes de truscolanes rastreros y pendencieros para ser perfecto. Entre sus obras maestras, que tiene varias, destaca el David, un pedazo de estatua hecha a partir de un trozo de mármol de cuatro metros de grande que es una de las obras de arte que más me impactan siempre que lo veo. Como llegué al museo antes de las nueve o dos horas antes de la hora Virtuditas, éramos cuatro gatos y no tuve que hacer cola. Un rato más tarde, la entrada parecía un supermercado venezolano el día que reciben el papel higiénico racionado. A todos nos pasa lo mismo cuando miramos a ese gigante desde abajo, los güevos que tiene nos provocan una envidia enfermiza. Son como manzanas de grandes. El modelo es que tenía que trincar a una pelleja y después de darle dos moquetazos para tenerla contenta como hemos visto recientemente en la película esa que las vuelve locas de las cincuenta pajaradas de grei, si le lefaba en la boca la tenía que ahogar de necesidad, porque con ese tamaño, debe llevar un cargamento como de medio litro de leche mangorra. Yo hasta con unos de tamaño mandarina me conformaba, es que es injusto que a ese julay le pusieran esos tan desmesurados. También injusto es exponer la obra de otros chamos junto a este clásico, es que parecen mierda truscolana pero de la apestosa.

Al salir me acerqué a la Piazza di San Marco y sucedió lo de siempre en Italia, una manifestación y una protesta, que es algo que les encanta a los italianos. Estos parecían estudiantes aunque no me quedó claro lo que querían. El vídeo lo hice justo antes de que se pusieran a gritar. Si no lo podéis ver, probad aquí. Yo lo que quería ver en el lugar es el Museo di San Marco, el cual está hecho en un convento. En teoría se debía poder entrar, pero claro, lo habían cerrado por reunión sindical hasta las diez y media, algo totalmente normal y permitido en Italia, ya que los trabajadores no pueden hacer su puta reunión sindical después de cerrar. Mientras esperaba me acerqué a ver la Basilica della Santissima Annunziata que está cerca y también la plaza que está frente a la misma y que casualmente se llama Piazza della Santissima Annunziata y en la que hay dos fuentes conocidas como Fontane dei mostri marini.

Cincuenta sombras de tortura

Cincuenta sombras de tortura, originally uploaded by sulaco_rm.

Ya con el Museo di San Marco abierto, lo visité para admirar las celdas de los monjes, la obra de Fra Angelico y un edificio que vale la pena ver. Entre las cosas que tenían expuestas me llamó la atención las herramientas que usaban hace unos cienes de años para darse un gustillo sadomasoca, hay que ver lo precursores que eran los monjes, que sin leer literatura mierdosa, ya tenían los mismos gustos que millones de pavas que hoy en día van a los cines para glorificar una historia en la que un tío trata a una tía de puta y le pega jaladas y ella tan contenta porque le regala un ordenata y un carro.

Al salir callejeé hacia la Cattedrale di Santa Maria del Fiore, il Duomo de Florencia, una iglesia espectacular por fuera y que se puede ver en el vídeo anterior (que está aquí). El baptisterio lo estaban restaurando y estaba cubierto completamente por andamimos.

Entré por supuestísimo en la catedral y admiré los frescos de la cúpula de la misma. Aunque el edificio por fuera es fastuoso, por dentro es algo espartano y como han quitado todos los bancos, se ve demasiado vacío, parece un aeropuerto español diseñado por una diva arquitecta de esas que no tiene ni puta idea de nada, pero que se las apaña para convencer a políticos y que le aflojen cientos de millones y así alimentar su ego creando edificios que no valen para la tarea que deben realizar.

Bueno, voy a cortar aquí porque si no me darán las tantas y esto va a ser eterno.

El relato continúa en La segunda parte del día en Florencia y viajando a Siena

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5 respuestas a “Pasando el día por Florencia”

  1. Pues los italianos no ponen azafatas para ahorrarse unas perrillas y que el pasaje sea mas barato que aquí, supongo yo… 🙂
    La huelga de los estudiantes era porque quieren tener a un ministro tan bueno como el Wert…jajaja
    Salud

  2. Los holandeses y los alemanes tampoco ponen pavas en el andén. Eso queda bien en la serie Cuéntame como la cagó pero resulta estúpido. Los trenes alemanes tienen una pequeña pantalla sobre cada asiento que indica si está ocupado y el trayecto en el que lo estará, con lo que sabes que te puedes sentar allí antes o después del periodo indicado.

  3. Ostrás, como los parkings en los centros comerciales, jajajajaja. Yo aún recuerdo con cariño mis viajes de estudiante en un tren petado teniendo que sentarme encima de mi propia maleta entre vagones. Cuanta gente conocí y que bien lo pasábamos. Había una chica que llevaba empanadillas que hacía su madre (que debía ser una artista), el primer día llevaba unas diez, las repartió, y tuvieron tanto éxito que los siguientes fines de semana traía por lo menos 30 para repartir. No sé ni como se llamaba, pero le mando mis bendiciones 😀

  4. Por cierto, a mi los huevos del David ni fú ni fá, pero el músculo ese que tan bien le ha tallado donde se une la pierna al torso y que, por desgracia para el género femenino y algún masculino, tienen excesivamente pocos varones así de desarrolladito, …., aish, …

  5. Ay, qué envidia de viaje. Me encanta la Anunciación de Fra Angelico de S. Marzo, una de mis obras preferidas y el David es alucinante. Envidia cochina. Me encanta Bolonia como ya sabes.